Niños checos: odio a los gitanos y preferencia por los compañeros mediocres

Foto ilustrativa: sikk.osf.cz

Los escolares checos de entre 10 y 14 años manifiestan fuertes actitudes antigitanas y prefieren hacer migas con niños que no se distancien demasiado del promedio y que por supuesto tengan el mismo color de piel, según un estudio de la agencia Scio. Los resultados alertan de la necesidad de introducir educación en multiculturalidad en el sistema educativo.

Foto ilustrativa: Jana Šustová
Si existe un problema de racismo en la República Checa ese es el relacionado con los gitanos, tal como evidencian las recientes manifestaciones antigitanas. La opinión común en la sociedad checa es que los gitanos parasitan los servicios sociales, se niegan a integrarse y tienen tendencia a convertirse en delincuentes.

Ahora, un estudio de la agencia Scio realizado en 39 escuelas del país, parece demostrar que estos prejuicios no solo se reproducen en las generaciones más jóvenes sino que pueden verse aumentados. Entre las pruebas a las que los técnicos de Scio sometieron a los escolares para detectar la presencia de actitudes racistas destaca la exposición de los niños a medios de comunicación reales, como explica uno de los directores de la compañía, Bohumil Kartous.

Bohumil Kartous,  foto: TV Barrandov
“Hicimos este experimento. A una parte de los alumnos les dimos a leer unos artículos de la prensa seria sobre sucesos criminales, y la otra parte leyó primero los mismos sucesos pero tratados por la prensa amarillista, donde se mencionaba que los criminales eran gitanos. Fue interesante descubrir que el 62% de los niños pensó después que había recibido más información de la prensa amarillista. Solo una minoría prefería como fuente de información a la prensa seria. Y de los que leyeron la prensa seria, un 23% identificaron al criminal como gitano, aunque no se mencionaba en el artículo. Lo que refleja el prejuicio general de que los gitanos se dedican a actividades criminales”.

En el mismo sentido apuntaron los resultados de una encuesta directa en la que se hacía referencia a las ahora habituales marchas antigitanas que en el país suele organizar la extrema derecha, apunta Kartous.

“Fue bastante interesante descubrir que a la pregunta de cuántos escolares apoyarían una manifestación antigitana la sorprendente cifra fue de un 40%. Y solamente el 8% mostrarían abiertamente una opinión contraria, es decir, que protestarían contra la marcha. Es algo bastante serio, porque si lo llevamos a una clase normal, donde hay digamos 30 alumnos, 12 de ellos irían a una marcha contra los gitanos y solo dos declararían abiertamente una postura contraria. Supongo que se puede llegar a la formación de una espiral del silencio, es decir, una situación donde el apoyo a una opinión es tan grande que los defensores de la opinión opuesta tienen miedo de expresarla libremente”.

Foto ilustrativa: Luděk Šmerda
Los resultados son, de acuerdo con los analistas de Scio, alarmantes, y demostrarían la necesidad de introducir en el programa educativo formación en multiculturalidad, de cara a aumentar la tolerancia de las futuras generaciones. De acuerdo con Kartous, aunque la escuela no es donde mayormente se adquieren los prejuicios raciales, sí que sería posible trabajar en el ámbito educativo para mitigarlos.

“No creo que la escuela sea la fuente primaria de estas opiniones y actitudes, sin embargo puede influir notablemente. La fuente más importante es por supuesto la familia, también juegan un importante papel los medios de comunicación. Pero la escuela es una ventana para el escolar hacia el mundo exterior, y si en ella se trabaja con estos temas, se pueden cambiar esas opiniones”.

De hecho, el estudio no se reduce únicamente a un retrato de las opiniones de los niños checos, sino que tratará de medir el resultado a medio plazo de la introducción en las aulas de formación en multiculturalidad. Esto se hará comprobando la influencia de un particular juego de mesa durante los próximos meses, como comenta Kartous.

“El proyecto no está basado solamente en un sondeo. Llevamos a las escuelas un juego de mesa que se llama Multipolis y que tiene como objetivo el desarrollo de la multiculturalidad. Esto es la relación con las personas que son de otra etnia, vienen de otra cultura o tienen simplemente otro aspecto. El proyecto es complejo, y el sondeo es solo una parte. Este último debía mostrar si este juego tiene alguna influencia en la consideración y la postura de los escolares. Por eso la primera fase de la encuesta se hizo antes de que los niños tuvieran el juego a su disposición”.

Foto ilustrativa: Filip Jandourek,  ČRo
Actualmente utilizan Multipolis como herramienta educativa unas 700 escuelas checas. Cada jugador tiene que escoger un personaje, y cada personaje proviene de una cultura distinta y tiene su propia historia personal. Para tener éxito en el juego hay que establecer relaciones con otros jugadores y colaborar para solucionar problemas.

A finales de curso se volverán a repetir los sondeos y se medirá si las partidas de Multipolis han tenido un efecto o no en la percepción de las personas de otro origen étnico. Un resultado positivo abriría las puertas a la introducción de este tipo de contenidos en el programa educativo de la República Checa.

Ni tonto ni listo, ni gordo ni raro

El estudio de la agencia Scio también retrata a los niños checos como enemigos de todo lo que se salga de la normalidad. Otra de las pruebas del sondeo consistía en identificar al amigo ideal, aquel con el que querrían sentarse en el mismo banco, asistir a actividades extraescolares o simplemente aquel con el que se podrían entender mejor.

Foto ilustrativa: sikk.osf.cz
De acuerdo con las respuestas, el amigo ideal es aquel que no se sale demasiado de la norma, que no es ni demasiado inteligente ni demasiado tonto, que no es demasiado alegre ni demasiado triste, y que a ser posible, no está gordito ni tiene un color diferente de piel. Entre las cualidades más valoradas se encuentran el sentido del humor y el no ser demasiado estudioso, es decir, el no ser lo que en España se llama un empollón.

De estos resultados se desprende que la conformidad es la base de la popularidad en un colectivo infantil, según concluye la agencia Scio, lo que supondría otra prueba más de la necesidad de educar en la diversidad.

El proyecto está financiado por los fondos estructurales de la Unión Europea y en él han participado 1.744 escolares de entre 10 y 14 años de la ciudad de Praga.


(Repetición del 12/9/2013)

Autor: Carlos Ferrer
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