Los Centros Checos cumplen 30 años anunciando su expansión por Asia y África
La institución cultural de la República Checa en el exterior ha cumplido 30 años de existencia y lo ha hecho con el anuncio de la próxima apertura de nuevas sucursales en Hanói o Taipéi. El director de los Centros Checos, Ondřej Černý, habló para RPI de la tendencia “europea” actual, la intención de los nuevos centros en Belgrado o El Cairo, qué sucederá con los Centros Checos en Kiev y Moscú y por qué es un error no contar con ninguno en Hispanoamérica.
El ministro de Relaciones Exteriores, Jan Lipavský, celebró junto al director de los Centros Checos, Ondřej Černý, las tres décadas ya de existencia de la institución estatal dedicada a promover la cultura checa en el exterior. Ondřej Černý valoró los primeros 30 años de los Centros Checos en entrevista a Radio Praga Internacional.
“Los 30 años de existencia de los Centros Checos es un periodo corto para poder decir que somos una institución cultural tradicional, pero, por otro lado, si contamos con sus antecesores, la prehistoria de los Centros Checos, que fueron los primeros centros culturales socialistas, que se inician en el año 1949, creo que puedo decir que formamos parte de una sólida infraestructura cultural checa, lo que es necesario para ser un actor fuerte en el campo de la diplomacia cultural en el extranjero, como creo que somos”.
En 1993 los Centros Checos comenzaron con seis oficinas en todo el mundo. La forma de llevar a la gente la cultura checa ha cambiado mucho en este periodo. La inicial presentación de marcas culturales checas en el extranjero ha dado paso a una cada vez más importante colaboración cultural, el diálogo con otros países y culturas, cuenta Ondřej Černý.
“A veces es mejor dejar atrás ese, digamos, egocentrismo por lo checo en beneficio de la colaboración europea. En esto nos ayudó mucho la presidencia de la Comisión Europea cuando, al concebir todos los proyectos, nos dijimos: ahora no somos checos, sino europeos. Somos europeos con la experiencia checa que, por supuesto, podemos llevar al discurso cultural europeo y algo nuevo, así como nuestras habilidades. Creo que una habilidad específica es la de moderar en algunos temas, así como cierta empatía, que no tiene por qué tenerla todo el mundo. Pero también el ser directos a la hora de comunicar porque a veces el mundo de la diplomacia cultural es muy correcto y, a veces, de forma hasta exagerada”.
Reconoce el director de los Centros Checos que mientras que en los 90, la República Checa, recién salida del Pacto de Varsovia y de la onda de influencia soviética, buscaba su sitio en Europa, de ahí que la red de Centros Checos esté establecida muy mayoritariamente en el Viejo Contintente, ahora este sitio ya lo tiene, por lo que el mensaje, la tradición y los valores checos y europeos ahora es necesario dirigirlos a territorios más lejanos.
Cada Centro Checo tiene una intención concreta
Por eso, antes de que acabe el año, ya no serán 26 los Centros Checos en el mundo, sino 29, y pronto se podría incluso superar la treintena. Uno de los nuevos centros se abre en Belgrado, que, no obstante, sí está en Europa. En la capital serbia los Centros Checos pretenden precisamente fortalecer el sentimiento europeo de la sociedad, cuenta Černý.
“Siempre consideré un gran error no estar en los Balcanes Occidentales porque todos sabemos que allí a menudo es donde se escribe la historia europea, así que tenemos que estar allí también porque debemos estar presentes donde la situación sea, digamos, sensible, cuando es necesario reforzar el relato europeo, donde sea necesario dirigir a la sociedad civil en la dirección europea, porque Serbia, por supuesto, pertenece a Europa y siempre perteneció a Europa”.
Algunas similitudes guarda el caso de Belgrado con el del nuevo Centro Checo de Tiblisi, capital de Georgia, cuya sociedad quiere mirar hacia Europa y despegarse lo más posible de su vecina Rusia. Algo que desde Praga también se quiere apoyar.
El nuevo Centro Checo de El Cairo, por su parte, responde a las nuevas prioridades del Ministerio de Relaciones Exteriores, que quiere dedicarse más a África que en el pasado. Se trata del primer centro checo en un país africano, pero también el primero en un país musulmán, explica el director Černý.
