Lo pagano y lo cristiano de la Pascua Florida

Foto: Martina Schneibergová

Bienvenidos a este programa especial preparado por Radio Praga para el Lunes de Pascua, el día de la culminación de las fiestas de la Pascua Florida en la República Checa. Son numerosas las tradiciones vinculadas con estos festejos, entralazando en sí las costumbres tanto de origen cristiano como pagano. En los siguientes minutos les llevaremos a diversas regiones checas para presentarles algunas de ellas.

Vajíčkovník,  foto: archivo de MŠ Tkalcovská,  Trutnov
La Pascua Florida es una de las fiestas cristianas más importantes que se celebran para conmemorar la Muerte y Resurección de Jesucristo.

Esta época del año, iniciada el primer domingo tras el plenilunio primaveral, también tenía un importante significado en la época precristiana, ya que el invierno, asemejado simbólicamente a la muerte, es sucedido por la primavera, con la que llega también una nueva vida a la naturaleza.

Entonces, la victoria de la vida ante la muerte es el tema común de los festejos cristianos y los paganos, y los dos dan lugar a numerosas tradiciones y costumbres.

Una antigua costumbre vinculada con la despedida del invierno, y por tanto de la muerte, volvió a retomarse en el pueblo de Dolní Řasnice, situado en Bohemia del Norte, en la zona de la antigua Lusacia. Se practica el Sábado de Pascua, denominado en Chequia Sábado Blanco, y consiste en la decoración del Vajíčkovník, es decir, el Árbol de Huevos.

Aunque el origen de esta tradición se remonta a hace aproximadamente tres siglos, hace solamente 11 años que volvió a celebrarse, y todo gracias a la iniciativa de Milan Maršálek, un vecino de Dolní Řasnice, que nos cuenta más detalles acerca de la renovación de esta costumbre.

Foto: archivo de Radio Praga
“Se trata de una antigua costumbre eslava que se ha conservado en la zona de Lusacia, y también en algunos pueblos de Baviera. La gente cuelga un huevo al árbol, mientras pide un deseo. También es posible escribir el deseo encima del huevo o en un papelito, que luego se mete dentro de él. El lugar, donde erguimos el Vajíčkovník, o el Árbol de Huevos, no es un lugar cualquiera, ya que está vinculado con el solsticio”, indicó.

La creencia en que esta costumbre existía ya en tiempos remotos se debe a los hallazgos arqueológicos. Miles de piezas de cerámica fueron encontradas en varias zonas de la antigua Lusacia, y por los agujeros que tenían se considera que se trataba de objetos votivos que se colgaban en un árbol.

La fiesta se inicia con una procesión de disfraces encabezada por una cigüeña y un gallo, que en esta zona de Bohemia del Norte simbolizan la llegada de la primavera. Para acobardar el invierno y expulsarlo cuanto antes, la procesión toca todo tipo de instrumentos como tambores, matracas y tapaderas.

El Domingo de la Muerte

Jiřina Langhammerová,  foto: archivo de Radio Praga
El Invierno y la Muerte son simbolizados por Morana, la antigua diosa eslava de la Muerte. La directora de la Sección de Etnografía del Museo Nacional de Praga, Jiřina Langhammerová, nos cuenta más acerca de la costumbre.

“La Muerte quedaba simbolizada a través de un muñeco de paja. Vestido de trapos, se colocaba en una larga cruz de madera. En el muñeco se colocaban asimismo conchas y huevos vacíos, que también simbolizaban la muerte, ya que eran objetos sin vida. Una procesión llevaba al muñeco pasando por la aldea, para que todos vieran que la muerte pronto desaparecería del lugar. Después la Muerte se lanzaba al agua o se quemaba. Ese era el fin del invierno, y por tanto de la muerte”.

En la región de Laquia, en Moravia del Este, Morana iba acompañada de su pareja masculina Maroch, también llamado Smrďoch. La gente se reunía en el centro del pueblo dejando a Morana y a Maroch que se despidieran con un beso.

