12) Cómo llegué a conocer a los peces, el anzuelo literario de Ota Pavel
Los vínculos familiares y la pasión por la pesca son algunos de los temas abordados en Cómo llegué a conocer a los peces, el libro de cuentos más famoso de Ota Pavel, escritor y periodista deportivo checo que, aun en los momentos más difíciles de su vida, supo volver a los mágicos días de la infancia.
Es un libro que se lee de un tirón, la narración es muy bonita y rápida, pero también trata temas profundos y te enteras de su posición frente a la vida, la naturaleza y el ser humano”.
La literatura suele funcionar como una especie de red en la que los grandes autores se van conectando con otros creando, de esa forma, un enorme parentesco. Y así fue como la hispanista y traductora Martina Kutková llegó a conocer a Ota Pavel, es decir, gracias a una recomendación muy especial de Bohumil Hrabal, uno de los escritores más admirados de la literatura checa.
“Yo creo que la obra entera de Ota Pavel es muy importante en la literatura checa y de hecho he leído unas frases de Bohumil Hrabal sobre Ota Pavel que decía que cuando Václav Havel quería nominar a Bohumil Hrabal para el premio Nobel, él dijo no me lo den a mí, se lo merece Ota Pavel más que yo porque él es el mejor escritor checo que hay”.
Con el tiempo Kutková encontraría además algunas semejanzas entre ambos autores. Y, de hecho, en el epílogo de uno de los libros de Ota Pavel leyó además que el editor y crítico literario Bohumil Svozil establecía algunas comparaciones entre Hrabal y Pavel, especialmente por sus frecuentes descripciones del universo familiar: Hrabal trabajó mucho la figura de su tío y Pavel, sobre todo, la de su padre.
Kutková explica que la obra de Ota Pavel se divide en dos: por un lado está su trabajo como periodista deportivo y, por el otro, su prosa autobiográfica en la que se destaca el libro Cómo llegué a conocer a los peces, una colección de relatos publicada también en español por la editorial Sajalín que describe con gran talento los vínculos humanos y la pesca, que despierta en el narrador una fuente inagotable de asombro.
Pero entre esas narraciones tan entretenidas como fáciles de leer se esboza también una época marcada profundamente por la guerra y el nazismo.
“Es un libro que se lee de un tirón, la narración es muy bonita, ligera y rápida, y también los acontecimientos de la vida familiar son mencionados pero luego ya no profundiza y sigue con la narración, entonces las menciones del Holocausto encajan en ese estilo porque al final son cuentos chistosos sobre lo que pasó en su vida. Pero a través de esa narración se tratan temas profundos y te enteras de su posición frente a la vida, la naturaleza y el ser humano también”.
Si bien es un libro de relatos, Cómo llegué a conocer a los peces podría leerse también como una novela familiar en la que cada relato constituye un capítulo. Kutková confirma que aparecen muchas relaciones entre los distintos cuentos y que algunas situaciones se repiten porque lo que Pavel cuenta es, de algún modo, la historia de su familia. Y al mismo tiempo remarca que quizás en esas mismas repeticiones se encuentre una de las claves de este libro. Porque aquello que se repite es precisamente lo que más le interesa mostrar al autor. Cómo llegué a conocer a los peces se publicó en 1974, un año después de la muerte de Ota Pavel de un ataque al corazón. Y, según Kutková, por razones literarias y también extraliterarias, el libro tuvo una muy buena aceptación.
“De hecho dentro del régimen comunista ese tipo de cuento era fantástico porque contaba de la naturaleza, lo checo, el pescar, no había nada de política. Pero, de todas maneras, me llamó la atención de que, al final de esta edición que leí yo de 1977, incluyen una biografía de Ota Pavel y no mencionan para nada que tres de sus familiares fueron deportados a los campos de concentración”.
Según Kutková no se trata de una omisión casual porque, según explica, el régimen comunista en Checoslovaquia evitaba abordar temas vinculados con el Holocausto, en primer lugar porque estaban en contra de las religiones, es decir que trataba de silenciar cualquier referencia incluso en los colegios.
Pero por supuesto ese episodio marcó de lleno no solo la vida de Ota Pavel sino también su literatura, como puede verse en varios de sus relatos.
“Sus hermanos Jiří y Hugo fueron deportados en 1943 y su papá en 1945, pocos meses antes del final de la guerra. Pero los tres sobrevivieron a los campos nazis y eso que uno de sus hermanos estuvo en Mauthausen, que era uno de los peores. De hecho en uno de sus relatos Pavel explica que, antes de ser detenidos, su padre había alimentado a sus hijos con un ciervo que les salvó la vida, esa carne había sido fundamental para que estuvieran alimentadosy recordaba mucho ese momento cuando el padre fue a cazar para alimentar a los hijos”.
“Cuando Václav Havel quería nominar a Bohumil Hrabal para el premio Nobel, él dijo que no, que se lo merecía más Ota Pavel, el mejor escritor checo que hay”.
Algunos de los relatos de Ota Pavel son, en efecto, muy fuertes y emotivos pero también es cierto que, en la mayoría de las historias, predomina el humor y el vínculo con la naturaleza.
Según Kutková esa gran variedad de temas se integran a la perfección gracias a una escritura sencilla y muy accesible que contrasta, a su vez, con un vocabulario muy rico, en especial en lo que hace a los términos vinculados con la pesca.
“El vocabulario por un lado es muy sencillo y comprensible pero, por otro lado, es muy amplio el registro que usa. Y como le encantaba pescar usa la jerga de pescadores, y también usa palabrotas que, en checo, siempre resultan más brutales que en español. Ota Pavel también las usa pero siempre en el momento exacto como si fuera la palabra justa y no se pudiera usar otra”.
Kutková recalca que la inclusión de esas malas palabras suele generar más de un dolor de cabeza a la hora de traducir. Y explica que, en general, cuando se lleva un texto del español al checo los traductores deben quitarle un poco a la versión checa porque, de lo contrario, queda demasiado fuerte y vulgar.
Pero para entender la figura de Ota Pavel no hay que olvidar, asegura Kutková, la otra pata fundamental de su obra: su trabajo como periodista deportivo, ya que en algún punto esas dos partes funcionan en conjunto.
“Él se interesaba mucho por el deporte, desde pequeño, y después de la guerra Arnošt Lustig, que era muy amigo, lo ayudó a publicar sus reportajes y luego fue a Estados Unidos con el equipo Dukla y escribió un artículo que se llama ‘Dukla entre los rascacielos’. Y gracias al periodismo deportivo pudo viajar a Francia, Italia, la Unión Soviética y también a Estados Unidos, a Nueva York”.
Ota Pavel es, según la opinión de Martina Kutková, un escritor que todos los checos conocen, a tal punto que integra la lista de lectura obligatoria de la escuela primaria. Pero lo que más llama la atención de su obra es que, a pesar de las diferencias, el estilo de los reportajes y los cuentos resulta muy parecido. Tanto en sus textos periodísticos como en los de ficción, utiliza palabras muy cotidianas y fáciles de leer, y describe acontecimientos muy visuales que atrapan fácilmente al lector. Precisamente, como si usara un anzuelo.