“La apertura del Centro Checo de El Cairo el año pasado fue un mensaje claro de que nuestra presencia muy fuerte en Israel, con el Centro Checo de Tel Aviv y la Casa Checa de Jerusalén, tenía que equilibrarse con, al menos, un país árabe. Nuestra presencia en El Cairo es muy importante en este sentido pero también porque podemos enlazar con las fuertes relaciones checo-egipcias del pasado. Y también podemos abrir los temas que queremos, como la cuestión de la mujer, que en el mundo árabe es extraordinariamente actual”.
Hanói, la capital de Vietnam, que aparte de su importancia en la región asiática, tiene una de las minorías más importantes en Chequia, parece otro paso lógico y pronto contará también con un Centro Checo. Como posiblemente también lo haga Taipéi, la capital de Taiwán, que sin embargo, tiene un encaje más difícil. A pesar de ser uno de los territorios que más apoya la diplomacia checa, no hay que olvidar que se trata de un Estado sin reconocimiento oficial por parte de la UE y cualquier actividad con el país provoca tensiones con China, que lo considera parte de su territorio. Ondřej Černý cree que lograrán encontrar pronto la fórmula para establecerse también allí.
El futuro de los Centros Checos de Kiev y Moscú: “Sabemos que tenemos que volver a Rusia”
La agresión rusa de Ucrania, sin duda, trastocó todos los planes de la institución. Praga dejó clara su posición desde el principio. En Kiev, el Centro Checo es el único instituto cultural extranjero que sigue abierto e incluso con su directora en el lugar.
“En Kiev se trata de que formemos parte de los esfuerzos de renovación de Ucrania, de cuestiones como la digitalización de la herencia cultural y muchos temas relacionados con, por ejemplo, los saqueos por parte de las tropas rusas, la conservación del patrimonio cultural y, por supuesto, algo muy importante es la sociedad civil. Sabemos que Ucrania tiene que construir una sociedad civil estable para poder funcionar con éxito dentro de la Unión Europea, que es lo que nosotros queremos”.
Mientras, en Moscú, el Centro Checo cerró rápida, pero no definitivamente.
“El Centro Checo de Moscú está cerrado por ahora. Su actividad fue detenida y así debe ser. Tenemos una posición clara hasta que acabe la guerra. Tenemos otra visión que la que tienen en Francia o Alemania, por ejemplo. De hecho, es que no se puede, porque pondríamos en riesgo a nuestro personal en el lugar. Pero, por otro lado, sabemos que Rusia es un territorio al que tenemos que volver en el futuro y espero que sea en un futuro cercano. Y tenemos que volver con una misión muy fuerte, con unos proyectos muy fuertes en el ámbito del intercambio cultural y de la cultura en general, pero también, ante todo, en el fortalecimiento de la sociedad civil”.
Una dolorosa ausencia en Latinoamérica
Los Centros Checos crecen, se expanden, y sin embargo, no hay ninguno en toda Latinoamérica. En sus tres décadas de existencia, de hecho, cerró el único que tenía, el de Buenos Aires. Un gran error, valora Černý.
“Ese es un tema doloroso. En los cinco o seis años que llevo aquí trabajando, no hemos dejado de hablar de nuestra ausencia en Hispanoamérica y del error que fue el cierre del Centro Checo de Buenos Aires. A veces sucede que incluso una personalidad con una aportación decididamente positiva a la historia comete errores, y permitir aquel cierre fue un error del ministro Schwarzenberg, y luego ya es muy difícil volver atrás. Por otra parte, para el año que viene creo que los planes no van por ahí, sino que tenemos una fuerte tendencia indo-pacífica y puede que veamos la apertura de un Centro Checo en Nueva Delhi, pero en nuestra comunicación con el Ministerio sabemos que un día llegará el momento de Latinoamérica, que es algo que nos falta”.
Desde hace unos años, en realidad sí que se realizan actividades en Latinoamérica que son organizadas desde el Centro Checo de Madrid. El director Ondřej Černý, cree que, al menos así, se instensificará la presencia de la institución en el todo el continente.
“Ahora tenemos un debate con los compañeros del Centro Checo de Madrid porque sabemos que hay otros centros culturales que organizan sus actividades en Latinoamérica desde Madrid. Así que, hasta que nuestra presencia en ese continente sea física, creo que podemos buscar la forma de que la actividad del Centro Checo de Madrid tenga un mayor alcance en Hispanoamérica”.
Los Centros Checos que actualmente operan en cuatro continentes, realizan casi 1700 eventos culturales al año, atrayendo a más de 2 millones de personas.