Luis Montilla, un doctor en historia en el corazón de Europa
El historiador español Luis Montilla llegó hace más de diez años a Praga y, de a poco, su fascinación por la ciudad se fue transformando en ansias por investigar su pasado y las relaciones con España. Luego de terminar su doctorado, publicó el libro Construyendo el corazón de Europa, un recorrido muy ágil por los acontecimientos históricos que derivaron en la creación de la antigua Checoslovaquia.
Como tantos otros extranjeros, la relación del historiador español Luis Montilla con la ciudad de Praga nació al conocer a una checa, casualmente en la ciudad de Berlín. Después de algunas idas y vueltas, en el año 2011 debieron enfrentarse a la crucial decisión de elegir un sitio para vivir. Luego de evaluar las dificultades económicas que en ese momento atravesaba España se decidieron por Chequia y rápidamente los dos consiguieron trabajo y decidieron establecerse en una ciudad que, tal como indica Montilla, no tarda nada en desplegar sus encantos.
“Praga, sobre todo cuando llegas las primeras veces, es una ciudad fascinante, una ciudad que te enamora, sobre todo el centro, los tranvías, todo, tiene un aura de ciudad mágica”.
Aunque en sus primeros tiempos en Praga, Montilla dejó un poco la historia de lado para dar clases de español, al comenzar a enseñar geografía e historia en el instituto bilingüe de Budějovická, trabajo que incluso hoy sigue haciendo, le empezó a picar de nuevo el bichito de la historia. Hizo un máster y luego un doctorado en la UNED (Univerdad Nacional de Educación a Distancia de España). El tema que eligió fue el inicio de las relaciones entre España y Checoslovaquia en el período que va desde 1919 hasta 1936 y, de a poco, empezó a pergeñar la escritura de su libro de ensayo histórico Construyendo el corazón de Europa. Cien años del nacimiento de Checoslovaquia.
“En 2018, cuando se cumplieron cien años del nacimiento de Checoslovaquia, yo estaba escribiendo mi tesis doctoral sobre las relaciones entre España y Checoslovaquia en ese período y vi que no había casi nada escrito en español en la actualidad sobre esa etapa. Sí había habido interés en los años veinte, treinta y en la Segunda República española, pero luego muy poquito y, como se iba a cumplir el centenario, me dije que era una buena oportunidad”.
Agrega Montilla que, en simultáneo, se topó con las memorias de Tomáš G. Masaryk, que leyó con mucho interés y, sin pensarlo dos veces, empezó a escribir. Sin embargo, no tardó en darse cuenta de que no le resultaría sencillo encontrar alguna editorial interesada en el tema, por lo que, apenas logró terminarlo, decidió enviar su texto a un concurso literario de ensayos que organizaba la propia universidad en la que se había formado. A diferencia de lo que suele suceder en estos casos, revela Montilla que no le sorprendió ganar el premio porque había tratado de escribir un libro con buen contenido histórico, pero a la vez, no tan repleto de informaciones y que, sobre todo, resultara agradable de leer.
“Lo que intenté es que fuera un poco ágil, sin frases muy largas, que fuera fácil de leer, creo que en cierto sentido sí que lo conseguí porque el tema quizás me parecía un poco árido para la gente, la historia, aquí en República Checa puede tener interés entre los hispanohablantes que viven aquí, pero luego supongo que en España o Latinoamérica ocurre que la gente no conoce mucho de esta región de Europa”.
En la primera parte de su libro que, en efecto, reúne y, sobre todo, explica los acontecimientos que desencadenaron en el nacimiento de Checoslovaquia. Montilla hace una fuerte crítica contra cierto desinterés o confusión que parece haber en España más allá de las fronteras de Viena y Berlín. De hecho, comenta que incluso personas consideradas cultas cada vez que les cuenta que vive en Praga, no parecen estar al tanto de la separación entre Chequia y Eslovaquia. En todo caso, entiende que tal vez esa situación está empezando a cambiar, aunque más no sea por efecto de la globalización.
“En mi caso personal, yo llegué aquí hace diez años, más o menos, por cuestiones relacionadas con la crisis, como vino otra gente no solo a República Checa sino a otras partes de Europa, y somos una generación que tenemos la suerte de, aunque estemos viviendo afuera, poder volver a España con relativa frecuencia, y eso hace que las relaciones sean mucho más fluidas dentro del continente”.
Luis Montilla afirma que lo que más le gusta de investigar es todo lo que él mismo termina aprendiendo. Además del análisis propiamente histórico, su ensayo funciona, en algún punto, también como una especie de guía: a medida que menciona personalidades destacadas de la cultura checa, como, por ejemplo, la escritora Božena Němcová, también explica en qué rincones de la ciudad pueden encontrarse distintas huellas de su figura. Por otro lado, el lector puede disfrutar algunas informaciones curiosas y no tan conocidas, como la historia del tío español de Kafka, que dirigía una empresa de ferrocarriles y tenía tantos contactos que, al parecer, le consiguió, a distancia, un trabajo a su sobrino.
“Sí, es una cosa muy curiosa la relación de Kafka con España. De hecho, ahora no recuerdo muy bien si está puesto en el libro, pero Kafka estuvo a punto de ir a vivir a España: tenía muy buena relación con este tío y en un momento que estaba perdido, esos momentos que tenía él medio depresivos, y estuvo ahí tanteando para ver si se iba a Madrid, y tampoco lo recuerdo muy bien, pero yo creo que el tío le dijo ‘quita, quita, quédate ahí’, no tenía mucho interés en que Kafka fuera para Madrid, no sé muy bien por qué, pero son cosas curiosas”.
Lo interesante es que esas cuestiones curiosas que Montilla fue incluyendo en su libro, él asegura que también se iban reflejando en ciertas coincidencias que, cada tanto, le ocurrieron en Praga, una ciudad cuya fama de mítica nunca deja de sorprender, ni siquiera a quienes decidieron tomarla como hogar hace ya muchos años. Y entre esas anécdotas, cuenta que hay una que lo impresionó especialmente.
“Estaba escribiendo sobre un diplomático llamado Vlastimil Kibal, estaba en casa y llevaba toda la mañana y ya tenía la cabeza como un bombo y me fui a dar un paseo, de Pankrác voy a Vyšehrad, que lo tengo cerca. Estoy paseando, me meto en el cementerio, doy una vuelta y de repente me encuentro con la tumba del diplomático sobre el que estaba escribiendo yo, ni siquiera sabía que estaba allí ni nada, son esas coincidencias que ocurren a veces”.
Además de anunciar que está trabajando en la segunda parte de su libro, Luis Montilla explica que, el hecho de mantenerse relativamente intacta luego de haber atravesado tantas guerras, hace que esta ciudad signifique para los historiadores algo así como una joya. En ese sentido, Montilla asegura que poder vivir en Praga es, según su mirada de investigador, un verdadero lujo.