Los checos se suben a Solar Orbiter para estudiar el Sol

Metis, foto: Ivana Bernáthová

La investigación del viento solar y su acercamiento a la Tierra es el objetivo de la misión de la sonda espacial europea Solar Orbiter que partirá a principios de 2020 hacia el Sol. A bordo irán cuatro dispositivos de alta calidad desarrollados por científicos checos.

Metis,  foto: Ivana Bernáthová

La sonda Solar Orbiter desarrollada por la Agencia Espacial Europea (ESA) en colaboración con la NASA partirá hacia el Sol el 6 de febrero de 2020 desde el Cabo Cañaveral, en Florida. Durante dos años viajará hacia el Sol para explorar desde cerca una corriente de partículas cargadas, que salen desde su interior, y es conocida como viento solar.

Vít Lédl,  foto: Ivana Bernáthová
Una de las metas principales es conseguir los datos sobre el impacto de la actividad solar en la zona cerca de los planetas interiores del sistema solar, como Mercurio, Venus y Marte, para comprender los efectos del “clima cósmico” en la Tierra.

La sonda llevará consigo un total de diez aparatos científicos imprescindibles para cumplir con la misión. En el desarrollo de cuatro de los dispositivos participaron científicos checos del centro de investigación de óptica especial y de sistemas optoeléctricos Toptec de la ciudad de Turnov, entre otros.

Vít Lédl, director ejecutivo del centro Toptec, describe la parte clave del Solar Orbiter procedente de la República Checa.

“Es el aparato METIS, un coronógrafo grande que observará la corona solar en posición muy cercana al disco solar, es decir, a la fotosfera, y esto lo hace único”.

Espejos de alta precisión

Centro de investigación Toptec en Trutnov,  foto: Ivana Bernáthová
El coronógrafo destaca por dos espejos de alta precisión necesarios para la observación de la corona solar, ambos fabricados en el centro de investigación Toptec. Estos artefactos facilitarán a los especialistas en física solar el acceso a los datos imprescindibles para la investigación.

La fabricación del espejo tomó a los científicos aproximadamente seis meses. El director tecnológico del proyecto, Radek Melich, explica el mayor reto durante su producción.

“Las mayores complicaciones nos las brindó la tecnología con la que fabricamos los espejos. Las máquinas de las que disponemos están diseñadas para fabricar espejos de menores dimensiones que los que se necesitan para la sonda Solar Orbiter. Por este motivo, tuvimos que inventar un ajuste de los procedimientos para que los espejos cupieran en las máquinas”.

La participación en la misión Solar Orbiter representa la mayor involucración de científicos checos en un proyecto espacial desde el programa Intercosmos, desarrollado por los países socialistas entre los años 1967 y 1990 para investigar el cosmos. El costo de la participación checa ha superado 6.5 millones de euros y cuenta con el apoyo del Ministerio de Educación, Juventud y Deporte.

Con Flex Floris a combatir el calentamiento global

La participación en la misión espacial europea no es la única actividad científica importante del centro de investigación de Turnov. Otro proyecto significativo es Flex Floris, enfocado en la investigación de la actividad fotosintética global que, según Lédl, podría representar una clave para solucionar los problemas relativos al calentamiento global y su impacto en la naturaleza.

Radek Melich y Vít Lédl,  foto: Ivana Bernáthová

“La humanidad todavía no entiende completamente el proceso de la fotosíntesis en escala global. Precisamente plantas verdes, árboles y fitoplancton pueden ser la clave para resolver los problemas que seguramente existen pero que tal vez no veamos todavía en su extensión total”.

El proyecto Flex Floris consiste en observar la superficie del planeta y a través de un sistema óptico recoger la información sobre la salud y el nivel de estrés de las plantas que se proyecta a través de su radiación especial producida tras su absorción de luz ultravioleta.