Los ocho rusos contrarios a la ocupación de Checoslovaquia, visitan Praga en un lienzo

Jaroslav Gorbanevski en su taller parisino, foto: Artinbox Gallery

Jaroslav Gorbanevski, el hijo de la disidente rusa Natalya Gorbanevskaya, inaugura en Praga una exposición dedicada a los ocho intelectuales rusos que se manifestaron el 21 de agosto de 1968 contra la invasión de Checoslovaquia, pagando el atrevimiento con el fin de sus carreras, el encarcelamiento y el exilio.

Jaroslav Gorbanevski en su taller parisino,  foto: Artinbox Gallery
“Tejedora de palabras que vive sola, en miedo y tristeza, dónde están las palabras que te liberarán”, así decía la cantautora estadounidense Joan Baez en su canción Natalia, dedicada a la poeta y disidente rusa Natalya Gorbanevskaya, una de las ocho personas que se atrevieron en 1968 a manifestarse en la Plaza Roja de Moscú contra la invasión de Checoslovaquia.

Gorbanevskaya y sus compañeros pagaron cara su osadía, y solo pasados los años, y poco a poco, lograron reconocimiento internacional. Ahora, más de cuatro décadas después, coincidiendo con el 46 aniversario de la invasión de Checoslovaquia por las tropas del Pacto de Varsovia, el hijo de la disidente, Jaroslav Gorbanevski, inaugura en Praga, en la galería Art in Box, una exposición sobre su obra gráfica formada en buena parte por trabajos dedicados a estos ocho manifestantes.

Kremlin,  el diseño de Jaroslav Gorbanevski,  foto: Nadia Rovderová,  Facebook oficial de Artinbox Gallery
Cuando su madre decidió plantarse frente al Kremlin con una pancarta, Jaroslav tenía siete años, y recuerda muy bien las consecuencias.

“Nadie habló conmigo sobre aquella manifestación, pero recuerdo muy bien como después empezaron a venir a casa agentes de la KGB. Sin embargo no tenía miedo. Como el niño que era me parecía más bien raro que viniera a casa alguien extraño y que se comportara como en casa, que revisara los libros, registrara los muebles y lo pusiera todo patas arriba”.

Salir en defensa de la Checoslovaquia reformista, que entonces estaba tratando de crear lo que se llamó “socialismo de rostro humano”, tuvo consecuencias dramáticas en sus vidas. Algunos de los disidentes fueron enviados a campos de trabajo, otros a hospitales psiquiátricos, como fue el caso de su madre, cuenta Jaroslav Gorbanevski.

Natalya Gorbanevskaya,  foto: Kristýna Maková
“En realidad torturaban allí a la gente, les obligaban a tomar medicamentos que tenían efectos sobre su estado mental. Incluso hacían experimentos con ellos”.

Con el tiempo a los ocho manifestantes les fue permitido por fin emigrar. Algunos como el poeta Vadim Delone, nunca se adaptó a su exilio parisino, Natalya Gorbanevskaya, que en 1975 se estableció en París, tuvo mejor suerte, explica Jaroslav.

“Ya cuando vivía en la Unión Soviética, mi madre conocía a Vladimir Maximov, un disidente que publicaba en París una revista en la que colaboraban emigrantes soviéticos. Tener trabajo en un país extranjero significaba mucho para ella. Luego también ejerció en París como redactora de Radio Free Europe”.

Retrato de Natalya Gorbanevskaya,  foto: Nadia Rovderová,  Facebook oficial de Artinbox Gallery
Gorbanevskaya pronto alcanzó prestigio internacional, recibiendo galardones en todo el mundo y siendo a su modo símbolo de aquel valiente acto de resistencia al régimen. El pasado mes de septiembre falleció. Uno de sus últimos deseos, aseguran sus amistades, fue que su hijo expusiera en Praga, algo que por fin se ha cumplido.

Jaroslav Gorbanevski estudió en la escuela gráfica parisina de Penninghem, dedicándose después profesionalmente al dibujo y al grabado en metal hasta que en 1998 pasó a trabajar para la redacción rusa de Radio Francia Internacional, momento en el que el trabajo artístico pasa a un nivel secundario. En 2005 abrió su taller en la capital francesa, lo que supuso un relanzamiento de sus actividades artísticas. En sus actuales obras gráficas predominan los bodegones y los retratos.