Los checos todavía no saben qué hacer con el aguacate

El aguacate, uno de los frutos tropicales preferidos en Latinoamérica, tiene una presencia discreta en las tiendas locales, a un precio exageradamente elevado, y los checos todavía no saben muy bien qué hacer con él.

La sopa de aguacate es muy común en México y algunos países cercanos al Caribe. El guacamole, una receta mexicana, goza ya de fama universal, con picante o sin picante.

En Chile y Argentina el aguacate se conoce como palta. Molida, aliñada con sal, pimienta y una gota de limón, es el acompañante ideal del pan en un desayuno, pero también es protagonista de diversas ensaladas, ya sea en puré o cortado en trozos pequeños.

En checo le llaman avokádo, como en inglés, y en los supermercados lo venden muy duro y extremadamente caro, cerca de un euro la unidad, según comenta Arturo, un chileno radicado en Praga.

“Es que la diferencia es atroz, terrible, enorme. Acá una palta vale lo mismo que un kilo en Chile. Todavía no he probado una palta acá, no me he atrevido. Además que ¿cómo compra uno una palta en Chile? Uno va, las toca, ve si están más o menos blandas. En cambio acá están todas duras. Una vez compré una y estaba dura, dura y no paró de estar como un palo por una semana y ya la boté”.

Lo que no sabe Arturo es que en los supermercados grandes, cuando la palta se empieza a poner blanda, la ponen en rebaja. O, simplemente, la botan, porque creen que se puso mala.

Omar, mexicano, también residente en Praga, tampoco ha comido aguacate acá y dice echar de menos los diferentes tipos que hay en su país.

“Aparte de que sólo hay un tipo de aguacate y nosotros tenemos dos tipos de aguacate, el normal y el pagua. El pagua es el más grande”.

Omar aprovecha de dar su receta preferida de guacamole, para que los checos aprendan a comerlo: aguacate, tomate, cebolla, ajo, cilantro, chile jalapeño y un chorro de limón, todo bien mezclado. ¡Qué aprovechen!

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