Mercedes Abad: La realidad no tiene que ser verosímil, pero la ficción sí

Mercedes Abad

Mercedes Abad es autora de libros de cuentos y relatos "Felicidades conyugales", "Soplando al viento", "Amigos y fantasmas", así como de la adaptación teatral de "Las amistades peligrosas" del Marqués de Sade y de artículos para El País reunidos en el volumen "Titúlate tú". Una entrevista con la escritora española, residente en Barcelona, se la ofrecemos en una edición especial de Panorama checo.

Mercedes Abad  (Foto: autora)
Su visita a Praga se realiza en el marco de un ciclo de encuentros literarios con escritoras españolas en el Instituto Cervantes titulado "Narrar el desorden". ¿Cómo es en su caso? ¿Narra el desorden o actúa bien ordenadamente al escribir?

"Yo creo que partimos todos del caos primigenio. Creo que la vida es caos, la vida es puro desorden y que precisamente porque la vida es puro desorden y pura tragicomedia y puro absurdo y puro que nos cuesta mucho entender las cosas, por qué actuamos así, por qué suceden así las cosas, creo que por eso unos chiflados nos ponemos a escribir. Es nuestra respuesta. Yo creo que escribir es muy respuesta al desorden. Es una manera de ordenar un poco las cosas dándoles forma, y así, tal vez, poder entenderlas".

Ud. se estrenó como escritora con el libro de cuentos eróticos "Ligeros libertinajes sabáticos", por el cual obtuvo el Premio La Sonrisa Vertical. ¿Qué le motivó o inspiró para escribir este libro?

"Yo creo que tenía ganas de fastidiar a mi madre. En aquel momento no lo sabía, pero luego con el tiempo he pensado que tenía ganas de fastidiar a mi madre. Mi madre es una persona muy religiosa, bastante beata. Yo era joven y tenía ganas de escandalizar. Yo creo que siempre se escribe en contra. O tal vez no siempre se escribe contra, pero contra se escribe siempre muy bien. Entonces, yo creo que quería demoler un poco, cortar el cordón umbilical con mi pasado, con un pasado religioso, de represión, de miedo, de orden, de intento de orden impuesto, ¿no? Era una respuesta un poco radical, un poco como son siempre las respuestas en la juventud. Eso es fantástico, cuando somos jóvenes no tenemos miedo ... Luego el miedo va surgiendo con los años, pero la juventud está bien, tiene ese sentimiento de impunidad, que es fantástico y de eso, yo creo que nace mucho. A ver, luego, queda muy bien decir: lo escribí contra mi madre. Pero en realidad en aquella época cuando lo escribí fue un juego, un juego divertido".

¿Cambiaría hoy algo en este libro después de volver a leerlo?

Mercedes Abad  (Foto: autora)
"Esta es una pregunta que no me hacen muchas veces y la respuesta es sí. Ya las cosas que escribo ahora nunca estoy cien por cien contenta, sólo lo que pasa es que lo doy a publicar cuando creo que nunca estaré más contenta, que si sigo trabajándolo no estaré más contenta sino que a lo mejor puedo estropearlo, ¿no? Y entonces es cuando lo doy a publicar. Pero nunca estás del todo contento de lo que haces ahora con que escribiste hace veinte años. Yo prefiero no releerlo, no lo releo, efectivamente, porque si no sentiría ese dolor o en el mejor de los casos la sensación de que eso te queda ya muy lejos y que eso lo escribía alguien que tiene algunos puntos de contacto contigo, pero no se parece del todo".

¿Y su novela "Sangre" surgió también por tener ganas de fastidiar a su madre o tuvo otro impulso?

