Las contradicciones del legado de San Venceslao

San Venceslao, foto: NPÚ

El culto de San Venceslao ha marcado una gran parte de los acontecimientos clave de la historia checa. Mientras que para algunos el patrono de los checos representa un símbolo de la esperanza, para otros simboliza desesperanza y subordinación.

San Venceslao,  foto: NPÚ

San Venceslao nació a comienzos del siglo X como miembro del linaje aristocrático de los Premislitas, la primera dinastía real en el territorio checo. Al trono del Principado de Bohemia subió en una época trascendental para la historia checa, según explicó a la Radio Checa el historiador Jan Royt.

“Nació en una época de un importante cambio histórico, cuando el cristianismo estaba echando raíces en nuestro país. Era familiar de los que habían aceptado el cristianismo, pero también de paganos perseguidos por su falta de fe”.

Hay pocas fuentes que documenten la vida de San Venceslao. Muchos datos disponibles proceden de las leyendas. De ellas se desprende que Venceslao fue criado por su abuela Ludmila, quien le otorgó una extraordinaria educación; aprendió a leer y a escribir en latín y en eslavo, una habilidad de la que disponía muy poca gente, incluso en el ámbito aristocrático.

Capitulación ante los alemanes

Cuando Venceslao subió al trono, su condado llevaba ya tiempo siendo amenazado por los aristócratas alemanes, quienes querían someter a los checos a su poder.

Jan Royt,  foto: Adam Kebrt,  foto: ČRo
Aquella época se vio marcada por una serie de batallas. Enrique I el Pajarero, duque de Sajonia, siempre tenía el principado checo en su punto de mira para dominarlo, prosigue Royt.

“Hay que tener en cuenta que los checos pertenecían desde el punto de vista eclesiástico a Baviera, situada en el actual territorio alemán. Hasta entonces tenían afinidad hacia este territorio. Hasta que el duque Enrique de Sajonia invadió el condado de Bohemia”.

Amenazado por la invasión del duque de Sajonia, el príncipe Venceslao decidió tirar la toalla y pagar a su enemigo una fortuna para mantener su soberanía sobre su condado.

Este hecho causó una polémica entre los historiadores y ha dado diferentes matices a la interpretación del culto de San Venceslao a lo largo de la historia.

De acuerdo con las leyendas, Venceslao desempeñó un importante papel en la difusión del cristianismo en la Tierras Checas. Las leyendas le adjudican un importante papel en la difusión de la vida espiritual y cultural en el Principado de Bohemia.

Víctima de fratricidio

Las primeras disputas entre Venceslao y su hermano Boleslao surgieron a causa de la capitulación del monarca ante los alemanes. El conflicto escaló después de que Boleslao invitara a Venceslao a una cena en el pueblo de Stará Boleslav. A la mañana siguiente, Venceslao se dirigía a la misa tempranera, cuando su hermano lo golpeó con una espada en la cabeza.

Stará Boleslav,  la iglesia de San Venceslao,  foto:  Hana Němečková,  CC BY-SA 4.0 International
Según la leyenda, le causó una herida leve, pero Venceslao arrojó la espada para evitar el fratricidio. En ese momento acudieron los hombres de la comitiva de Boleslao y lo asesinaron. Se desconoce si el asesinato estaba planeado o si aconteció como consecuencia de esa disputa.

Tal vez por arrepentimiento, Boleslao llevó las reliquias de su hermano al Castillo de Praga, con lo que se inició el culto del santo, prosigue Jan Royt.

“Su hermano, quien era considerado como un monarca exitoso que extendió el condado checo, entendió la importancia de su hermano y con el traslado de sus reliquias a Praga causó su canonización”.

En breve empezó a crearse el culto del “gobernador eterno de las Tierras Checas”, quien concedía el poder a los monarcas solamente de forma temporal. Surgieron asimismo las leyendas con los milagros típicos de los santos, explica el historiador.

“Las primeras leyendas más antiguas sobre San Venceslao estaban bajo la influencia de las leyendas clásicas, cuando el monarca liberaba a los eslavos, otorgaba educación a la gente y cultivaba viñas. En las leyendas checas, San Venceslao tenía también estas características”.

Venceslao fue santificado a finales del siglo X como el primer santo de origen checo.

