Los mercados verdes (por fin) florecen en Praga
Esta primavera la ciudad de Praga espera una explosión de mercados verdes, es decir, de mercados donde los agricultores venden directamente sus productos al público. En este Panorama Checo les hablaremos del origen de la iniciativa y de sus ventajas para la salud, la economía y el medio ambiente.
Que el sector primario está en crisis en Europa no es ningún secreto. Subvencionada para evitar que desaparezca, asfixiada por las importaciones y la fuerza comercial de las grandes cadenas, obligada a abandonar las formas tradicionales de producción para ahorrar costes, la agricultura pierde fuelle, y con ella todos sus valores asociados.
Y al mismo tiempo, surgen en Europa iniciativas para devolver a la agricultura el papel que se merece. Una de ellas son los mercados de productores o mercados verdes. Su seña de identidad es que son los mismos agricultores y ganaderos los que venden sus productos, de manera que se eliminan los intermediarios y los alimentos poseen el máximo de su frescura. Es decir, un retorno a la esencia de lo que debería ser un mercado.
Mientras que en otros países, como Alemania o Austria, los mercados verdes tienen ya años de tradición, en la República Checa es un fenómeno relativamente nuevo. El primer mercado de productores de Praga se organizó el otoño de 2009, en Klanovice, en las afueras de la ciudad.
El siguiente, ya algo más cerca del centro, en la rotonda de Dejvice, en enero de este año. Su debut no podría haber tenido más éxito: hasta 15.000 personas se pasaron por el mercado durante su primer día de funcionamiento, según fuentes municipales. Actualmente se celebra cada dos semanas.
Este sábado día 22 tendrá lugar por primera vez el mercado verde de Vršovice, que a partir de ahora se organizará cada martes, jueves y sábado. Al mismo tiempo se inaugurará el mercado verde de Holešovice, el más grande hasta el momento, con una superficie de 3.000 metros cuadrados y una oferta que va más allá de la fruta y la verdura y llega hasta los vinos, carnes y licores.Además, se prepara otro mercado cerca de la plaza Palacký, en la orilla del Moldava, y el 18 de junio en la Plaza de la Paz (Náměstí Míru). Este último tendrá la oportunidad de convertirse en un acontecimiento regular si las autoridades municipales consideran que la organización está a la altura.
Una avalancha de mercados tras la que se encuentra sobre todo el interés y entusiasmo de la agrupación ciudadana Archetyp y la fundación Partenariado.
Aunque parece que el fenómeno es nuevo, todo comenzó hace ya tiempo, como nos explica Jiří Sedláček, de Archetyp.
“El tema surgió hace tres años, cuando en colaboración con la fundación Partenariado, fuimos convocados por el Ayuntamiento de Praga, por la sección de medio ambiente, que entonces llevaba Petr Štepánek. Acordamos que trabajaríamos para un estudio que tenía como objetivo trazar un mapa con los lugares de Praga más apropiados para montar un mercado verde. Seleccionamos 17 localizaciones, las entregamos y... no pasó nada”.Con todo el estudio preparado, era una lástima dejar aparcado el proyecto, por lo que Archetyp y Partenariado decidieron hacerse eco en los medios y promover activamente la aparición de este tipo de mercados.
“Durante mucho tiempo siguió sin pasar nada, así que pensamos que había que hacer algo con el tema. De esta forma el 21 de enero de este año organizamos un seminario en el edificio del mercado de Vinohrady, que en su tiempo funcionó como mercado pero que ahora ya no tiene nada que ver. Lo elegimos como un sitio irónico, como ejemplo de todo el proyecto y de los problemas que tenemos. Invitamos a expertos, periodistas, políticos locales, representantes del Ayuntamiento, y pensamos conjuntamente como llevar a cabo el proyecto. Así que al final empezó a pasar algo”.
La repercusión fue rápida. Las alcaldías de diferentes distritos de Praga pronto mostraron su interés en organizar un evento de estas características. Y es que el coste es mínimo y los beneficios, variados e importantes.
En primer lugar, los mercados verdes suponen un beneficio directo para el consumidor, quien por el precio habitual recibe un producto fresco y de calidad, recién traído del campo, como explica Sedláček.
