Alma de Cristal, en Praga se expone el nuevo arte funerario checo
El Museo de Artes Decorativas de Praga expone una colección de urnas de cristal realizadas por 21 autores dedicados a distintas formas de arte menos el de la cristalería. El experimento pretende fomentar el casi perdido arte funerario en Chequia.
Una urna de vidrio fundido que tenga un volumen de, al menos, 2,5 litros. Esas son las instrucciones que recibieron 21 artistas checos involucrados en la colección Alma de Cristal, lanzada por el grupo Glaz Bridge. La iniciativa surgió en respuesta al decaimiento del arte funerario y los rituales vinculados a la muerte en la sociedad checa, precisó para Radio Praga Internacional la fundadora de Glaz Bridge, Martina Sikorová.
“Nuestro objetivo era abrir el tema de las tradiciones y la preparación para la muerte y abrirlo no solo en el contexto de la edad cuando se espera, sino también a través de generaciones. Nuestra autora más joven tiene 27 años y el autor mayor tiene 70”.
Martina Sikorová eligió a artistas que la conmueven personalmente y que, al mismo tiempo, registraron éxitos tanto en Chequia como en el extranjero y, por lo tanto, cuentan con una gran base de seguidores. A su vez, se planteó la condición de que no podían ser personas con experiencia en la cristalería para que se produjera un enriquecimiento mutuo entre ellos y los realizadores del proyecto, o sea, los propios cristaleros. Así, podemos encontrar en la colección Alma de Cristal urnas diseñadas por el fotógrafo Tono Stano, la joyera Viktorie Beldová, el rapero Vladimír 518, el pintor Marek Číhal, la modista Natálie Dufková o el artista multimedia de origen checo-argentino Federico Díaz. Sikorová reveló qué resultado le parecía de los más creativos.
“Una de mis favoritas es la urna de Petr Písařík ‘Urnaslámparasjarrones’ donde él soltó su creatividad trabajando, a su vez, con unas instrucciones que lo limitaban. Petr tenía que trabajar con una forma única de continente. Él lo multiplicó, le añadió alas, le dio la función de urna y, al mismo tiempo, de jarrón, así que puede servir para flores también. Creo que es una interpretación muy muy muy creativa”.
Confiesa Sikorová que todo el proyecto nació de sus experiencias personales de los últimos 20 años, periodo en el que hizo de comisaria en una galería de arte, trabajó en un hospicio y rodó un documental sobre el cristal de Bohemia en Venecia. También por ello, decidió incluir en las instrucciones para los autores un único material, el vidrio fundido, y devolver así al discurso público tanto el tema del arte funerario como el de la cristalería como un legado nacional checo.
“Elegí la escultura de vidrio fundido porque me fascina, es frágil y al mismo tiempo fuerte. Se trabaja con fuego, igual que en la incineración. Yo quería avivar el oficio, demostrar que es muy difícil de hacer, que es complicado, caro e inseguro”.
Lhotský, el mago entre los cristaleros
El realizador de las urnas fue el cristalero Zdeněk Lhotský, radicado en la ciudad de Železný Brod, al norte de Bohemia. Su nombre resonó fuertemente en Chequia cuando le encargaron fabricar el sarcófago para los reyes de Dinamarca siguiendo el diseño del artista Bjoern Norgaard. Advierte el cristalero que por mucho que pueda parecer que el arte funerario es una de sus especialidades, no es sí. “Un encargo es un encargo”, dice, y al mismo tiempo sostiene que, para él, el proyecto Alma de Cristal tiene mucha importancia.
“Es un tema muy importante que en este país no merecía mucha atención. Y creo que, por suerte, últimamente sí vuelve a resonar. Preocuparse por las últimas cosas debería ser parte de la vida porque la muerte es lo único seguro en la vida”.
