Ludmila Dvořáková, soprano checa cuya vida acabó en las llamas
Una bella mujer que disponía de una maravillosa y a la vez cautivadora voz. Así recuerdan a la soprano checa Ludmila Dvořáková sus colegas y todo aquel que alguna vez asistió a su actuación. La diva operística fascinó al mundo entero y muchos la consideraban como sucesora de la fenomenal cantante de ópera checa Emma Destinová, de comienzos del siglo XX.
Ludmila Dvořáková nació en julio de 1923 en la ciudad de Kolín, cerca de Praga. Quería ser pianista o modista, pero más tarde decidió estudiar canto en el Conservatorio de Praga. Al terminar sus estudios en 1949, le fue ofrecido trabajar en el Teatro de la ciudad de Ostrava, al noreste de Chequia, donde cautivó en especial al desempeñar el papel protagónico en la ópera La Ondina, del compositor checo Antonín Dvořák. En Ostrava le tocó cantar también en óperas de autores mundiales, como Aida y Don Carlos, de Verdi, Fidelio de Beethoven y otras.
Un nuevo gran talento atrae la atención del mundo operístico
La noticia sobre el nuevo talento operístico se extendió muy pronto por el país y llegó igualmente al extranjero, gracias a la actuación de Dvořáková, a finales de los años 40, en el festival internacional de música ‘Primavera de Praga’. En 1950 se presentó como invitada en el Teatro Nacional de Praga, en el que más tarde, en 1954 le fue ofrecido un contrato de tres años.Aunque Dvořáková prefería cantar exclusivamente en los escenarios teatrales y el micrófono nunca llegó a gustarle, en ese entonces aceptó grabar con los cantantes de ópera Beno Blachut y Rudolf Asmus un disco con arias de la ópera ‘Fidelio’ de Beethoven. El director de orquesta Václav Talich la convenció además para que hiciera con él un disco de estudio con arias de Anežka de la ópera de salón ‘Las dos Viudas’, de Smetana.
Del Teatro Nacional de Praga a la Ópera Estatal de Berlín
En el Teatro Nacional de Praga Dvořáková interpretó los papeles de Leonora en ‘Fidelio’, de la ondina en la ópera de Dvořák del mismo nombre, y Julia en ‘El Jacobino’, de Dvořák, entre muchas otras. Junto con Praga, Dvořáková actuaba como invitada en Viena. Por primera vez cantó en la Ópera Estatal de Viena en 1955, como Isabel en la ópera de Verdi, ‘Don Carlos’.
Una de las ofertas más atractivas para el desarrollo del gran talento y el canto dramático de la soprano checa fue el contrato con la Ópera Estatal de Berlín, a donde la artista se trasladó en 1960. Actuaba simultáneamente en Viena, Hamburgo y Múnich.
En esta última ciudad la conoció Wieland Wagner, nieto del compositor alemán Richard Wagner y bisnieto del compositor y pianista de origen húngaro Franz Liszt, quien la invitó a cantar en el festival de Wagner en la ciudad de Bayreuth. Dvořáková se presentó en ese evento en 1965, y luego en las seis ediciones posteriores del festival.
A Dvořáková le aplaudieron en Nueva York y Buenos Aires
Después de Berlín, Dvořáková recibió una oferta para un contrato de tres años en la Ópera Metropolitana de Nueva York, donde se presentó en el rol de Leonora en la ópera Fidelio de Beethoven en enero de 1966. Fue una de las pocas checas que después de la fenomenal cantante de ópera Emma Destinová actuaron hasta entonces en ese escenario operístico, uno de los más prestigiosos del mundo.En Nueva York Dvořáková interpretó igualmente los papeles de Chrysothemis en la ópera Electra de Richard Strauss, el de Isolda en ‘Tristán e Isolda’, de Senta en ‘El Holandés Errante’ y de Ortrud en ‘Lohengrin’, las tres de Richard Wagner. La soprano Ludmila Dvořáková interpretó el rol de Isolda varias veces en Nueva York y posteriormente fue invitada a asumir ese personaje también en el Teatro Colón de Buenos Aires. En el breve periodo de nueve días Dvořáková actuó en la capital argentina en la ópera Tristán e Isolda en cinco ocasiones.
Ese mismo año, o sea 1966, Dvořáková aceptó la invitación para cantar en el Covent Garden de Londres en el ciclo de óperas ‘El Anillo de los Nibelungos’ de Richard Wagner. La soprano checa interpretó en la capital británica también el papel de Leonora en ‘Fidelio’ y de Isolda en ‘Tristán e Isolda’. Dvořáková impresionaba al público en especial en las obras del alemán Richard Wagner, con las que recorrió medio mundo. Actuó en Milán, París, Dresden, Lausanna, Múnich, Palermo, Barcelona, Ginebra y Atenas.
Dvořáková fue una verdadera reina de la ópera
Ludmila Dvořáková amaba su trabajo y no escatimaba esfuerzos para llegar a representar sus arias con la máxima perfección posible y profundos sentimientos a la vez. Los espectadores le llamaban ‘la reina de los escenarios operísticos’, tanto por su espléndida voz como por su hermoso rostro y su bonita y esbelta figura. La cantante estudiaba sus roles hasta los más mínimos detalles, tratando de transmitirles además algo de sí misma.Dvořáková no vacilaba en volver a interpretar pasado algún tiempo papeles que con anterioridad había rechazado por no haberle sentado bien, o en los que no se había sentido segura. Así fue por ejemplo el caso del papel de la princesa Turandot en la ópera del mismo nombre de Giacomo Puccini, a cuyo estudio y ensayos le dedicó muchísimo tiempo, hasta estar segura de que finalmente había llegado a identificarse plenamente con esa figura.
La cantante de ópera checa no gustaba dar conciertos y grabar en estudios
Según habíamos dicho con anterioridad, las grabaciones de estudio con Dvořáková son mínimas y fueron hechas exclusivamente en Praga. La última vez que aceptó hacer una fue a finales de 1980, cuando interpretó algunas arias de las obras del compositor checo Antonín Dvořák.
Pocos fueron también los conciertos que ofreció Dvořáková. Como solista concertista cantó en Copenhague, Budapest, Londres y Praga, presentando arias de Dvořák y Wagner.
Dvořáková tuvo una muy buena acogida también en el Japón
La carrera artística de Dvořáková culminó con dos largas giras por el Japón en 1983 con la Ópera Estatal de Berlín y en 1984 con la Ópera Estatal de Hamburgo. El rol de Isolda lo interpretó por septuagésimo quinta y última vez en julio de 1985 durante un concierto para la radiodifusión italiana en Turín, bajo la batuta del director de orquesta austriaco Otmar Suitner.Por su maestría en canto de ópera, a Ludmila Dvořáková le fue conferido en 2002 el Premio Talía y en 2012 recibió el Premio Antonín Dvořák por su gran contribución a la propagación de la música clásica checa en su país y el extranjero. A su vez en Berlín fue premiada con el título Cantante de Cámara.
El trágico fin de la diva operística checa
La soprano checa Ludmila Dvořáková falleció trágicamente en julio de 2015 a la edad de 92 años. Junto a su hermana, con la que vivía en una casa unifamiliar en Praga murió durante un incendio de ese inmueble que según los especialistas, estalló en horas de la mañana en la cocina y pronto se extendió por toda la casa. Un triste fin para una estrella musical del rango de Dvořáková.