Las zonas industriales abandonadas se transforman en bibliotecas, restaurantes y galerías
Las zonas industriales abandonadas han empezado a interesar a los inversores en Chequia. Los edificios, que habían estado sin usar durante años, vuelven con una nueva vida.
Antiguas naves industriales abandonadas, que afeaban el paisaje urbanístico, han empezado a cambiar para el bien de los vecinos de ciudades y pueblos checos. Tanto los gobiernos locales como el sector empresarial privado han puesto sus ojos en antiguas zonas industriales, que ahora ceden su lugar a bibliotecas, restaurantes, galerías o centros para actividades deportivas.
Antiguas fábricas, establos, salas de montaje o viejos cuarteles militares, entre otros, han empezado a transformarse en residencias de lujo y apartamentos para la clientela más exigente. La idea de devolver a la vida este tipo de inmuebles y aprovecharlos de manera diferente cuenta con el apoyo del Estado en algunos casos específicos y el interés entre los inversores es enorme.
El Ayuntamiento de la ciudad de Moravská Třebová está preparando la reconstrucción de antigua una fábrica de tejidos, que apunta a convertirse en un centro cultural multifuncional, según dijo a la Radio Checa, el alcalde Pavel Charvát.
“Se trata de un proyecto muy ambicioso con una biblioteca, un salón social, un cine e instalaciones para eventos culturales menores. Incluso debería haber un almacén de depósito para un museo cercano al lugar”.
El Ministerio de Industria y Comercio ha confirmado que la popularidad de los proyectos para la explotación de las antiguas zonas industriales crece a pasos agigantados. La cartera otorgó subsidios para unos 20 proyectos y ha prometido un aumento de los fondos en esa dirección.
La situación ha llegado a tal punto que ya se cuenta con una Base de Datos Nacional de zonas industriales y edificios abandonados, entre estos aparecen, por ejemplo, baños públicos, cervecerías y enormes salas de calderas.
Desde la agencia Czechinvest, que gestiona el proyecto, han confirmado que se trata de una actividad bien encaminada y que no es de extrañar que resulte tan atractiva para las ciudades y los inversores privados, según indicó a la Radio Checa, David Hořínek, portavoz de la agencia.
“El año pasado, vimos un enorme aumento en la demanda de naves industriales abandonadas, que se incrementó en más de un 50%. El mayor número de estas instalaciones se encuentra en las regiones de Moravia-Silesia y Ústí nad Labem. La tercera región con la mayor cantidad de zonas abandonadas es Liberec”.
Las zonas industriales abandonadas se aprovechan de maneras muy diferentes, por ejemplo, en la localidad de Tušimice han convertido la antigua central eléctrica de carbón en un invernadero gigante que produce 6000 toneladas de tomates al año. En Ústí nad Orlici, las instalaciones de una caldera se convertirán en galería y cafetería.
Ejemplos hay muchos más, pero de acuerdo con datos de la agencia Czechinvest, resulta curioso que la lista de zonas abandonadas incluye también edificios agrícolas y cada vez más inmuebles y terrenos militares.