Las chicas luego perseguían a los chicos y, al alcanzarlos, ahogaban su muñeco en el río. Después, todos se echaban a correr de vuelta a sus pueblos. En algunas zonas de las Tierras Checas incluso se creía que el que llegaba último moriría al cabo de un año.

Tras la desaparición de Morana asume el reinado Líto o Vesna, la antigua diosa eslava de la juventud y de la vida. A diferencia de su antecesora, se la representaba con materias vivas y coloridas. En las zonas de Bohemia Occidental quedaba simbolizada mediante partes superiores de coníferos, mientras que más al este se optaba por ramas de sauce, todos decorados con cintas de colores o adornos de papel.

Morana,  foto: Jana Bendová

El lunes azul, el martes amarillo, el miércoles agrio y el jueves verde

Otra teoría sostiene que el nombre parte de la palabra alemana “blau”, que no solamente significa azul, sino que también se refiere coloquialmente a la embriaguez después de las fiestas del fin de semana. Puesto, que en el pasado este lunes no se trabajaba habitualmente, la última teoría se basa en que no se trata de la palabra blau, sino lau, que supuestamente significa inactivo.

El Martes Amarillo va seguido del Miércoles Agrio. Su denominación se debe a la mirada agria con la que Judas miró a Jesús este día.

Según manda la tradición, se debe evitar poner mala cara el Miércoles Agrio para que esta expresión no permanezca en el rostro a lo largo del año. El Miércoles de Deshollinar es otra denominación para este día, puesto que en muchos hogares se solían limpiar las chimeneas. El Jueves Santo, titulado en Chequia Jueves Verde, puede deber su nombre a la costumbre de que este día se debían comer alimentos de este color. Por tanto, las espinacas, el chucrut o las ortigas frecuentemente formaban el menú de este día, a fin de que la gente gozase de una buena salud durante todo el año siguiente.

Pero no solamente se servían verduras este día. Según una antigua creencia, el que se comía un trozo de pan con miel antes de la salida del sol, no corría el peligro de sufrir una picadura de serpiente, avispa o cualquier otro bicho peligroso. El mismo alimento tirado en el pozo debía asegurar la abundancia del agua durante todo el año.

Věra Frolcová,  Pascua Florida en la República Checa
Hay otra teoría vinculada con el surgimiento del nombre del Jueves Verde que se refiere a los paramentos que vestían los sacerdotes. Y precisamente este día es cuando más se nota la fusión de lo cristiano y lo pagano, según afirma la etnóloga de la Academia de Ciencias Checas, Věra Frolcová.

"El ejemplo más ilustre de la simbiosis entre la Pascua cristiana y las tradiciones populares en el ambiente checo es la oración al pie del árbol, que une en sí el sacrificio no cristiano a la Naturaleza y la oración que Jesucristo hizo el Jueves Santo en el Monte de los Olivos. El texto de la oración que los checos suelen pronunciar al pie del árbol es muy bonito: “Agua limpia, manas de las heridas de Nuestro Señor, bañando las orillas y las piedras, baña también a mi alma pecadora".

Věra Frolcová explica también otra teoría del origen del nombre del Jueves Verde.

"Hay más teorías al respecto entre los etnólogos, lingüistas e historiadores. Una dice que según la tradición eclesiástica medieval, los pecadores, muertos para la Eucaristía, fueron expulsados del templo el Miércoles de Ceniza. Pero quienes se sometieron durante las seis semanas de Cuaresma a la penitencia, pudieron ingresar nuevamente en la comunidad eclesiástica el Jueves Verde. Y verde porque ese día recibieron un ramillete como prueba de que de nuevo son verdes, o sea, vivos, preparados a vivir con Jesucristo".

Otra costumbre popular practicada en Chequia el día del Jueves Verde son las matracas o carracas, según realza Věra Frolcová.

