Los vietnamitas: la parte integral de la sociedad checa
Pasados más de 60 años desde la llegada de los primeros vietnamitas a la entonces Checoslovaquia comunista, los inmigrantes de ese país asiático se convirtieron en parte integral de la sociedad checa.
Fue a finales de junio cuando el diputado y jefe del Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara Baja de la República Checa, Lubomír Zaorálek, sostuvo que Vietnam es un país de crimen organizado y un riesgo para la seguridad de primera categoría. A pesar de la indignación de las organizaciones que representan a la minoría vietnamita en Chequia, y a la nota que llegó al Ministerio de Relaciones Exteriores de Chequia de la embajada de Vietnam, la situación ha escalado hasta tal punto que el ministro del Interior, Jan Hamáček, propuso la suspensión general de la emisión de visas para los ciudadanos vietnamitas.
Marcel Winter, presidente de la Sociedad Checo-Vietnamita calificó tal procedimiento de completamente escandaloso.“A causa de unos 300 delincuentes que participan en el narcotráfico se complicará la vida de unos 58.000 vietnamitas que viven en Chequia. Es algo muy nefasto. Mientras tanto el Secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, visita Vietnam e invita de manera pública a los vietnamitas a que se vayan a estudiar a Estados Unidos y a que visiten el país. Es interesante que en Estados Unidos los vietnamitas no sean considerados criminales y su país no se describa como sede del crimen organizado”.
Las raíces de la indignación que se produjo después de las palabras de uno de los más altos representantes de la diplomacia checa tienen que ver con la larga historia de la inmigración del país asiático a Chequia y Checoslovaquia, y con profundos vínculos que existen entre los dos países.
Todavía en 2011, Vietnam tenía un ministro de Relaciones Exteriores que hablaba fluentemente checo, ya que completó su doctorado en Metalurgia en Checoslovaquia en 1975. Fue uno de los miles de personas que llegaron de Vietnam en el marco de la colaboración entre los países socialistas.Los primeros vietnamitas vinieron en 1955 y se trató de estudiantes universitarios. Entre ellos destaca Duong Tat Tu, quien se graduó en filología checa y se convirtió en el traductor más importante de la literatura checa y eslovaca.
Famoso se hizo el caso de los niños de Chrastava. Se trató de una delegación de unos cien niños de entre seis y 13 años enviados por el Gobierno de Vietnam en 1956 para adquirir una educación que les ayudara a participar en la construcción del país asiático, entonces destrozado por la guerra contra Estados Unidos. El grupo fue hospedado en un hogar infantil del pueblo de Chrastava y a pesar de que en 1959 la mayoría tuvo que regresar porque las autoridades vietnamitas se preocupaban por una posible pérdida de la relación con el país natal, unos cuantos se quedaron y continuaron en sus estudios.
Posteriormente, en 1973, Vietnam pidió la aceptación de otros entre 10.000 y 12.000 ciudadanos con el fin de ganar experiencia en la industria y agricultura. A mediados de los años 80 ya había unos 30.000 vietnamitas establecidos en Checoslovaquia. Hoy en día se trata de casi 60.000 personas. Sin embargo, la comunidad es en realidad mucho mayor, ya que este número no incluye a los que nacieron en Chequia y Checoslovaquia.A lo largo de los años, los vietnamitas se convirtieron en parte integral de la sociedad checa, algo que fue confirmado públicamente por los más altos representantes del país en varias ocasiones, comenta Winter.
“El presidente Zeman dijo dos veces en sus viajes al extranjero que los vietnamitas son la minoría mejor integrada en Chequia. Igualmente se expresó sobre el tema dos veces el antiguo primer ministro Bohuslav Sobotka en instituciones de la Unión Europea. Las encuestas demuestran que los vietnamitas se encuentran entre las minorías mejor percibidas por los checos. Y lo más importante es que los niños vietnamitas tienen resultados excelentes en las escuelas, y eso sin ningún tipo de asistencia estatal”.
Otra característica importante de la minoría vietnamita es que, a diferencia de los 130.000 ucranianos que son en su mayoría hombres, los vietnamitas forman familias en Chequia, y tienen en promedio dos o tres niños. Se trata de un ejemplo de una inmigración exitosa.