El Club de fútbol Mongaguá ayuda a los niños de la calle a dejar las pandillas y las drogas
El fútbol es una herramienta perfecta para alejar a los niños de la calle de las pandillas y las drogas. Así lo ha demostrado el entrenador Lukáš Pulko en la ciudad de Ústi nad Labem.
Creado hace ocho años, el Club Mongaguá se ha convertido en un lugar ideal para que los niños aprovechen el tiempo libre en una actividad que les aleje de las pandillas callejeras y las drogas en diferentes zonas marginadas de Chequia.
El Club Mongaguá debe su nombre a la ciudad brasileña de donde proviene un amigo de Pulko, que según dijo a la Televisión Checa regaló los primeros uniformes para los jóvenes futbolistas. Las puertas del club están abiertas a todos los niños y niñas interesados en el fútbol que acepten que para adquirir formación deportiva deben cumplir con ciertas obligaciones.
“Lo más importante son las calificaciones escolares que controlo con regularidad. También tomo en cuenta el comportamiento general en la calle, más allá de los entrenamientos. La mayoría vive cerca de mi casa, en el mismo barrio, así que prácticamente me entero de lo que hacen a lo largo del día”.
De acuerdo con Pulko, los niños son disciplinados, se sienten motivados y adoran las actividades del club. Entre los logros de Mongaguá destaca, por ejemplo, que algunos de sus miembros mantienen cierta cooperación con clubes profesionales. Gracias a las actividades del club es posible detectar a algunos talentos futbolísticos que necesitarán una mayor dedicación.
El entrenador Pulko asegura que hay muchos menores interesados, pero las dificultades se deben a la falta de recursos, porque las autoridades no promueven suficientes programas para ayudar a los niños de la calle.
“Desde hace tiempo lucho por conseguir que se construyan canchas de fútbol, básquet o hockey en los barrios, y no solo en las zonas marginadas, porque creo que situaciones parecidas se viven en los grandes barrios de las ciudades. Los niños no tienen lugares adecuados para jugar. Las ciudades, el Estado y los pueblos no prestan atención al tiempo libre de los niños en la calle”.
La idea del programa fomentado por el Club Mongaguá y su fundador Lukáš Pulko demuestra en la práctica que los proyectos de personas individuales pueden prosperar y convertirse en una aportación para el beneficio de la sociedad en general. El club de fútbol para niños de la calle funciona en nueve localidades y ciudades, y su fundador se esfuerza por expandir a más lugares del país.