Los funcionarios checos cobrarán un 10 por ciento menos, si es que no son despedidos
El efecto en los salarios de los recortes presupuestarios del Gobierno, la polémica del examen estatal de bachillerato y el exceso de plazas en las universidades checas son algunos de los temas de la prensa checa de este miércoles.
Todos los periódicos dedican este miércoles un amplio espacio a los amplios recortes presupuestarios del Gobierno. Mladá Fronta Dnes hace especial hincapié en los futuros despidos de funcionarios y la drástica reducción de salarios. En principio, cada ministerio reducirá el sueldo base a sus empleados en un diez por ciento, lo que significa un promedio de entre 100 y 120 euros menos.
Por ejemplo, un policía cobrará 130 euros menos y un funcionario de la Seguridad Social verá como su salario mengua en 90 euros. Además, cada cartera tendrá que decidir si despide personal o bien prescinde de bonificaciones salariales.El diario ofrece también una lista de las instituciones que más verán reducido su presupuesto respecto al del año pasado. El más afectado es el Ministerio de Transportes, con un 33 por ciento menos, seguido del de Agricultura, con una cifra similar. La Academia de Ciencias Checa contará con un 27 por ciento menos de recursos, y el Instituto de Minería Checo con un 25 por ciento. El Ministerio de Sanidad prescindirá de un 23 por ciento menos de su presupuesto.
El diario Právo anuncia en primera página que al final los exámenes estatales de bachillerato se pondrán en marcha en el país, según han declarado para el periódico algunos directores de centros de secundaria. El nuevo ministro de Educación, Josef Dobeš, les ha comunicado que se optará por introducir la polémica prueba, a pesar de los recortes presupuestarios. Eso sí, en su modalidad más barata.
El examen estatal de bachillerato tiene como propósito sustituir las pruebas actuales, organizadas por las escuelas. Sin embargo, por su alto coste y lo dudoso de su utilidad, recibió en la campaña electoral duras críticas por parte del actual primer ministro, Petr Nečas.
A pesar de todo, y aunque otros gobiernos han querido en principio cancelar el examen, nadie se ha atrevido. Právo comenta que la principal causa es que, de hacerlo, habría que devolver a la Unión Europea los fondos recibidos. El proyecto lleva en marcha 14 años y de momento se han gastado en él 13 millones de euros. Según dispone la ley, debería entrar en vigor el año que viene.
El caso más dramático es el de la Universidad Químico-tecnológica de Praga, que mientras el año pasado aceptó a 1.700 nuevos estudiantes, en este curso se han inscrito apenas 970. Hospodářské Noviny comenta el poco interés de los estudiantes checos por cursar carreras técnicas. De las 26 universidades públicas del país, 15 tienen todavía plazas libres.
El Estado paga a las universidades por número de estudiantes, de modo que el resultado es una relajación de los requisitos necesarios para ser aceptado. Según el periódico, las universidades técnicas checas están abiertas hoy en día a casi cualquiera y para algunas carreras ni siquiera hace falta examen de acceso.
Para estudiar, por ejemplo, ingeniería nuclear en la Universidad Técnica de Praga (ČVUT) solo hace falta echarle ganas. Aún así, siguen siendo escuelas duras. En esta última carrera, el 10 por ciento de los estudiantes no supera el primer año. En la Químico-tecnológica, el 54 por ciento de los matriculados no llegaron al segundo curso.