Matylda, una robot checa y su viaje por carretera

Matylda está familiarizandose con el mundo de los humanos a través de un viaje a dedo, foto: ČTK/Černý Vít

Matylda es una pequeña robot, creada para ser una suerte de asistente pedagógica en casa para aquellos pequeños apasionados por el mundo virtual. En estos días Matylda se está familiarizando con el mundo de los humanos a través de un viaje a dedo.

Zuzana Wildová,   su hijo Kryštof y Matylda,  foto: ČTK/Černý Vít

Escuchamos la voz de Matylda, un robot humanoide del tamaño de un pequeño niño, diciendo: “La humanidad es excepcional y si logro esto seré yo excepcional”. Se refiere a su viaje en carretera el cual realiza sola y pidiendo cola.

Matylda nació en Jablonec nad Nisou, al norte de la República Checa, en el laboratorio OpenTechLab, que se dedica a la construcción de robots y también a la formación en el área de la robótica.

Matylda está familiarizandose con el mundo de los humanos a través de un viaje a dedo,  foto: ČTK/Černý Vít
Sus padres materiales y espirituales son Michal Seidl y Radka Benšová, quienes se despidieron de ella el 31 de octubre en Jablonec nad Nisou, desde donde Matylda partió en su viaje a dedo y cuyo destino final es Pelhřimov, al sur de Chequia. En su partida la pequeña robot estuvo rodeada de periodistas, sus dueños y locales, quienes se acercaron para despedirse.

Zuzana Wildová, junto a su hijo Kryštof, fueron los primeros en ofrecerle a Matylda la cola. Confiesan que se enamoraron de ella apenas la vieron por primera vez en la televisión.

"Nos la llevamos de excursión en la dirección hacia adonde ella necesita ir. La estuvimos siguiendo desde el principio y me gustó mucho".

La llegada de Matylda a Pelhřimov depende en realidad de la buena fe y voluntad de los conductores. Por eso, cuando Matylda pide cola sostiene un cartelito que dice: “No caiga en pánico”. Comenta su creador, Michal Seidl, que a través de esta robot constatará la amabilidad de la nación checa.

Matylda con su 'padre',  Michal Seidl,  foto: ČTK/Černý Vít
En realidad, Matylda no nació para ser una pide cola o autoestopista, sino como un instrumento educativo de la robótica. Además, surgió también como un estímulo para el hijo de Michal Seidl.

“Yo quería construirle un robot, como una oportunidad para acercarlo a la cibernética y la robótica. Quisiera que fuese él quien le dé vida a Matylda y quien le enseñe a ella nuevas cosas”, dice Seidl.

El robot es apto para los niños a partir de doce años, quienes pueden obtener su propio modelo de Matylda en una impresora 3D. Viene además con su manual de trabajo especializado en el universo de los robots y la programación.

Para su viaje en carro con los humanos, Matylda está bien preparada. Comenta su creador.

"Matylda tiene un equipo básico de programación, un manual de instrucciones básico donde está explicado cómo tratarla".

Además, carga un botiquín, una toalla y es capaz de comunicarse sola con los choferes. Es posible seguir toda la trayectoria de Matylda en el portal Robotí autostop.

En caso de llegar sana y salva a la ciudad de Pelhřimov, Matylda se convertirá en la primera robot checa en haber logrado tal viaje de aventura.