Zdeněk Lhotský hizo también su propio diseño en el marco de la colección en colaboración con otro cristalero, Martin Janecký. Según explica, ambos no dudaron ni un segundo en cuál iba a ser la forma de la urna: un cráneo con un pedestal que serviría como recipiente para las cenizas. “Quería acercarme al naturalismo”, dice Lhotský, y añade que el símbolo del cráneo tiene mucha tradición en la cultura checa, recordando al conde František Antonín Špork que tenía el cráneo de su madre expuesto en la mesilla de noche.
El cristal de los pedestales está coloreado por dentro, lo cual es una técnica cristalera muy arriesgada que en muchos casos no sale bien y, como confiesa Lhotský, en sus dos primeros intentos fracasó.
“En el caso de la escultura de vidrio fundido, cada día es un desafío porque hay muchísimas trampas. Cuando miro los objetos de la colección, cada uno tenía sus complicaciones. La cosa es que el autor trae una idea y conversando llegamos a la conclusión de si su idea es posible o no lo es, si nos arriesgamos. Cuando empezamos a trabajar en alguna escultura de vidrio fundido, ya tenemos que confiar en que salga bien”.
Alžběta Jungrová, fotógrafa y una de las autoras de la colección Alma de Cristal, destacó que admiraba mucho a Lhotský por sus ganas de experimentar y probar técnicas nuevas. “Ambos amamos ese momento de estar en el comienzo y probar cosas que, al principio, no salen bien pero al final llevan a algo precioso”, dice. De la colaboración de estos dos artistas surgió una urna que muestra en la tapa una fotografía de Jungrová que Lhotský reprodujo en el cristal y cuyo proceso de fabricación, en realidad, es un gran misterio.
“Tengo un truco tecnológico que uso y, por suerte, pienso que de verdad lo conozco solo yo por el momento. A mí, el cristal me fascinó desde niño. Tengo que decir que soy de las pocas personas que desde la niñez sabían a qué querían dedicarse. En nuestro oficio es importante que cada generación aporte algo nuevo y creo que lo conseguimos. Así que un día le diré a alguien el truco”.
Inspiración en la pichação
Algunos de los artistas hasta pensaron en el hecho de que en las familias no siempre es fácil acordar quién se quedará con las cenizas del difunto. Por eso, la modista Natálie Dufková y la cristalera Vladimíra Klumparová hicieron varios frascos pequeños. Una idea parecida tuvo también el grafitero Michal Škapa, uno de los nombres más importantes del arte callejero en Chequia.
“Mi objeto está compuesto por cuatro partes. La idea es que los familiares puedan quedarse con una de ellas, ya sea con las cenizas o sin cenizas. Todo el objeto es azul, está hecho de un cristal azul precioso del que me enamoré inmediatamente. El azul simboliza la paz, la confianza, la tradición”.
Michal Škapa es muy conocido por sus murales, entre los que destaca la obra KOSMOS, uno de los murales más grandes del mundo que se puede observar en una de las salas de almacén en las cercanías del aeropuerto de Praga. A pesar de que Škapa se ha establecido ya también como un autor importante en el ambiente de galerías, exponiendo su obra, por ejemplo, en el festival Scope Art Show de Miami o representando a Chequia en la EXPO de Shanghái, en su obra se puede notar siempre la influencia del grafiti con el que empezó.
“Luego en la urna se ven dos capas de letras, el alfabeto latino está en el cilindro interior y en el exterior se ve mi alfabeto de autor que, por cierto, se inspira en el grafiti y en una subcultura especial que se llama pichação y es de São Paulo, de Brasil. Este alfabeto lo uso mucho en mis obras. En cuanto al contenido del texto, es una de mis canciones preferidas. Creo que cada uno tenemos algo que podríamos llamar la banda sonora de nuestra vida, a mí me gusta mucho volver a esta canción. Es Bright Horses de Nick Cave”.
La colección Alma de Cristal se podrá ver en el Museo de Artes Decorativas de Praga hasta mediados de septiembre. Después, los gestores del proyecto querrían exponerla también al extranjero. La colección debería permanecer como un conjunto, no obstante, de cada pieza se podrán fabricar hasta cinco copias para todos los que deseen planear cuál será el lugar de su último reposo.