Los checos ‘huyen’ a Polonia

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Los checos se las ingenian ante el aumento de precios y Polonia aparece como una gran aliada, y es que cada vez son más los que optan por hacer la compra en algún país vecino.

Tras un 2022 que será recordado por la inflación, el presente curso no se prevé menos complejo. La subida de precios ha afectado a todos los frentes, pero el de la alimentación ha sido uno de los más golpeados y donde los ciudadanos más han podido notar este proceso.

Con todo, en clave nacional, los checos tiran de ingenio para evitar los aumentos y parecen haber encontrado una vía por la que optan cada vez más: salir a comprar al extranjero.

Foto: Vojtěch Berger,  Český rozhlas

Las cifras demuestran que este fenómeno es cada vez más común; un 15% de los checos acude a comprar a supermercados extranjeros una vez al mes, mientras que uno de cada diez hace lo propio cada dos semanas. En esta línea, destaca como Polonia se asienta como el destino favorito de los checos cuando deciden comprar fuera del territorio nacional.

"Por supuesto, no es posible limitar las compras en el exterior. Sin embargo, debido a los precios, el gobierno debería presionar a los grandes actores del sector para que no abusen de su posición y consideren fijar correctamente el IVA”, señaló Josef Jaroš, presidente de la junta directiva de la Asociación de Pequeñas y Medianas Empresas.

La ‘fuga’ de los consumidores checos se traduce en cifras realmente significativas. Estos gastan más de 2300 millones de euros al año en establecimientos extranjeros, algo que hace que el tesoro estatal pierda en torno a 400 millones de euros.

La vecina Polonia continúa siendo la opción favorita para los propios checos, especialmente en el sector alimentario, debido, entre otros factores, a la baja tasa de cambio del zloty y a que el propio Gobierno polaco abolió el IVA en algunos productos básicos.

Los últimos datos, por otra parte, no hacen sino confirmar la magnitud de una realidad que ya se conocía. Por ejemplo, tiempo atrás, cobró protagonismo el caso de Bogatynia, una pequeña ciudad polaca cercana a la frontera con la región de Liberec donde incluso algunas autoridades locales alzaron la voz ante la afluencia masiva de clientes checos.