Misión no tan imposible: así se encuentra un alquiler en Praga
Mientras sube el precio de los alquileres en Praga, que ya supera el de ciudades como Bruselas o Viena, y muchos aseguran que encontrar vivienda en la capital "es un infierno", un periodista de RPI nos cuenta su reciente experiencia de dar con el apartamento ideal.
El mes pasado tuve que enfrentarme al desafío de conseguir, solo y sin ayuda de nadie, un departamento para habitar en la capital checa. Los comentarios que venía escuchado no eran una ventana hacia la esperanza: “La situación está imposible”, “es carísimo”, “hay demasiada gente buscando”, “los pisos vuelan en minutos”. Sin embargo, y al menos esta ha sido mi experiencia, la de un hombre de 34 años, soltero, sin hijos, que no habla checo y viene de Argentina (pero con un pasaporte italiano), debo decir que el proceso ha sido muy sencillo. Sí, han escuchado bien. Especialmente, si hago la comparación con mi experiencia en otras ciudades, como Buenos Aires o París.
Llaves sin mucho papeleo
Para empezar, me sorprendieron los casi inexistentes requisitos que se piden para alquilar: no es necesario presentar recibos de sueldo ni garantías de caución ni garantes. Una vez visitado un apartamento, basta con confirmar el deseo de alquilarlo, pagar un depósito y el primer mes de alquiler para que nos entreguen la llave.
La agente inmobiliaria Andrea Pertlíková confirma que, en efecto, las condiciones para ser seleccionado no son complejas.
“Creo que no hay requisitos tan estrictos como en otros países. Yo diría que, básicamente, el propietario quiere saber algunos datos personales sobre el inquilino para estar seguro de quién es la persona que va a vivir en su apartamento. Luego, normalmente comprobamos si la persona está en situación de insolvencia o tiene alguna deuda. Si existe una deuda, en general esto es inaceptable. Luego, basta con pagar la comisión a la agencia inmobiliaria y un depósito, que se te devuelve cuando dejas el apartamento. Es solo un seguro en caso de que haya algún daño en la vivienda”.
Sin embargo, la especialista advierte que el hecho de no hablar checo o de, por ejemplo, tener mascotas, puede hacer que el proceso no sea siempre tan simple.
“Creo que todo depende, pero para los extranjeros puede ser un poco difícil, ya que no todos los agentes inmobiliarios hablan inglés. Además de la barrera del idioma, creo que es mucho más difícil para alguien que tiene mascotas, como un perro, porque muchos propietarios no desean tener mascotas en su apartamento”.
Para buscar opciones, Pertlíková recomienda utilizar el sitio Sreality, en donde se publica casi la totalidad de las unidades gestionadas por agencias inmobiliarias. Además, opina que no es necesario comenzar a buscar con demasiada anticipación, aunque, por supuesto, esta opción no es apta para gente que transita los pasillos de la ansiedad.
“Lo mejor es buscar el apartamento con uno o dos meses de antelación; creo que un mes y medio es lo óptimo”.
Los precios no encuentran techo
Pero no todo es tan claro como una pared recién pintada de blanco. Según un reciente estudio realizado por la plataforma Housing Anyware, que permite encontrar alquileres a distancia en múltiples ciudades europeas, los precios de Praga no encuentran techo. Con 870 euros por un monoambiente, más de 1500 euros por un tres ambientes o unos 700 por una habitación en un apartamento compartido, Praga resulta sustancialmente más cara que otras ciudades europeas, como Bruselas o Viena, en donde, en promedio, los salarios incluso duplican a los de la capital checa.
No se sabe, por el momento, hasta qué piso subirá esta tendencia, pero, como explica Pertlíková, el panorama invita a tomarse de la baranda y transitarlo con paciencia.
“Debo confirmar que, lamentablemente, los precios están subiendo y esto se debe a la inflación, a los altos precios de las hipotecas y de los bienes raíces”.
