“No hay espacio para la cultura en la guerra”
En lugar de dedicarse a actividades culturales en la capital ucraniana, el Centro Checo en Kíev está coordinando ayuda humanitaria desde Praga. El director de los Centros Checos, Ondřej Černý, afirma que el enfoque primario ahora mismo es ayudar a Ucrania y a los ucranianos. A medio plazo será también apoyar a la disidencia cultural en Rusia y Bielorrusia.
“La institución cultural de los Centros Checos y toda su red mundial condenan de manera unánime la agresión de las tropas rusas en Ucrania. Expresamos pleno apoyo a todos nuestros compañeros y compañeras y a todos los ciudadanos de Ucrania. Estamos con ustedes”.
Esa es la declaración oficial que se puede leer en las páginas web de los 26 Centros Checos, situados desde Nueva York hasta Tbilisi, instituciones cuya misión es difundir el buen nombre de la República Checa, su cultura e innovaciones.
En vista de la situación en Ucrania, las tareas del Centro Checo en Kíev han cambiado dramáticamente, según contó el director general de los Centros Checos, Ondřej Černý, a Radio Praga Internacional.
“En Kíev, el Centro Checo forma parte de la embajada, por lo que la directora, Radka Rubilina fue evacuada unas dos semanas antes de la invasión. Esto se ha mostrado como una gran ventaja porque ahora es capaz de coordinar ayuda desde Chequia. Antes de asumir su cargo, Radka trabajaba en un alto puesto en la ONG Hombre en Emergencia, así que es una persona extremadamente experimentada en situaciones de crisis como la actual”.
La vicedirectora y encargada de la diplomacia cultural y marketing, Anastasiya Artemyak, salió de Kíev el jueves pasado, el día de la entrada de las tropas rusas, y apenas ha llegado a Praga con su familia. Esto demuestra lo largo que es el viaje y también señala, que la mayoría de los refugiados ucranianos está por llegar.
Según cuenta Černý, los Centros Checos están ofreciendo alojamiento y apoyo financiero a sus colaboradores que se hayan visto obligados a huir de la guerra. Con otros, que han decidido quedarse en Ucrania, siguen en contacto.
El director enfatiza lo importante que fue reaccionar de manera inmediata y clara ante lo sucedido en Ucrania. Aunque la declaración solo ha sido una respuesta simbólica, según explica. Lo esencial es un programa de ayuda rápida que está coordinando desde la capital checa, según detalla Černý las últimas tareas del Centro.
“La directora Radka Rubilina salió en el tren nocturno de Ferrocarriles checos a la ciudad ucraniana de Chop. Se trata de uno de los proyectos humanitarios más interesantes que están teniendo lugar. El envío del tren lo coordinaron tres ministros del Interior: de Ucrania, Chequia y Eslovaquia. Cada día, el tren recoge a refugiados en Chop. Los aduaneros eslovacos ayudan con los trámites a los pasajeros durante el viaje y estos después continúan a Ostrava y Praga. El patrocinador mediático principal del tren es la página de Facebook del Centro Checo en Kíev. Allí se publican miles de informaciones prácticas”.
De acuerdo con Černý, los esfuerzos actuales se centran en encontrar alojamiento y proporcionar ayuda financiera. El segundo paso será apoyar a los recién llegados para que encuentren trabajo. En este aspecto, el Centro Checo en Kíev piensa aprovechar la red de instituciones culturales con la que colabora. Tiene planeada, por ejemplo, una reunión con la Asociación de Teatros Profesionales.
La importancia de una postura firme
Volviendo a la mañana de ese jueves 24 de marzo, Černý admite que los sucesos de Ucrania lo tomaron por sorpresa. Pero pasado el choque inicial, acoge con agrado las reacciones checas.