Matraca,  foto: Wikimedia,  public domain
"El Jueves Verde, cuando las campanas se callan y vuelan a Roma, como dicen los checos, los chicos salen a la calle recorriendo el pueblo y haciendo sonar las matracas. Y el sonido de las carracas se oye hasta el Sábado Blanco cuando las campanas vuelven a sonar. Se trata de grupos de muchachos de entre seis y quince años que corren matraqueando y entre los que reina una rígida disciplina y estrictas relaciones jerárquicas. Todos los aguinaldos que reciben, como huevos, dinero y dulces, se lo reparten entre sí según la edad y los méritos".

En algunas regiones moravas, la costumbre de la matraca va acompañada también de la costumbre de la persecución de Judas.

"En las aldeas moravas, los muchachos suelen organizar un desfile encabezado por la máscara de Judas. Su aspecto difiere de pueblo en pueblo. A veces tiene la cara ennegrecida, otras lleva un sombrero o un abrigo puesto al revés. Pero en todas las procesiones es conducido con una cuerda, castigado por su traición y al final condenado a muerte simbólicamente. En algunas aldeas incluso realizan la quema de Judas. En este caso, Judas es una garbera de paja con la que se recorre el pueblo y al final se quema".

El Viernes Santo

Karel Jaromír Erben
Una de ellas se practicaba con el fin de gozar de una buena salud a lo largo del año, cuando la gente se dirigía a los arroyos para lavarse. El agua del arroyo también se la llevaban en unos recipientes a sus casas rociando con ella todos los rincones.

En el pueblo de Dolní Řasnice, se practicaba una costumbre parecida, pero utilizando la nieve, según afirma Milan Maršálek. “Esta costumbre ha llegado a nuestro pueblo desde los Montes Gigantes (Krkonoše), situados al Noroeste de Bohemia. Se practica el día del Sábado Blanco y consiste en que la gente se lava con nieve. Encontrar nieve durante la Pascua no resulta precisamente fácil, entonces el que lo consigue y se lava con ella, debería gozar de buena salud y tener una piel bonita”, afirmó.

Muchos checos también creían que este día se abría la tierra para dar a luz los tesoros escondidos. Pero no siempre se suponía que se trataba de oro y piedras preciosas, sino, por ejemplo, de agua.

Foto ilustrativa: archivo del Museo Nacional
A esta tradición se refiere la conocida balada 'Tesoro' (Poklad) del escritor y folclorista checo, Karel Jaromír Erben. En ella, el día del Gran Viernes, una mujer y su hijo descubren una roca abierta, hallando en ella un gran tesoro. Deslumbrada con la riqueza, la mujer se pone a llenar sus bolsas de oro, se lo lleva a su casa y demasiado tarde se da cuenta de que había olvidado al niño dentro de la roca.

Al volver, la entrada a la roca ya está cerrada. Además, todo el oro en su casa se había convertido en piedras y barro. Un año de angustia tiene que esperar la mujer para que se abra la roca. Afortunadamente, encuentra a su hijo sano y salvo, y aunque el tesoro permanece allí, ni se fija en él, coge al niño y ambos se marchan a casa.

Dentro del monte Blaník duerme una hueste encabezada por San Venceslao,  imagen de Věnceslav Černý  (1898),  free domain
Otra leyenda dice que el Viernes Santo se abre el monte de Blaník, situado cerca de la ciudad de Vlašim, en Bohemia Central. Dentro del monte duerme una hueste encabezada por San Venceslao, patrono de Chequia. Se cree que cuando llegue el peor momento al que se tenga que enfrentar la nación checa, el monte se abrirá y los caballeros saldrán para ayudarle.

El Viernes Santo era también una jornada importante para los meteorólogos principiantes. De la situación meteorológica de ese día deducían si el año sería lluvioso o seco. Un dicho popular afirmaba: "Un Viernes Santo lluvioso significa año seco."