“Se trata de si es necesario o no traer de tan lejos los alimentos y seguir perjudicando el medio ambiente. En la actualidad llegan a Europa barcos y aviones cargados de contenedores llenos de espárragos peruanos. El transporte daña la calidad de los alimentos, el espárrago por ejemplo precisa de una temperatura de entre dos y ocho grados, y aguanta solo tres días. Y mientras aquí tenemos espárragos checos, frescos, que podemos ofrecer en nuestros mercados”.
“Está comprobado médicamente que el contenido que tienen los alimentos de sustancias importantes para el organismo, como enzimas y vitaminas, está adaptado a la gente que vive en su proximidad. En otras palabras, hay que comer de lo que nos rodea. El ser humano está unido a su medio ambiente. Los productos exóticos para nosotros, como la piña, los deberíamos consumir excepcionalmente. Por ejemplo, la manzana debería ser para nosotros la fruta básica, para un español, pues la naranja, porque allí crecen naranjos de forma natural y porque su organismo se ha adaptado a otras condiciones”.
Desde un punto de vista más general, los mercados, por su formato, son también una manera de revitalizar la vida pública del barrio, y ofrecer a sus habitantes una actividad agradable que hacer durante el tiempo libre.
En una Praga que progresivamente ha ido perdiendo la costumbre de celebrar eventos en las calles y plazas, los mercados pueden convertirse en un importante elemento de socialización, como detalla Sedláček.
“Lo fantástico del asunto es no solo poder comprar productos de calidad, sino que también tiene un significado social. En el mercado, a diferencia de los supermercados o hipermercados, hay un contacto personal con el vendedor. El dueño del puesto te conoce y sabe que vienes a comprar coliflor, o pepinos, o manzanas, o mosto, y puede reaccionar ante tus necesidades. Y otra cosa es que uno puede juntarse allí con amigos, charlar, tomar un café o un bocadillo recién hecho, y convertir el ir al mercado en un acto social. No tiene nada que ver con comprar en una gran superficie y comunicarse solo con la estantería”.Y sobre todo, no hay que olvidar el aspecto económico. Son los mismos agricultores los que atienden a los clientes en los puestos, por lo que la totalidad del precio de venta va a parar al productor.
De esta manera se contribuye a que los agricultores y ganaderos mantengan su medio de vida y se refuerza su posición respecto a las grandes cadenas comerciales. Nos lo cuenta Jiří Sedláček.
“En estos mercados el consumidor recibe un producto fresco y checo. Apoyamos a nuestros agricultores. ¿Qué problemas tiene un agricultor tiene cuando lleva, por ejemplo, sus manzanas, a una cadena comercial? La cadena tiene dos respuestas. Le puede decir que no quiere manzanas checas porque son una empresa extranjera y tiene contratos cerrados con productores de otro país. Así que métase las manzanas por dónde le quepan. O en el mejor de los casos le dirá, sí, suminístrenos manzanas checas, pero queremos media tonelada al día. Y el agricultor tendrá que admitir que no puede conseguir media tonelada al día y se verá de nuevo fuera de juego, porque no puede satisfacer cierta cantidad”.Los mercados verdes son también positivos para el medio ambiente, ya que permiten un tipo de agricultura sin monocultivo, no tan dependiente de la cantidad producida, y el transporte hasta el punto de venta es mucho más corto y, por tanto, menos contaminante.
La iniciativa praguense ha tenido también eco en otros lugares de la República Checa, que previsiblemente iniciarán sus propios mercados de productores. Organizaciones de ciudades como Ostrava y Brno ya se han interesado en la manera de trabajar de Archetyp y en cómo se ha negociado la organización de los mercados a nivel municipal.
Y es que una parte importante del florecimiento de los mercados verdes ha sido la gran demanda por parte de la ciudadanía de un espacio para comprar productos frescos y de calidad, hecho que coincide con la tendencia checa de los últimos años de una mayor preocupación por la calidad de los alimentos, y no solo por el precio.
De hecho el grupo de Facebook ‘Queremos Mercados verdes de Praga’ cuenta con casi 6.800 miembros. Se avecina un nuevo/viejo modelo de compra en la capital checa.
Más información en www.farmarsketrziste.cz