"No. Digamos que donde quise fastidiar es en el primero, que era un libro erótico, que era como dar una bofetada en una familia muy religiosa. El segundo, creo, no parte de un deseo de provocar, sino que parte de un dolor. Parte de una situación muy dolorosa y muy intensa. Yo diría que parte de un dolor muy biográfico y es distinto. Cuando el libro fue publicado tenía mucho miedo de que me pasara algo, tenía mucho miedo de que lo leyera mi madre porque de pronto tampoco ya quería bofetear. Es un libro que yo necesité desesperadamente escribir. Y de algún modo yo creo que esa es la auténtica ruptura del cordón umbilical. O sea lo que empecé rompiendo en ´Ligeros libertinajes sabáticos´. A partir de allí mi relación con mi madre ha ido mejor. Es curioso porque a veces un libro tiene una capacidad de actuar sobre la realidad, o sea una capacidad de exorcismo. Yo creo que el arte y la vida son dos conceptos que no están separados. A veces no sabes quién imita a quién".

¿Hay algún tema qué le obsesiona y sobre el cual no puede dejar de escribir, un tema al que tiene que volver constantemente?

"Yo creo que cada escritor tiene una serie de temas. Algunos tienen muchos temas. Y otros tenemos dos temas. Yo creo que tengo dos temas que es la familia, la familia como institución represiva, como institución que aplasta al individuo, la religión asociada a la familia y también como institución castradora, y luego la amistad. Creo que en lo que escribo aparece poco el amor entre hombre, mujer, o sea la relación amorosa. Pero en cambio aparece mucho la amistad, que podría ser entre personas de sexos opuestos. Aparece mucho la amistad, ese acercamiento al otro, esa pasión que hay en el descubrimiento al otro, y la decepción que entraña el otro siempre casi sistematicamente. Y todo, yo creo, visto desde el humor. Es uno de los sellos de marca. A veces escribo cosas serias, confieso que cometo ese pecado. Cuando lo hago, lo tiro, lo borro del ordenador, lo rompo, procuro no dejar rastros".

¿Desempeña un papel importante el ambiente en el que se desarrollan las historias de sus cuentos, de su novela?

"Lo que es importante es que el lugar siempre es bastante abstracto. Como no son ni novelas ni cuentos realistas, más bien utilizo el espacio de manera abstracta. Por ejemplo, los espacios que aparecen en la novela ´Sangre´ son los mismos que aparecen en la película de Pedro Almodóvar ´Todo sobre mi madre´, auque yo escribí la novela antes. Aparece la Sagrada Familia, que sería un buen ejemplo de cómo distorsiono. La Sagrada Familia es el símbolo de Barcelona, Almodóvar la utilizó un poco como postal de identificación espacio Barcelona, el lugar de la arquitectura modernista etc. Yo, en cambio, la utilizo como símbolo religioso y como símbolo de Apocalípsis. O sea la desfiguro totalmente, deconstruyo y le pongo una carga muy distinta a la que tiene, porque la Sagrada Familia es el monumento más visitado de Barcelona. Lo convierto en otra cosa, en casi un fantasma infantil. Es lo que hago: no enmarco ni los cuentos ni las novelas en un espacio reconocible. No me siento a gusto allí. Estaría más con Kafka que no desribe, sino que construye espacios. Yo, evidentemente, no soy Kafka que más quisiera yo, pero que de algún modo el espacio es más el reflejo de lo que ocurre en el interior de los personajes y en las situaciones".

¿Debe ser una obra literaria creíble para el lector?

