Ludmila Mlýnková, la profesora de español que deja huella en sus estudiantes

Ludmila Mlýnková

Al ver por televisión el vínculo cercano entre Fidel Castro y su traductora checa sintió una atracción tan fuerte por la lengua española que, con el tiempo, Ludmila Mlýnková se convirtió en una de las principales referentes en la enseñanza del idioma para checos. No solo como autora de numerosos manuales ya clásicos sino también como una excelente profesora sin preconceptos y en constante búsqueda.

Un folleto para hablar español de 1962 | Foto: Juan Pablo Bertazza,  Radio Prague International

Aunque parezca casi increíble, Ludmila Mlýnková, una de las grandes referentes de la enseñanza del español para checos y autora de numerosos manuales ya clásicos en el rubro, le debe su primer contacto con el idioma a Fidel Castro. En concreto, a una visita oficial que realizó el líder cubano a mediados de la década del setenta a la por entonces Checoslovaquia, y en la que se lo vio en público junto a su traductora Libuše Prokopová. Por ese entonces, Ludmila Mlýnková tenía trece años, vivía en la pequeña ciudad morava de Valašské Meziříčí y lo que estaba viendo por televisión era un discurso de Castro para los trabajadores de la fábrica metalúrgica de Kladno.

“Aparece Fidel en la tribuna y él sí que era un superorador, sí sabía hablar, y entonces se puso a hablar, gesticulando y tal. Me llamó mucho la atención la manera de hablar y sobre todo el trato que tenía hacía la señora que la traducía porque para los hispanos sabemos que es lo normal, pero para mí en aquel entonces era extraño porque hubo un momento en el que la señora Prokopová no le entendió del todo bien lo que él había dicho y entonces le preguntó, y él le contestó con toda camaradería y ella con una sonrisa volvió a traducir y yo me quedé con la boca abierta y dije ‘bueno, esto es lo que me gustaría aprender’”.

“El reconocimiento de mis exalumnos es una satisfacción que no se compara ni con el dinero ni con nada”.

El problema es que en una ciudad pequeña como la suya apenas había una escuela de idiomas en la que, con suerte, se enseñaba inglés, francés y alemán. Pero español ni por asomo. Sin embargo, al compartir esa decepción con su padre, él sacó la mejor noticia de la galera: le respondió que justo acababa de conocer a una señora que había estado casada con un español y luego de haber vivido siete años en Cuba había decidido regresar justo a Valašské Meziříčí. Y así fue cómo a los trece años Ludmila encontró a su primera profesora de español.

Manual de español para autodidactas | Foto: editorial Edika

“Fue de lo más curioso porque ella era una persona muy abierta, conocía muchísimas cosas, sabía mucho del mundo, además en su tiempo era también traductora, estudió rumano y en los años cincuenta trabajó en la Unión de Escritores de Praga. Conocía a mucha gente y me contó muchísimas cosas, hasta hoy me arrepiento de no haberla escuchado mejor, pero era una niña y en aquel entonces no sabía apreciar la información tan valiosa que me daba”.

Poco después, Ludmila se daría el gusto de conocer también a aquella traductora de Fidel que, además de haberle inculcado el interés por el idioma, era la autora del ya clásico libro Español para autodidactas (Španělština pro samouky) que utilizaron varias generaciones de hispanistas checos.

Un mundo nuevo

Cada vez más convencida de su pasión por el idioma, Ludmila se puso a estudiar filología hispánica en la Universidad Carolina de Praga donde también aprendió portugués. Con esa gran formación en pedagogía, apenas terminó de estudiar en 1984 se enteró de que había un puesto vacante para enseñar español en la Universidad de Economía y Negocios de Praga, donde aún sigue enseñando. Ludmila Mlýnková es en la actualidad una persona muy alegre y agradecida porque considera que, más que aprender un idioma, el español le abrió las puertas a un nuevo mundo que, entre otras cosas, le daría amigos para toda la vida como Manuel Díaz-Faes González con quien editó un libro que se llamó El Trasgu y sus amigos. ¡Bienvenidos a Asturias!

Libro sobre mitología de Asturias | Foto: editorial Edika

“Asturias es para mí la comunidad autónoma más fascinante de toda España y tiene una mitología muy interesante. Redactamos un librito bilingüe sobre los personajes mitológicos, pero en realidad creo que es una guía oculta de Asturias y, sí, me gusta mucho aquel trabajo”.

Otra gran amistad que le ha dado el mundo hispano es Olga Macíková, coautora de casi todos los libros orientados al aprendizaje del español que Ludmila Mlýnková fue publicando a lo largo de su carrera, y con quien asegura que forma un excelente dúo porque ella se ve a sí misma como una persona bastante dispersa, mientras que su colega es, en su opinión, mucho más ordenada y siempre se mantiene actualizada en lo que hace al español gracias a su inagotable energía.

Una profesora en serio pero con humor

Ludmila Mlýnková es la típica profesora que deja marca en muchos de sus alumnos, quienes, de vez en cuando, deciden escribirle, después de muchos años, para contarle sus progresos en la vida y agradecerle todo lo que aprendieron con ella, lo cual, por supuesto, la llena de alegría.

Su famoso libro rojo de español,  creado a partir de las necesidades de sus estudiantes  | Foto: Juan Pablo Bertazza,  Radio Prague International

“Alegría, alegría, porque ves que tu trabajo está dando frutos y además si la gente se acuerda de ti luego de tantos años quiere decir que algo, alguna huella has dejado en ellos, y luego si me cuentan que ahora están trabajando en un bufete de abogados o esto y aquello y ves que realmente han llegado lejos, mucho más lejos que yo, es una satisfacción que no se compara ni con el dinero ni con nada”.

