Las muchas razones para estar nervioso ante los exámenes finales de Bachillerato checos
Los temidos exámenes finales de bachillerato, conocidos como selectividad en España, cada vez están más cerca para los estudiantes checos que quieren acceder a la universidad este año. El debate actual sobre los cambios en el sistema que estuvieron cerca de ser aprobados para este mismo curso añadió aún más nerviosismo del habitual a los alumnos. Cómo eran estos exámenes, cómo serán y cómo los afrontan quienes están a punto de hacerlos lo vemos en Radio Praga.
Los exámenes de bachillerato, de ‘maturita’ en checo, son realizados por los liceos y centros de enseñanza secundaria profesional del país estableciendo cada uno sus propios criterios de evaluación, fechas y preguntas. Después, cada facultad realiza sus exámenes de acceso para elegir a sus alumnos. En los últimos meses se ha hablado a menudo de un cambio sustancial en el sistema para unificarlos para todo el país, como sucede en otros muchos sistemas educativos. Pero lo cierto es que hasta que finalmente se decidió posponer el cambio hasta el curso que viene, la cuestión traía de cabeza a miles de estudiantes del país que no habían dudado en salir a la calle para manifestarse.
Uno de los alumnos que ahora se preparan para los exámenes, David Kabele, se alegra de que sigan manteniendo el formato habitual.
“Creo que ya en el año 2005 se quería aplicar el nuevo sistema. O sea que hace cinco años que se está aplazando de un año para otro. Por fortuna nosotros también nos hemos escapado, porque claro está que no queríamos ser las cobayas de laboratorio con las que se hiciera el experimento que será el primer año de los nuevos exámenes”.
La misma sensación de alivio es la que le quedó a otra estudiante, Hana Martausová, como explica.
“Sí, nos hemos alegrado mucho porque no teníamos ni idea de cómo serían esos nuevos exámenes. Faltaba mucha información. Para los exámenes actuales llevábamos preparándonos dos años en nuestra escuela, y para los nuevos… no sabíamos ni qué aspecto tendrían”.
Pero no solo los aspirantes al título de bachiller estaban sufriendo la incertidumbre. Como continúa David contando, los profesores se encontraban en una situación parecida.
“Más miedo que nosotros tenían seguramente nuestros profesores con los nuevos exámenes, porque sobre ellos recae la responsabilidad de corregir y evaluar, y podría darse el caso en los primeros años de estos nuevos exámenes de grandes diferencias en las notas entre distintos colegios, y sería un problema por el que tendrían que responder… así que creo que estaban más nerviosos que nosotros aún”.
Cuando finalmente entre en vigor el nuevo sistema todos los exámenes del país se realizarán a la vez, las preguntas de cada prueba las recibirán en un sobre los centros que abrirán en el mismo instante en todo el país. Así, tendrán todos los alumnos el mismo baremo en un principio, lo que a Hana le parece un sistema más justo que el actual.
“Es más justo, porque así se valoraría más a quien haya estudiado en un liceo, donde el nivel es más alto, que en las escuelas de educación secundaria profesional. Las puntuaciones dependerán del nivel real del alumno, no del baremo del centro”.
Pero para eso se tiene que cumplir en la práctica lo que pretenden ser estos exámenes en la teoría. David tiene sus dudas de que a corto plazo cumplan con su función prevista.
“Siempre existirá el problema que los estudiantes de esos centros de educación secundaria que no son liceos nunca alcanzarán mucho nivel, y por contra, el de los liceos seguramente bajará. Para las facultades, será difícil durante años, hasta que no exista un baremo fiable, decidir a quién aceptar y a quién no. Así que el objetivo de acabar con los exámenes de acceso para cada carrera por separado por el momento es una utopía”.
En cualquier caso, todos los cambios son difíciles y especialmente cuando afecta a tantos miles de personas. Pero para valorar el de los futuros exámenes de bachillerato habrá que esperar aún otro año… al menos.
