Las nuevas medidas complicarán la vida a casi tres millones de no vacunados
Chequia adoptará el “modelo bávaro” para combatir la actual ola de la pandemia, es decir, que los test de coronavirus ya no servirán como prueba de inmunización a partir del lunes. De acuerdo con el ministro de Salud, se trata de un paso necesario para prevenir la catástrofe que supondría la saturación de las UCI.
A partir de la medianoche del domingo al lunes, los test de coronavirus, sin importar su tipo, ya no se aceptarán como prueba de inmunización para acceder a restaurantes u otros servicios en la República Checa. Los hoteles, peluquerías, teatros o cines solo serán accesibles para los vacunados y los que se han recuperado de la enfermedad en los últimos seis meses.
El primer ministro, Andrej Babiš, informó sobre la decisión este miércoles, varias horas después de conocerse los datos epidémicos del martes, cuando se registraron más de 22 000 nuevos contagios, la mayor incidencia desde el inicio de la pandemia, y más de 4400 hospitalizados.
Las cifras, ya de por sí inquietantes, preocupan a los expertos por la tendencia que señalan: un crecimiento del 50% en el número de casos positivos y de un 25% en el número de hospitalizados en términos intersemanales.
De mantenerse el ritmo actual, Chequia podría llegar a 50 000 contagios diarios y los hospitales podrían encontrarse, tal y como sucedió en primavera, al límite de su capacidad. Prevenir que así suceda es uno de los principales motivos de las nuevas restricciones, de acuerdo con el ministro de Salud, Adam Vojtěch.
“Es evidente que las personas no vacunadas son las que terminan con mayor frecuencia en los hospitales en la actualidad. Y si queremos prevenir la catástrofe que sería la saturación de las unidades de cuidados intensivos, tenemos que actuar”.
El Gobierno debería aprobar la introducción del “modelo bávaro” este jueves. La medida tendrá sus excepciones, por ejemplo para los menores de entre 12 y 18 años, que podrán seguir utilizando los test PCR como prueba de inmunización donde sea necesario. Se verán exentos también los que no puedan vacunarse por motivos de salud y los que han iniciado el proceso de vacunación, mientras presenten una prueba PCR. Los últimos datos del Ministerio de Salud sugieren que, actualmente, un 60 % de la población ha recibido al menos una dosis. Si no se cuenta a los más pequeños y a los demás grupos exentos, las nuevas medidas afectarán a alrededor de 2.8 millones de personas, de acuerdo con las estimaciones de la cartera.
Da una idea de la ola de indignación que muy probablemente provoque la decisión del Gobierno la manifestación contra las restricciones epidémicas que se celebró este miércoles en el centro de Praga. Participaron en ella unas diez mil personas, que llamaron a que el Gobierno devuelva a los ciudadanos su libertad, calificaron las restricciones de anticonstitucionales, cuestionaron la existencia de la pandemia y el sentido de la vacunación.
No obstante, de acuerdo con el primer ministro saliente, Andrej Babiš, la situación es crítica, sobre todo en las regiones de Moravia-Silesia y Zlín, donde “incluso familias enteras terminan en las UCI”, dijo el jefe de Gobierno y apeló nuevamente a la población a que se vacunara.
“Los no vacunados tienen una probabilidad nueves veces mayor de sufrir síntomas graves de la enfermedad o incluso morir. Así que es necesario que las personas por fin se den cuenta de que el coronavirus mata”.
Pruebas generales en las escuelas y empresas
Otra de las medidas que el Gobierno debatirá en estos días es la reintroducción de pruebas regulares de COVID en las empresas. El primer ministro Babiš adelantó que las opiniones de los expertos sobre el tema difieren y que el Estado ofrecería compensaciones a los empleadores.
“Algunos expertos recomiendan hacer pruebas solo a los no vacunados, otros sugieren incluir también a los vacunados porque también pueden propagar la enfermedad, aunque en menor medida. Así que este es un debate que tendrá lugar. Y por supuesto tendremos que apoyar a las empresas con las pruebas”.
De acuerdo con el Grupo Interdisciplinar para la Epidemia (MeSES), las pruebas deberían ser generales y no solo en las compañías, sino también en las escuelas. Martin Buchtík, sociólogo y miembro del grupo, considera, no obstante, que el Ministerio de Salud no cuenta con suficientes test.
“El modo sistemático en el que el Ministerio de Salud ha estado rechazando adquirir test de coronavirus lleva a los representantes de la cartera a decir que las pruebas generales no son necesarias. Porque en este momento el Ministerio simplemente no tiene como llevarlas a cabo, no hay suficiente capacidad”.
En cuanto a las escuelas, una ronda de pruebas generales se llevará a cabo la próxima semana. Más test se realizarán solo en casos aislados cuando lo exijan las estaciones de prevención de enfermedades infecciosas, según lo confirmó su jefa, Pavla Svrčinová.
Mientras tanto, continúa en Chequia la campaña de vacunación, aunque el interés está quedando muy por detrás del registrado en primavera y a principios del verano. Alrededor del 58% de la población se encuentra plenamente vacunado, de acuerdo con los últimos datos.
Más de 560 000 personas se han aplicado también la dosis de refuerzo, que ayuda a reducir el riesgo de contagio y, sobre todo en el caso de las personas mayores de 65 años, también el riesgo de muerte. No obstante, muchos de los que tienen la posibilidad de aplicársela no lo han hecho, por ejemplo, la mitad de los mayores de 70 años.
Del grupo demográfico de más de 80 años, solo un tercio cuenta con la dosis de refuerzo. Por otro lado, en el grupo de entre 25 y 34 años, más de la mitad no ha completado ni el ciclo inicial.