Otra costumbre diferente se practicaba en la ciudad de Turnov, al noreste de Bohemia, donde este día las amas de casa solían lavar el umbral con el agua en que habían cocido huevos duros. Según la creencia popular, la familia así estaba protegida ante el mal de ojo y las brujas y los fantasmas no se atrevían a sobrepasar el umbral.

Los via crucis

Foto ilustrativa: Vía crucis en Jiřetín pod Jedlovou,  Jana Šustová
Durante la época comunista estos monumentos sufrieron por el descuido y las inclemencias del tiempo. Últimamente, muchos vía crucis han sido restaurados, como el de Dobrá Voda, en las cercanías de České Budějovice, en Bohemia del Sur.

En los vía crucis siempre suele haber 14 capillas con sendas escenas de la Pasión de Cristo. En el vía crucis de Dobrá Voda no se vio durante muchos años en el interior de las capillas más que láminas metálicas cubiertas de herrumbre de las que había desaparecido todo vestigio de pintura. En 1995 el ayuntamiento local convocó un concurso para la restauración de las pinturas que ganó la pintora Renata Stolbová, de 37 años. A ella le tocó la ardua tarea de plasmar en las láminas metálicas la Pasión de Cristo.

Renata Stolbová eligió una visión moderna de la muerte de Cristo. Según confesó, al pintar las escenas de la Pasión de Cristo tenía la impresión de que Dios guiaba su mano. Con la creación del vía crucis de Dobrá Voda culminó también la búsqueda de Dios de Renata Stolbová que la artista había iniciado a finales de los años ochenta. Hoy día, Dobrá Voda es visitada por creyentes de todo el país así como de Austria, Alemania y Francia y todos aceptan esta versión moderna de la Pasión de Cristo, creada por la artista.

El Sábado de Aleluya en Chequia se denomina Sábado Blanco refiriéndose el nombre a los trajes de este color que se vestían durante los bautizos. En frente de las iglesias se encendían hogueras recordando así la quema de Judas Iscariote. Habitualmente, los vecinos después se llevaban a casa un tizón de la hoguera, que debía proteger el hogar ante los incendios.

Ese día también volvían a sonar las campanas y precisamente en este momento las amas de casa debían barrer toda la casa para protegerla ante la invasión de insectos.

Foto: Martina Schneibergová

El Domingo de Resurrección y el Lunes Rojo

“Los eslavos conciben los panecillos como un simbolismo especial. A menudo se preparan con la masa de levadura, que simboliza el crecimiento de valores como una buena cosecha y una firme salud. El cordero es muy típico y, antes de servirlo, se adorna con una cinta roja, que representa la vida, y lo mismo queda simbolizado también a través de una ramita verde que se coloca en su boca. El mismo significado lo adquieren igualmente los huevos cocidos, pintados y colocados a su alrededor”.

El lunes de Pascua o el Lunes Rojo es el día cuando más tradiciones alegres tienen lugar en Chequia. En la actualidad, también es el único día de la Semana Santa concebido como festivo, es decir, no laboral. Jiřina Laghammerová aproxima las costumbres populares, que se han conservado desde la época precristiana hasta la actualidad.

Jiřina Laghammerová | Foto: Jan Sklenář,  Český rozhlas
"Los checos siempre concebían esta jornada como un día de alegría. Los varones preparan para esta ocasión unas trenzas especiales de sauce verde, recorriendo con ellas desde la mañana los pueblos y ciudades y azotando simbólicamente a las mujeres. No es una costumbre tan drástica o violenta como pueda parecer, sino que nuestros antepasados creían en el poder mágico de estas varitas. La mujer que llegara a ser azotada con ellas, rejuvenecería y estaría sana durante todo el año. Para cada mujer era algo positivo, un honor, el ser azotada", afirma la etnógrafa Jiřina Langhammerová.