"Claro, siempre. Ahora que hemos hablado de Kafka. Kafka es muy verosímil. Y sin embargo, nada de eso podría ocurrir, o sea no es posible, pero es verosímil. Nos convence. Milan Kundera dice que lo que cuenta Kafka son situaciones imposibles, pero son posibilidades extremas del ser humano y que ese es el territorio de la novela en realidad, es explorar lo humano, todas sus infinitas posibilidades. La verosimilitud es importante porque si no te los crees, si tú no convences al lector, no tienes nada. Yo doy clases de literatura. Propongo a los alumnos unos ejercicios que luego se leen y analizan en las clases. Y entonces, de pronto, algún compañero o yo decimos: Oye, esto no me parece verosímil. Y los alumnos saltan y dicen: Pero si eso me ha pasado de verdad. Yo digo, bueno, entonces has fracasado literariamente porque la realidad es una cosa. La realidad no tiene que ser verosímil. Tiene ese privilegio, nos aplasta, es inverosímil, es tragicómica y a veces no te la crees. Una ficción tiene que ser verosímil. Claro, como nos sentimos amparados porque eso ha ocurrido es probable que los escritores en los fragmentos más autobiográficos no convenzamos tanto. El escritor Enrique de Hériz, que publicó la novela ´Mentira´, que me gusta mucho y que ganó un premio de la crítica, me decía yo nunca parto demasiado de lo autobiográfico, pero siempre deslizo alguna cosa. Es lógico que la ficción se nutra de tu propia experiencia y a veces hay alguna cosa muy autobiográfica en mis novelas y curiosamente esas son las que siempre los lectores me dicen que son inverosímiles y seguramente es mi culpa porque yo he trabajado esto peor porque sentía que como era verdad, ya no tenía que elaborarlo literariamente".

Ud. se dedica también a la traducción. ¿Cree Ud. que el autor es a la vez el mejor intérprete de su obra?

"No, no. Yo creo que no querría traducirme a mí misma. Siempre he intentado no hacerlo. Yo hablo y leo francés y alguna vez me han pedido que me traduzca a mí misma un cuento. Yo siempre he dicho que no. Porque, claro, yo tendría la tentación de reescribirlo totalmente. Yo creo que precisamente hay que establecer una distancia y eso lo va hacer mucho mejor. Además dicen que hay que traducir a la propia lengua, nunca al revés. Es decir yo puedo traducir al castellano, pero nunca al francés. Entonces, confío absolutamente en los traductores. Hay grandes profesionales, es una labor muy difícil, muy ingrata, porque aunque luego ponen su nombre está muy mal pagada y hay muy poco reconocimiento. Y además sólo se habla de los traductores en las reseñas para decir que está mál. En cambio, cuando está bien, que es muchas veces, pocas veces el crítico de turno dice ´espléndida traducción´. Yo creo que hay que destacar ese trabajo. Luego creo que la pregunta de si los escritores son buenos intérpretes tiene otra lectura, es decir si yo soy la mejor jueza de mi propia obra. Con el tiempo he llegado a la conclusión de que no. Yo creía que podía ser más o menos objetiva pasado un tiempo. Es cierto que cuando estás trabajando un relato, una novela es muy difícil ser objetivo. Pero yo que creo que pasados unos meses podía ser objetivo. Y luego me he dado cuenta de que el relato mío al que más cariño le tengo, sólo se lo tengo yo. A la gente no es el que más le gusta. Yo he llegado a la conclusión de que tal vez yo me dejo llevar por asuntos muy irracionales, por cuestiones muy emocionales, ¿no? Ese relato es ´Retrato de Ema en el jardín´, también lo necesitaba desesperadamente escribir. Es de las cosas que más me ha satisfecho escribir. Esto es bastante inexplicable. No tiene nada que ver con la técnica, pero es porque me toca por algún lugar".

¿Será traducida alguna de sus obras al checo?

"Ojalá, me encantaría. Los autores somos vanidosos y cuanto más gente nos lea, más contentos estamos. Ojalá hoy llegue aquí un editor y diga: oye te vamos a traducir".

Aparte de escribir libros, Ud. trabaja en los medios de comunicación, se dedica al teatro. ¿En cuál de estas áreas se siente más cómoda y siente más libertad para expresarse?

"Yo creo que el género en el que me siento más cómoda es el del cuento. Pero comodidad también quiere decir incomodidad. No hay verdades absolutas en esto. Si llego a sentirme muy cómoda al cabo de un tiempo me aburro. Con lo cual busco ponerme en aprietos, busco complicarme la vida. Yo creo que los escritores y los artistas somos gente bastante chiflada y nos gusta tener problemas, nos gustan los desafíos. Claro, si llegas a sentirte muy cómoda, quiere decir probablemente que te estás repitiendo a ti misma. Sólo si sientes que estás en aprietos, que puedes fracasar, sólo si hay algo con lo que te peleas mucho - yo creo que es bueno pelearse - lograrás ser remotamente original que es de lo que se trata. Es decir se supone cada cual se pelea por encontrar su parcela, porque su mirada sea distinta a la de los demás para tener una voz diferente. Eso hay que pelearlo. Los seres cómodos son encantadores, son estupendos, pero viven, no necesitan crear, no necesitan escribir porque no tienen ese desencaje con la realidad".