El factor suerte
Como suele decirse, la confianza sube por escalera y baja por ascensor. Volvamos a subir un par de escalones con otra historia que terminó bien. Gabriel, también argentino, logró conseguir, en unos pocos meses, primero una habitación en un piso compartido y, luego, un departamento para él solo. Para sumarle complejidad, su primer alquiler lo acordó a distancia, ya que en ese momento se encontraba en Alemania. El primer paso fue contactar al dueño a través de un grupo de Facebook. Luego, concretó una videollamada con él, antes de enviar una fracción del depósito, situación que, afortunadamente para él, no terminó siendo una estafa.
No convencido con la idea de compartir su vivienda con desconocidos, Gabriel comenzó a buscar un departamento para habitar en su cómoda soledad. A través de los sitios Sreality y Bezrealitky, envió decenas de mensajes a dueños directos e inmobiliarias y terminó yendo a visitar tres unidades. La tercera fue la vencida porque, según comenta, debajo de sus zapatos se encontraba la siempre conveniente alfombra de la casualidad.
“Para llegar donde estoy ahora, tuve muchísima buena suerte. El departemento está en Vinohrady y lo conseguí acordando directamente con la dueña. Digo que tuve buena suerte porque la mujer, que es checa, buscaba checos o personas que hablen español o italiano, no inglés. Así que la mujer habla español y, además, tiene una afinidad muy grande con Argentina, porque tiene parientes en Argentina. Gran parte de su familia emigró en las épocas difíciles de la ex Checoslovaquia, así que tuve una buena conexión. Fue una cuestión de suerte, de coincidencia. En líneas generales, no fue muy difícil de haber encontrado departamento o, en un comienzo, una habitación”.
Sin embargo, Gabriel no recomienda confiar demasiado en el azar, especialmente si uno es expatriado.
“A ver, hay que ser insistente y tener en claro lo que uno busca. De un día para otro, uno no va a conseguir, uno tiene que visitar o ver fotos, ver reseñas, intercambiar mensajes y ver qué es lo que a uno le conviene. Lamentablemente, a veces uno como expatriado está en la desesperación de querer conseguir algo rápido, pero eso no es bueno”.
Una puerta que no se puede cruzar
Desafortunadamente, las puertas de la ciudad parecen no estar abiertas a todos por igual, a juzgar por la historia de María, oriunda de Colombia. Tras meses de búsqueda junto a su pareja checa, llegó a la conclusión de que ha sido por causas racistas que sus intentos no dieron frutos.
“Mi experiencia ha sido un poco engorrosa. Terrible, a decir verdad. Estuve más de dos meses buscando apartamento, en los cuales concretábamos citas con mi pareja checa, íbamos a ver los apartamentos, pero luego de visitarlos nos decían 'Ay, mira, no aceptamos extranjeros'. Le preguntaban a mi pareja si yo hablo checo y, cuando él decía que no, automáticamente sentíamos el rechazo”.
A raíz de esta lamentable experiencia, María y su pareja se vieron obligados a tomar una decisión poco feliz.
“Nos tocó que, al final, él fuera solo a hacer las visitas. Y fue la única opción para poder rentar un apartamento aquí en República Checa, porque cuando yo iba, todo el tiempo sentía el rechazo. Me rechazaban por no hablar checo y por ser extranjera”.
Bienvenidos, hasta luego
Haciendo un esfuerzo por encontrar el lado positivo de este relato, podemos decir que ni siquiera este trato injusto y desigual fue suficiente para evitar que María y su pareja lograran, finalmente, recibir la llave que tanto anhelaban.
En situaciones menos complejas, diría que el único punto verdaderamente negativo a la hora de conseguir un apartamento es la combinación de los altos precios del alquiler con los bajos salarios checos. Por supuesto, este es un punto central y, al final, será el factor que determinará cuántas opciones entran en las posibilidades de cada candidato. Pero, en caso de contar con un salario decente, el proceso en sí de encontrar apartamento utilizando sitios como Sreality, Bezrealitky o grupos de Facebook en los que se ofrecen departamentos para alquilar, puede llevar tiempo, pero no debería resultar extenuante. Por supuesto, este es solo un testimonio. Dejamos la puerta abierta para que compartan el suyo en nuestra página oficial de Facebook.
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