Los claroscuros de la Cuba más fotogénica llegan a Praga
El fotógrafo israelí Felix Lupa, máximo representante de la fotografía callejera en su país, presenta en la galería Leica de Praga una colección de sus mejores instantáneas sobre Cuba y su Israel natal, así como una serie sobre Sudán del Sur.
La exposición, la primera del artista en la República Checa, recoge una selección de imágenes de tres de los espacios de trabajo más recientes de Lupa: Cuba, Israel y Sudán del Sur. Las fotografías tomadas en Cuba destacan por sus colores saturados y fuertes contrastes entre luces y sombras, así como por la crudeza con las que se ven retratadas sus gentes y espacios urbanos.
Felix Lupa reconoce sentir una especial debilidad por la isla.
“Cuba es mi gran amor, amo ese país. He estado viajando allí 15 años. Me encanta la calidez de su gente, cómo te aceptan como ser humano y especialmente como fotógrafo. Hay oportunidades de todo tipo para introducirse en la vida o las casas de la gente, es fácil entrar en contacto. La reacción de la gente es cálida, y no puedo parar de visitar el país una y otra vez”.
Mientras que Cuba aparece retratada de forma naturalista y a base de golpes de color, las imágenes de Israel son en blanco y negro, y los contrastes son más bien irónicos o de tipo simbólico, jugando con la composición o poniendo en contacto la juventud y la vejez, la belleza y la fealdad.
Esta otra mirada es fruto de las particularidades del espacio público de Tel Aviv, y de su propia actitud al respecto, explica Lupa.
“Uno va por la calle y lo ve con sus propios ojos. La gente es muy social, todo sucede en la calle. En otros países la gente reserva sus emociones para cuando están en casa, mientras que en Tel Aviv se expresan hacia afuera, y me gusta. Es parte de mi personalidad. Tengo dos personalidades, una humorística y otra muy trágica, y me siento atraído por las dos facetas”.
El lado trágico, o más bien oscuro y melancólico, puede apreciarse en la parte de la exposición dedicada a Sudán del Sur. Felix Lupa rodó en este joven país un documental siguiendo a los refugiados sudaneses que volvían a su tierra tras la independencia y el fin de la guerra.
Como producto de su estancia el público praguense puede apreciar una serie de fotografías de color ocre cuya ausencia de color refleja en buena parte la miseria y desesperación que acompañaron al nacimiento de este país africano y la decepción de los exiliados recién regresados.
“Esta es solo una pequeña fracción de todo mi trabajo en Sudán, y no todo es pesimista, pero lo que pasó en Sudán fue un gran caos. La gente no sabía cuál iba a ser la situación, si iba a haber paz o iba a continuar la guerra. La gente volvía de todo el mundo: de los Estados Unidos, Canadá, Europa o Israel. Después de unos pocos años de vivir allí y ganar dinero, estudiar o incluso servir en el Ejército, la vuelta al país más pobre de África fue para ellos un gran choque cultural”, afirmó.
La muestra se completa con la serie ‘El Auto Mágico’, que retrata la vida de un indigente que vive en un auto abandonado. Las calles y transeúntes de Cuba, Israel y Sudán del Sur convivirán en la galería Leica hasta el 7 de septiembre.