Los checos logran grandes éxitos en la gestión de residuos

Foto: Archivo de ČRo7

La clasificación de la basura se ha convertido en un buen hábito para la mayoría de los checos. Los contenedores de colores se pueden ver en las grandes aglomeraciones urbanas y en las aldeas en el interior del país. Recientes estudios indican que cada ciudadano clasifica unos 40 kilogramos de residuos al año.

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La gestión de residuos domiciliarios, o sea su recolección, transporte, procesamiento, tratamiento y reciclaje, es un proyecto permanente impulsado por el Gobierno checo como parte de la protección del medio ambiente.

Los contenedores de colores para vidrio, papel y plástico recogen anualmente 620 mil toneladas de desechos clasificados, lo que sitúa a la República Checa entre los países europeos con mejores resultados en la gestión de residuos, según indicara la portavoz de la empresa recolectora de basura EKO-KOM, Šárka Nováková.

“A diferencia de otros países europeos tenemos muy buenos resultados. Ocupamos, por ejemplo, el segundo lugar en la recolección de embalajes de plástico, y en cuanto al papel y vidrio también nos situamos en buenas posiciones a nivel continental”, indicó la portavoz.

Fuentes del Ministerio del Medio Ambiente sostienen que las campañas lanzadas en este sentido a mediados de los años 90 encontraron muy buena acogida entre la población, tal como subrayara el funcionario de dicha cartera Ladislav Trylč.

“Creo que una de las razones de la buena acogida de la clasificación de residuos domiciliarios por parte de la población se debe a que se ha comprendido que los desechos sirven como materia prima para la confección de otros productos”, aseguró el experto.

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A pesar de los buenos resultados alcanzados por Chequia en la gestión de residuos, la asignatura pendiente la representan los embalajes de productos como jugos, vino y leche.

El número de contenedores naranja para este tipo de residuos es inferior al de los demás, por lo que muchas veces las cajas de leche terminan mezcladas con otro tipo de desechos.

El Ministerio del Medio Ambiente y las empresas recolectoras que participan en la gestión de residuos aseguran que aumentará el número de contenedores naranja en las calles de las ciudades checas, pero que el volumen de esos embalajes seguirá siendo inferior partiendo de las costumbres del consumidor nacional.