La varita de sauce se denomina en checo “pomlázka” y esta palabra probablemente puede deriva del verbo “omladit”, es decir, rejuvenecer.

La costumbre de azote también podía tener un sentido implícito amoroso, y en algunas zonas las chicas obsequiaban a los muchachos con una cestita con huevos, declarándoles así su amor. Si el chico no respondía, a veces las chicas preparaban un filtro de amor hecho de cuadrifolio de trébol macerado en vino.

Antes de azotar a las muchachas, los chicos tocan sus puertas con las varitas cantando coplillas populares. Generalmente, en los textos de las coplillas les piden que les regalen huevos pintados. En la actualidad, no solamente se regalan huevos, pero también golosinas para niños y chupitos de aguardiente para adultos.

Cómo hacer la varita de sauce - “pomlázka”,  foto: Martina Schneibergová
Además del azote, en el Noroeste de Moravia también se practica la costumbre de verter agua sobre las chicas para asegurarles fertilidad. Sin embargo, al día siguiente las muchachas pueden vengarse, tirando agua sobre los hombres. En algunas zonas también se practica una costumbre originalmente húngara que consiste en verter agua de Colonia en las chicas, pero en Chequia a menudo los papeles cambian siendo los chicos los que acaban perfumados.

Uno de los símbolos más característicos de esta festividad en la República Checa es el huevo de Pascua, que representa la fertilidad, la vida y la resurrección.

Hay una leyenda de Bohemia Oriental que aclara por qué este día se regalan huevos. Cuando Jesucristo y San Pedro peregrinaban por el mundo, llegaron a un cortijo pidiendo a la ama de casa un mendrugo de pan. La campesina no tenía en casa una sola migaja, sólo un huevo que acababa de poner su gallina. Lo asó en cenizas calientes y lo sirvió a los forasteros.

Cuando se fueron, la mujer quiso barrer las cáscaras. Y cuál no sería su sorpresa al ver que las cáscaras se habían convertido en oro. Para recordar el memorable suceso, en el aniversario de la visita de aquellos milagrosos peregrinos la campesina siempre regalaba huevos.

La decoración de los huevos de la Pascua es una de las tradiciones más empleadas hasta la actualidad, indica Jiřina Langhammerová.

Foto: Martina Schneibergová
"En las Tierras Checas existe una bella tradición de pintar los huevos y decorarlos de las más diversas formas. Las distintas técnicas de decoración son todo un arte y cada región del país se caracteriza por una técnica especial de adornar los huevos de Pascua Florida ".

Antes de ser sustituidos por sustancias químicas, las tinturas para colorear los huevos de Pascua eran completamente naturales, conseguidas de cáscaras de cebolla, hojas de espinacas o de menta, jugo de remolacha, infusión de tila o corteza de roble.

En principio, los huevos se tintaban de color rojo, amarillo, verde y azul. Los rojos eran los más frecuentes, ya que este color simbolizaba el amor, la nueva vida, y la protección ante los demonios. De ahí el nombre de Lunes Rojo, que es una denominación para el Lunes de Pascua en Chequia.

Los huevos verdes representaban la juventud, la naturaleza y la primavera, mientras que los amarillos se asociaban al sol y la luz. La pureza, la fe y el agua bendita quedaban simbolizados a través del color azul.

Una de las técnicas populares consistía en crear ornamentos con cera de abeja, aplicándola con un alfiler. Otra de las técnicas es el grabado, que se realiza con una pluma mojada en ácido. Una técnica bien curiosa consiste en colocar el huevo dentro de un hormiguero. El ácido fórmico ya hace todo el trabajo, creando así diversos diseños.

Esperamos, queridos oyentes, que la escucha de este programa especial les haya amenizado las fiestas y a lo mejor les haya inspirado para practicar algunas de las tradiciones checas el próximo año. Les deseamos un feliz y alegre Lunes de Pascua.