Los extranjeros sin trabajo: un nuevo problema para la República Checa

Los extranjeros se quedan sin trabajo. La crisis económica golpea con fuerza a las empresas checas que han empezado a despedir a miles de vietnamitas, mongoles, rumanos y búlgaros. De la noche a la mañana se encuentran en la calle sin posibilidad de volver a sus países de origen.

Llegaron a la República Checa en busca de empleo y lo encontraron. Durante años, vietnamitas, rumanos, búlgaros y ucranianos han trabajado en empresas de construcción, en la industria automovilística, en fábricas o en labores que los checos ya no quieren hacer, como limpieza, recolección de frutas o ayudantes de cocina.

Daniel Krysl, director de una agencia oficial que se dedica a legalizar los trámites de extranjeros interesados en trabajar en la República Checa, sostiene que los trabajadores despedidos pueden terminar en manos de la mafia.

“Las personas despedidas están desesperadas. Surge el peligro de que se dirijan a organizaciones del bajo mundo que les cobrarán por papeles falsos entre 400 y 800 euros”, indicó.

La crisis económica mundial afecta a diversas empresas checas que han empezado a despedir masivamente a los empleados extranjeros. El problema radica en que en la mayoría de los casos de trata de personas que no pueden volver a sus países, porque adquirieron deudas astronómicas para poder viajar y trabajar en la República Checa.

El Ministerio del Interior anunció que iniciará una campaña para monitorear el destino de los extranjeros despedidos, pero que no planea deportaciones masivas. Los expertos sostienen que las personas sin trabajo y sin papeles se convertirán en fáciles presas del crimen organizado.

Jan Schofth, especialista en temas de inmigración advierte ante el peligro del aumento de la prostitución y de la producción de drogas en el país.

“Sabemos de un sinnúmero casos en los que el hampa obliga a prostituirse a las mujeres sin empleo. En el caso de los hombres, sobre todo de Vietnam, terminan cultivando marihuana”, expresó el perito.

En la República Checa trabajan oficialmente 300 mil extranjeros, pero no se sabe el número exacto de personas que de aquí a finales de año perderá su empleo.

En un programa televisivo, el primer ministro checo, Mirek Topolánek, dijo que el Gobierno tratará de proteger en primer lugar a los trabajadores nacionales, pero que tratará de poner en marcha programas para ayudar a los extranjeros que se encuentran legalmente en el país.