“Esa mañana tardé en recuperarme. Por suerte, soy una persona bastante resistente, pero aun así necesité como una hora para respirar bien. Después nos pusimos manos a la obra. Hasta el último momento no creía que pudiera pasar algo así. Pero ha sucedido y ahora es muy importante que adoptemos una postura firme. Y estoy muy contento de que, tras mucho tiempo, uno pueda identificarse con las acciones del Gobierno checo. Estoy agradecido de que estemos actuando todos de manera conjunta”.
Según indica, la situación actual ha complicado, naturalmente, también el funcionamiento del Centro Checo en Moscú. Este ha interrumpido sus actividades y Černý afirma que han preferido borrar del sitio web los nombres de los colaboradores locales para evitar que corran algún peligro por asociarse con la institución checa.
El director general explica, además, que no hay espacio para la cultura en la guerra. La vida artística puede recuperar su sitio y su rol en la sociedad solo una vez que la situación vuelva a ser segura. Entre tanto, lo que se puede hacer es aprovechar las redes de contactos existentes y transformar la dimensión cultural en una dimensión humanitaria y de ayuda a los necesitados.
Al mismo tiempo, Černý advierte que, mientras que a Rusia hay que considerarla como un enemigo militar, el trato a los rusos debe ser diferente.
“Siempre he rechazado cualquier insinuación de culpa colectiva. Yo crecí con mi madre y a su padre, mi abuelo, los asesinaron los alemanes. Pero desde pequeños, mi madre nos guio hacia el respeto a la cultura y la nación alemana. Es algo que se ha fijado en nuestra familia. La culpa colectiva no existe, las cosas no deberían percibirse de esta manera”.
La culpa tampoco la tiene, de acuerdo con Černý, la cultura rusa como tal. Esta, en su gran riqueza, es inocente en el conflicto. Quienes no lo son, son las instituciones culturales rusas leales a Vladimir Putin. Černý admite que dentro de las mismas puede haber personas con gran integridad moral y expertas en su ámbito de trabajo, pero insiste que, en la guerra, no es posible pensar en tanto detalle.
A la vez, Černý enfatiza que los artistas rusos independientes deberían seguir recibiendo apoyo y cita como ejemplo la postura de la Cuadrienal de Praga.
“Es una exposición mundial de escenografía que tiene lugar cada cuatro años. En este momento, sus organizadores han anunciado que Rusia no contará con su plaza en la exposición de naciones. Pero al mismo tiempo, se está buscando una manera de incluir a los artistas rusos independientes. Así se podría definir el funcionamiento actual de la comunicación cultural checo-rusa.
Černý reitera que, en estos momentos, todo el esfuerzo debería centrarse en ayudar a los ucranianos. Al mismo tiempo, no descarta que, en un futuro no lejano, toque también ofrecer asistencia a los que viven y crean su arte bajo regímenes como el ruso o el bielorruso.
A pesar de los horrores por los que está pasando Ucrania en estos momentos, Černý espera que el conflicto termine con la derrota de Vladimir Putin. Para que esto suceda, insiste, no obstante, en que es necesario que las sanciones impuestas por Occidente las perciban también los ciudadanos rusos.
“Solo así existe la posibilidad de que la nación rusa se libre de Vladimir Putin. No podemos intervenir solo contra los puestos más altos y los oligarcas del país, los que mantienen vínculos con Putin. Tenemos que atinar contra la infraestructura del país, porque solo así los rusos se despertarán y se darán cuenta de quién los gobierna. Sabemos que hay una gran diferencia entre las élites y la población común y corriente. Esta está completamente manipulada por la propaganda rusa. Pero confío en que la generación joven está más conectada al mundo gracias a internet y las redes sociales y que ve lo que está pasando”.
Ondřej Černý dice que será tarea de todos nosotros contribuir a que Vladimir Putin deje de ser la figura clave de la Federación rusa. En cuanto al Centro Checo en Kíev, confía en que la institución retomará la diplomacia cultural algún día, pero afirma que, después de lo ocurrido el jueves pasado, el mundo nunca volverá a ser el mismo.