Con tantos años de experiencia enseñando español, reconoce que aún no logra describir su método de trabajo, aunque dice que nunca deja de buscarlo y cada semestre descubre algo nuevo que luego se encarga de ver si funciona o no. Lo cierto es que siempre intenta dar lo mejor de sí misma y también es consciente de que, en el aula, es fundamental la química entre profesores y estudiantes. Afirma que nunca se sabe qué se puede encontrar al entrar por primera vez a una clase, aunque destaca que lo positivo de enseñar en la universidad es que los alumnos suelen estar bastante motivados.

“Lo que yo intento es no tomarme muy en serio, o sea, no ponerme en un pedestal, trato de estar cerca de ellos y es como siempre: si tú no quieres a tus alumnos, ellos lo perciben muy rápido y se cierran; entonces lo que intento es, primero, que lo pasemos bien en clase porque siempre digo: estamos en clase de español, la isla de la felicidad con todo lo gris alrededor de la economía, la matemática… pues aprovechen porque aquí vamos a hacer todo lo posible para pasarlo bien. Entonces nos reímos mucho y si están en la misma onda que yo; bueno, pues, fenomenal”.

“Siento que cuando hablo español o portugués soy un poco más desinhibida”.

Lo que sí le sigue costando mucho es hacer hablar a los checos porque, en su opinión, son un poco ensimismados, en el sentido de que solo hablan cuando realmente sienten que tienen algo para decir; mientras que, en general, los hispanohablantes suelen expresarse mucho. Ella los entiende y usa algunas estrategias como premiar las respuestas correctas con pastillas tic tac o comunicándose en checo cuando es necesario porque, en efecto, ella misma siente que cambia mucho de forma de ser de acuerdo al idioma que hable.

“Mi signo del zodíaco es géminis, o sea que soy una persona de dos caras y siento que cuando hablo español o portugués soy un poco más desinhibida al igual que los hispanohablantes, como que tengo más energía y uso gestos, pero si hablo en checo soy otra persona, es como la otra cara y me vuelvo un poco más retraída”.

Universidad de Economía y Negocios de Praga | Foto: Juan Pablo Bertazza,  Radio Prague International

Con cualquiera de sus dos caras, lo que prefiere Ludmila Mlýnková son las clases con los principiantes porque le permiten notar muy rápido el progreso en apenas un semestre, tiempo en el que llegan a ver buena parte del famoso libro rojo, un manual que también crearon, según ella misma recuerda, por necesidad. Porque el texto con el que enseñaban antes había quedado muy obsoleto. De todos modos, el libro con el que trabajan ahora es, en realidad, una versión actualizada de su manual.

“Entonces luego lo remodelamos, lo hicimos un poco más comunicativo y creo que funciona. Este libro prácticamente lo redactamos a medida de nuestros alumnos de la Universidad de Economía, lo concebimos así y por eso el ritmo del progreso es bastante rápido porque queríamos que se llegara a dar todo el libro dentro de los seis semestres con los que disponemos, entonces fue creado prácticamente a medida de nuestros alumnos y, por lo visto, modestia aparte, creo que funciona”.

El despacho de la profesora Ludmila Mlýnková | Foto: Juan Pablo Bertazza,  Radio Prague International

Una de las ventajas que le dio ser autora del manual y, al mismo tiempo, profesora es que pudo hacer algunos experimentos con sus estudiantes a medida que redactaba el libro, comprobando qué cosas funcionaban y cuáles no antes de que se publicara. Ese libro tiene también un segundo tomo que no se volvió a imprimir y solo se consigue en forma digital, pero el primer tomo se sigue vendiendo mucho porque funciona incluso para un nivel B2 y, por supuesto, lo usan estudiantes fuera de esa universidad. Ludmila considera que el español es un idioma bastante simple para empezarlo a hablar, aunque luego se complica mucho con los pronombres, los pasados y el temible subjuntivo. También entiende que los checos llevan casi en los genes la facilidad para aprender idiomas por la necesidad de comunicarse pero  también por la complejidad del sistema fonético del checo que hace que casi cualquier sonido les resulte fácil de pronunciar.

Cambio de roles

Aunque no es algo frecuente por el sistema de enseñanza de esa universidad, cuenta Ludmila que hace tiempo tuvo una camada de estudiantes con los que compartió los tres años que dura la formación de español. Y en la clase de despedida les propuso un cambio de roles y que ellos prepararan una clase para ella. Entonces cuando llegó al aula se encontró con que en la mesa había flores y una cesta llena de cajitas de Tic Tac. Y ese fue solo el comienzo de una clase en la que la profesora devenida alumna terminaría llorando de la emoción.

Sus libros sobre español en el ámbito de la economía y los negocios | Foto: Juan Pablo Bertazza,  Radio Prague International

“Prepararon juegos, un puzle, cantamos canciones, preparamos las letras de las canciones, luego conversación en parejas, entonces me hicieron como un interrogatorio a ver qué piensa usted de nosotros, si somos buenos alumnos o malos alumnos y al final me hicieron repetir una frase famosa mía que es ga, go, gu, ge, gi, gue, gui porque les cuesta pronunciar bien esta combinación de letras”.

De hecho, cuenta que hace poco volvió a emocionarse mucho al recibir un email de un exalumno cuyo asunto era, justamente, esa fatídica pero, en su caso, entrañable combinación de ga, go, gu, ge, gi, gue, gui.