Un legado del que abusaron los diferentes regímenes

El culto de San Venceslao siempre ha sido interpretado en luces positivas y negativas, además de sufrir el abuso de las autoridades de varios regímenes implementados en el territorio checo. El mayor abuso se dio pasados once siglos de la muerte de San Venceslao, cuando apareció como tema de una entrevista entre el líder nazi, Adolf Hitler, y el Protector de Bohemia y Moravia, Reinhard Heydrich.

Entonces Heydrich pronunció que “los checos razonables perciben el culto de San Venceslao como la unión con el Imperio Alemán”. San Venceslao representaba para los nazis el símbolo del sometimiento al Imperio alemán, debido a su capitulación ante su enemigo de Sajonia. No obstante, los nazis no fueron los únicos que usaron a su favor el culto del patrono de los checos, explica Royt.

“Los Habsburgo también aprovecharon el culto de San Venceslao para dar legitimidad a su reinado. Se consideraban descendientes de la familia de San Venceslao, lo que se puede ver en varios ejemplos artísticos. No eran solamente los alemanes quienes sostenían esta actitud. Por ejemplo, el secretario del presidente checoslovaco Emil Hácha escribió un tratado donde vincula la tradición de San Venceslao con el Imperio Alemán. De allí nació la condecoración el Águila de San Venceslao (Svatováclavská orlice), que era un símbolo de colaboración con los nazis”.

Una condecoración temida por los premiados

Adolf Hitler,  foto: Bundesarchiv,  Bild 101I-808-1238-05 / CC-BY-SA 3.0
La orden del Águila de San Venceslao representó la condecoración oficial del Protectorado de Bohemia y Moravia durante la Segunda Guerra Mundial. Sus receptores eran tanto los checos que colaboraban con los nazis y las personas leales a su régimen, como artistas que no mostraban ninguna afiliación hacia los alemanes.

En muchas ocasiones, los condecorados acabaron comprometidos a los ojos de muchos checos. Por tanto, la condecoración se volvió una pesadilla para muchos artistas y científicos.

Como el símbolo de la condecoración se eligió el águila de los Premislitas, de cuyo linaje procedía San Venceslao, y que era hasta el siglo XIII el símbolo de las Tierras Checas.

Con esta simbología, los nazis se referían a la voluntad del monarca de pagar al rey alemán el tributo, presentándolo como un gobernador previsor, consciente de la necesidad de colaborar con los alemanes. El retrato de San Venceslao apareció asimismo en la moneda del Protectorado de 5000 coronas de valor.

¿Festejar su legado o no?

Otra polémica del culto de San Venceslao apareció en el año 2000 en el Parlamento checo. Los diputados tuvieron que votar si la fecha del asesinato de San Venceslao aparecería en el calendario como día festivo o laboral.

Uno de los diputados que se mostró en contra fue el actual presidente Miloš Zeman, quien señaló al patrono checo como un ejemplo de servilismo y colaboracionismo. En su discurso mencionó que “a diferencia de su hermano Boleslao, Venceslao llegó a la conclusión de que para negociar con un gran vecino, hay que tirar la toalla”.

La plaza de San Venceslao en Praga,  foto: Štěpánka Budková
Por su parte, San Venceslao ha sido testigo de muchas manifestaciones de los checos, precisamente en momentos en los que no tiraban la toalla.

Alrededor de su estatua en la parte superior de la Plaza de Venceslao acontecieron hitos históricos importantes para los checos, recuerda el historiador Royt.

“La Plaza Venceslao siempre ha sido el lugar de reuniones de esperanza. En el año 1848, se reunió gente allí y se desarrollaron acontecimientos de la Revolución. En 1918 y 1938 se celebraron reuniones de esperanza. Después de 1948 acontecieron allí muchos eventos comunistas, así que la conciencia de San Venceslao y ese lugar desempeñaban un papel importante”.

Quizás incluso se reflejan algunas de las características adjudicadas a San Venceslao en el carácter y el comportamiento general de los checos, como, por ejemplo, dar un paso atrás en algunos asuntos.

“Puede que sí. No obstante, somos un pueblo pequeño y tenemos que reflexionar sobre los asuntos y mantener un equilibrio. En esto consiste la mirada a San Venceslao”, concluyó el historiador.