Las bombillas usadas, un gran peligro para el medio ambiente
Los checos ocupan uno de los primeros lugares en Europa en la separación de los desechos para ser reciclados. Pero este no es el caso de las bombillas usadas, de las que el 60% aproximadamente termina en los contenedores para basura mixta.
La protección del medio ambiente y el cambio climático son temas muy actuales en el mundo entero, incluida la República Checa. En el último decenio se incrementó en este país el número de personas que separan los desechos y, según datos de Eurostat, a nivel europeo los checos ocupan el segundo lugar en este tipo de actividad, situándose por detrás de Bélgica.
Sin embargo, uno de los problemas clave en este tema es la separación de las bombillas fundidas. Más del 30% de los hogares checos tira las bombillas a los contenedores para basura mixta, según reveló una reciente encuesta realizada por la compañía Ekolamp que se especializa en la recogida y tratamiento de este tipo de residuos.
De acuerdo con Jan Hlaváč, portavoz de Ekolamp, la gente no se da cuenta de que las bombillas fluorescentes, las LEDS y luminarias usadas contienen mercurio y polvo fluorescente que son sustancias tóxicas que pueden causar serios daños al medio ambiente.”En el momento en que este tipo de residuos llega a los vertederos puede ocurrir que las bombillas se rompan. El mercurio penetraría entonces en la tierra y se extendería por el lugar. Podría penetrar incluso en las aguas subterráneas y afectar el medio ambiente en toda la zona”.
Según Jan Hlaváč, el 90% de los materiales usados en la fabricación de las bombillas se puede reciclar.
Jiří Brauner desarrolla un proyecto denominado Mars, aprovechando el vidrio de las bombillas usadas para la fabricación de vasos e instalaciones luminosas.
”Cierta vez encontré en un vertedero una araña de cristal vieja, dos botellitas de plata y tres botellas de vidrio. Una de esas botellas se rompió y fue entonces cuando se me ocurrió aprovechar esos materiales para la fabricación de vasos o copas decoradas”.
Los especialistas advierten que el contenido de una bombilla puede contaminar hasta 10 000 litros de agua. Los daños que estas sustancias podrían causar en la naturaleza son incalculables. Los protectores de la naturaleza insisten en una mayor promoción de la importancia del reciclaje de estos productos eléctricos y en la posibilidad de entregarlos en puntos de recogida.