La tetera de Maloměřice, la joya de la cultura celta que descansa en Moravia

La tetera de Maloměřice

La conocida como tetera de Maloměřice se expone actualmente en el Palacio de Dietrichstein, en Brno. Datada en torno al 380-250 a. C. y hallada hace 80 años de manera fortuita a las afueras de la ciudad, se trata de una de las más perfectas expresiones del arte y la cultura celta.

Las obras para la construcción de una estación de tren en 1941 en Maloměřice, al noreste de Brno, arrojaron el descubrimiento de uno de los cementerios celtas más grandes jamás excavados en toda Moravia. Este, datado entre el 380 y el 250 a. C., permitió a los arqueólogos documentar la existencia de un centenar de tumbas, así como certificar que mucho antes del Brno medieval ya existía un importante asentamiento en el lugar.

Por si esto fuera poco, los trabajos sobre el terreno permitieron dar con otro descubrimiento que destaca por encima de todos los demás: 18 piezas de bronce que incluyen fragmentos de una tetera ricamente ornamentada.

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Conocida como la tetera de Maloměřice, representa un hallazgo único y toda una obra maestra dentro del arte celta.

Actualmente el Palacio de Dietrichstein en Brno ofrece la posibilidad de disfrutar de esta y muchas otras piezas a través de una exposición de la que Jana Čižmářová es la comisaria. Esta reflexionó acerca de la importancia del hallazgo.

“Los objetos incluyen una tapa con un adorno en forma de círculo, que se interpreta como una serpiente enroscada. Luego hay un pico ornamentado que identifica claramente al objeto como una tetera, con una máscara de animal en forma de cabeza de toro. Además, presenta adornos a los lados de la tetera, una malla de cuerpos de serpiente o dragón, con ojos humanos abiertos. También tiene una base ornamentada con dos rostros humanos".

La curadora de la exposición también se refirió al trasfondo que esconde la tetera, que representa la pura esencia del arte celta. Su gran valor e importancia descansa en su grado de perfección artística y su descomunal valor iconográfico. La pieza concentra sobre sí todos y cada uno de los motivos e iconos más relevantes de la cultura y la sociedad celta, haciendo de ella una perfecta expresión de este arte.

“En el pasado se descubrieron varias teteras celtas o de La Téne, generalmente de metal inspiradas en vasijas etruscas, y también se han encontrado algunos objetos de madera, pero ninguno de ellos es tan elegante y hermoso, y está hecho con tanta habilidad artística como esta tetera".

Con todo, ni el trabajo de campo ni la posterior investigación académica han logrado esclarecer aún todos los interrogantes acerca del mundo celta y su sociedad, siendo esta tetera un buen ejemplo de ello.

La depurada técnica que se observa en su elaboración y la introducción de infinidad de motivos y elementos hace que el estudio e interpretación de la pieza fuera harto complejo.

El desarrollo de la cultura y mitología de los pueblos celtas se da en la prehistoria, por lo que son escasos los registros en fuentes escritas que recojan esta realidad de forma directa y con precisión. Los celtas articularon progresivamente una cultura y creencias ricas y variadas, basadas en un politeísmo estrechamente relacionado con la naturaleza y ciertos elementos ancestrales.

Václav Kruta, historiador y arqueólogo checo-francés, investigó en esta dirección y, según él, existiría un paralelismo entre la rica ornamentación perfilada en el lateral de la lámpara y el cielo estrellado del propio Brno.

“Su idea era que las estrellas a menudo se describían como “los ojos de la noche. Entonces se puso en contacto con una astrónoma y le pidió que evaluara si la ubicación de los ojos en la red corresponde a las estrellas en el cielo. Descubrió que la disposición de los ojos corresponde a las constelaciones visibles sobre Brno, o el hemisferio norte en general. Es la constelación de Tauro por un lado y el Triángulo de verano por el otro".

El palacio de Dietrichstein acogerá esta exposición que se prolongará hasta principios del mes de julio. Los visitantes podrán disfrutar tanto de los fragmentos de bronce de la pieza original como de una fiel reconstrucción artística de la lámpara.