Ud. escribió también obras teatrales, pero en catalán. ¿Siente alguna diferencia al expresarse literariamente en castellano y en catalán? ¿Pasa que los idiomas le conducen, por así decirlo, por algún camino al escribir?

"Lo de la lengua es curioso. Eso también es un debate que está de actualidad en Cataluña. Kafka para mí - no sé como para los checos - es un escritor checo, no es un escritor alemán. Sin embargo, escribía en alemán. No parece que haya alguna obra interesante de él escrita en checo. Joseph Conrad también acabó escribiendo en inglés. Beckett acabó escribiendo en francés. Milan Kundera después de que se fuera de aquí también escribe en francés. Nabukov pasa del ruso al inglés. Yo creo que si alguien escribe bien en una lengua, escribirá bien en cualquier lengua. Ahora bien, yo tengo una situación lingüística un poco extraña. Yo nací en Cataluña. Mis padres son castellanoparlantes, son inmigrantes los dos, mi madre es gallega y mi padre es aragonés. Entonces claro, en casa se hablaba español. Pero mis padres me llevaron a un colegio francés y yo empecé a leer y a escribir en francés. Luego encima vivo en un país bilingüe donde hay otra lengua. Yo creo que esta situación me va a favor. Creo que las situaciones extrañas son buenas. Yo me muevo bien en las situaciones anómalas y creo que está bien porque además el hecho de conocer más lenguas te da otra perspectiva sobre la lengua, intentas forzar más la lengua. Parte de mi personalidad de escribiendo se debe a una situación lingüística rara. Además mi madre habla como un libro, con palabras muy cultas. Eso a mi me contrastaba como me hablaban otras personas. Yo hablo muchísimo catalán. A mí me fascina el catalán, me fascina el francés y si aprendiera checo, me fascinaría el checo. A mí me gustan todas las lenguas. Me gustan tanto que hace cuatro años casi al borde ya de una enfermedad mental empecé a hacer un doctorado en asiriología, hice dos años de babilonio y un año de sumerio. Cada lengua tiene palabras superies a las de otras lenguas porque son más expresivas o sea hay palabras intraducibles que aunque puedas traducir el sentido, no podrás traducir lo bien que han sido inventadas. Esa fascinación determina que me dedique a escribir y no a trabajar en un banco"

¿Qué palabras son, por ejemplo? ¿Se le ocurre alguna en castellano y en catalán?

"En catalán, por ejemplo, una cosa bonita es ´galdós´, que además es un escritor español. Hoy venía pensando en el avión que mierda de tiempo hace en Praga e inmediatamente me he respondido sí, pero en Barcelona el tiempo que hacía tampoco era demasiado galdós. ´Galdós ´ es muy bonito, tiene una musicalidad particular. Luego, por ejemplo, ´fer catúfols´ significa en catalán hacer castillos en el aire. También tiene una sonoridad particular. En francés ´degrangoler´ es una palabra que quiere decir caerse rodando. En castellano no hay nada, tienes que decir dos palabras. Yo continuamente estoy hablando una mezcla. Luego en la literatura tienes que discernir muy bien. Me gusta mucho jugar y hacer juegos con el amalgama de todas las lenguas".

¿Cómo será su próximo libro?

"¿El próximo libro? Ahora hay uno acabado. Saldrá a finales de este año o en el 2007, no lo sé. Se titula ´El vecino de abajo´. Me cuesta mucho hablar de las obras recién acabadas. Pero digamos que es alguien que a partir de un hecho cotidiano muy normal toda la vida se le hace pedazos".

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