En Praga se respiran cantidades extremas de polvo. El mayor problema son los coches
Científicos checos simularon un pulmón humano y lo colocaron durante cinco días en el centro de Praga para ver el nivel de la polución. Las “células” no sobrevivieron al experimento.
Los científicos del Instituto de Medicina Experimental de la Academia de Ciencias son capaces de medir la cantidad de polvo que respiramos. Para tal medición utilizan una incubadora tóxica móvil fabricada por expertos de la Universidad Técnica de Liberec y la Universidad Técnica de Praga que simula las células pulmonares humanas.
Los primeros resultados sobre la calidad del aire en Praga muestran que el mayor problema son los coches. De acuerdo con Pavel Rössner, de la Academia de Ciencias, el experimento llevado a cabo en la calle V Holešovičkách del centro de la capital, por la que pasan unos 90.000 vehículos al día, probó que la contaminación alcanzaba unos valores extremos.
“Las células no sobrevivieron. El daño fue tan grande que será difícil hacer el análisis. La contaminación es tan enorme que las células no pudieron superarla”.
Dice el científico que los resultados finales del experimento se sabrán en primavera. Tras las mediciones ya realizadas en las localidades de Kvasiny, Košetice y Praga, se le añadirán también las de Ostrava.
Prosigue Rössner que la incubadora tóxica móvil estaba puesta en la calle V Holešovičkách durante cinco días. Se trata de un cubo de unos 40 centímetros que alberga células pulmonares humanas y crea las condiciones ideales para las mismas como, por ejemplo, de humedad.
“Es un aparato en el que se ponen las células en una cámara de cultivo. La incubadora no es ligera, una persona no puede llevarla, pero sí se puede transportar fácilmente en un coche a cualquier parte del país”.
El aparato cuenta también con unos indicadores del caudal del aire. Los científicos los ajustaron de acuerdo con las cantidades que respira una persona corriente. Además, la incubadora es capaz de mantener una temperatura estable de 37°C. Sin embargo, lo más importante es que conlleva células humanes reales.
“Es un tejido humano pulmonar reconstituido tanto de personas enfermas como sanas, de distintas edades, sexos, fumadores y no fumadores, por ejemplo. Así podemos modelar las condiciones según la población que queramos estudiar”.
Añade el científico que las células forman una capa muy fina y se pueden observar con un microscopio. No obstante, su cantidad es de un millón, que es, dice Rössner, la mínima para poder realizar el experimento.
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