Libuše, una ópera para eventos solemnes
Una de las óperas checas más famosas, Libuše, de Bedřich Smetana, fue estrenada con motivo de la apertura del Teatro Nacional de Praga en 1881. Con motivo del 140 aniversario de este acontecimiento les ofreceremos fragmentos de esta importante obra checa.
Originalemente, la ópera Libuše debió ser estrenada con motivo de la coronación del emperador Francisco José I de Austria como rey checo. No obstante, como esto nunca sucedió, la obra fue estrenada al final en la apertura solemnne del Teatro Nacional de Praga el 11 de junio de 1881.
Libuše fue puesta en escena luego también en la reapertura del teatro tras un desastroso incendio dos años más tarde, así como con motivo de varios eventos solemnes, como, por ejemplo, la proclamación de la independencia de la República Checoslovaca el 28 de octubre de 1918.
La ópera suele ser interpretada con muy poca frecuencia en los escenarios del país y en el exterior no la podrán escuchar en directo casi nunca. El propio compositor no quería que la obra fuera interpretada con mucha frecuencia y formara parte del repertorio habitual de los teatros.
Lo cierto es que la puesta en escena resulta complicada, ya que se trata de una obra muy estática, sin una trama dramática. De hecho, se trata de tres “pinturas vivientes” de la vida de la mítica princesa Libuše: el juicio, la boda y la profecía.
La música es solemne y alegre, pero las arias de Libuše incluyen partes muy suaves, en las que la princesa está descrita como una soberana, por un lado, y una mujer llena de amor, por otro. La ópera culmina en el tercer acto, la profecía, cuando Libuše se perfila tanto como una soberana mítica que predice una fama eterna a los checos, como un símbolo de la feminidad, maternidad, tranquilidad y una vida en paz.
El rol lo han encarnado hasta la fecha las mejores sopranos checas, como Ema Destinnová, Marie Podvalová, Naděžda Kniplová, Gabriela Beňačková y Eva Urbanová.
La ópera Libuše no elogia el heroismo o la lucha, sino que pone énfasis en la amabilidad, modestia, sabiduría y la unidad de una nación. La obra termina con un coro que canta: “¡La nación checa jamás fallecerá!”
Esta tercera parte de la ópera la podrán escuchar ahora en Radio Praga Internacional en interpretación de la orquesta y coro del Teatro Nacional de Praga con la solista Eva Urbanová.
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