En el Paraíso Checo se practicaban rituales celtas
La Mano del Diablo es un laberinto rocoso situado en el Paraíso Checo (Český ráj) donde los celtas realizaban sus ritos sagrados.
Situada entre el palacio de Hrubá Skála y el castillo de Wallenstein, la formación rocosa conocida como La Mano del Diablo guarda un yacimiento arqueológico procedente del Neolítico. La localidad está conformada por un laberinto de cuevas y salientes que fueron habitados por los celtas. El lugar posee una energía mágica, explica el arqueólogo Jan Prostředník.
“Encontramos aquí restos de una muchacha joven con un collar hecho de dientes de zorro, procedente del final del Neolítico. El zorro siempre ha sido considerado un animal mágico, lo que se refleja en mitos y cuentos. La forma del entierro de la muchacha es inusual, es como si enterraran a alguien en el salón de su casa. Todo esto insinúa que se podría tratar de magia blanca o negra, es decir, que había que proteger el lugar o perjudicar a alguien”.
Un hallazgo egipcio en el Paraíso Checo
El análisis mostró que la muchacha pertenecía a un grupo de personas que se sustentaban recolectando y cazando. Paradójicamente, a tan sólo pocos kilómetros coexistía una cultura más avanzada que cultivaba plantas y criaba ganado. Los restos de la muchacha no representan el único hallazgo con rasgos mágicos encontrado en la zona, prosigue el arqueólogo.
“Procedente de la Edad del Bronce se encontró una concha de un bivalvo conocido como cypraea tigris, que proviene de la zona del Canal de Suez, situado a más de 1 200 kilómetros de este lugar. Sabemos que esta concha se usa para prácticas mágicas hasta la actualidad, especialmente durante el parto, ya que supuestamente ayuda a abrir los genitales. Las mujeres egipcias la usan hasta el presente. Cómo llegó este artefacto hasta el Paraíso Checo es un misterio”.
Los contactos comerciales con culturas lejanas existían en el Paraíso Checo ya en la época del Neolítico. Este hecho queda demostrado a través de hallazgos de hachas hechas de una especie de piedra que se extraía únicamente en una zona situada cerca del Paraíso Checo. Estas hachas se llegaron a encontrar en varios lugares desde el norte de Polonia hasta el norte de Italia y desde Moldavia hasta el río Rin, lo que demuestra que el Paraíso Checo representaba un importante centro de negocio.
En los aňos noventa del siglo XX se realizó en el cercano valle de Plakánek una investigación arqueológica que, además de artefactos fabricados por los celtas, mostró un curioso fenómeno provocado por las corrientes del aire. Cuando en una noche de verano sueltan una pluma de ave, el aire caliente la eleva. Por su parte, al hacer lo mismo por la maňana, la pluma se cae. Este fenómeno, conocido como oráculo neumático, se utilizaba para adivinar el futuro. Estos testimonios arqueológicos insinúan que el lugar era sagrado para los celtas. Jan Prostředník agrega otro testimonio de esta teoría.
“Sabemos que aquí existía una fuente que ahora está seca. La investigación arqueológica descubrió dentro de esta fuente una elevada cantidad de artefactos de hierro procedente de la época de los celtas. Sabemos que los celtas honraban las fuentes y es posible que esta fuera una de ellas”.
Otra sorpresa la encontraron los arqueólogos en una cueva del valle de Plakánek. Los días 31 de marzo y 23 de septiembre, que son las fechas del equinoccio, los rayos del sol entran en la cueva y durante varios minutos iluminan la cima de una piedra alta. Este fenómeno ocurre exclusivamente en estas fechas.
Las costumbres de los celtas
Otros hallazgos arqueológicos muestran las formas de sustento de las generaciones de la época del Neolítico, apunta Jan Prostředník.
“Sabemos que pescaban, ya que en los salientes de las rocas se encontraron espinas de pescado y escamas. También cazaban castores, corzos y jabalíes, así que no vivían mal. Los preparaban en las hogueras, lo que podemos ver en las rocas que están tostadas por el fuego y no se trata de un fenómeno reciente”.
Los celtas se trasladaban de cueva en cueva a lo largo del aňo, adaptándose a las diferentes estaciones del aňo, apunta el arqueólogo.
“Las cuevas ubicadas en lugares más altos las habitaban en primavera. En los meses más calurosos, los celtas bajaban a los valles donde encontraban un frescor agradable y se quedaban allí también durante el invierno porque se conservaba una temperatura estable”.
Los arqueólogos encontraron en estos lugares herramientas hechas de pedernales y otros materiales fisibles. Entre otros hallazgos se encuentran copas de vidrio que datan del siglo I a.C., restos de cerámica pintada, una espada de hierro, una campana de bronce y pulseras de abalorios de vidrio. Estos artículos de lujo muestran que el lugar era la sede de una clase más alta.
Uno de los lugares más asombrosos de la localidad es el saliente conocido como el Horno de Novák (Novákova pec) de grandes dimensiones, la localidad llamada Abri pod Pradědem donde se hallaron los primeros restos de sotechados de toda la zona del Paraíso Checo procedentes del Neolítico y la cueva de Jenovéfa.