La Sierra Tramontana, entre la Senda y la Trama
El fotógrafo español Javier Vallhonrat expone en Praga, hasta el próximo 16 de mayo, ‘La Senda y la Trama’, su obra itinerante, que ya pasado por Berlín y Viena. Un homenaje al promotor del turismo balear, el archiduque Luis Salvador de Austria.
Con motivo del centenario de su fallecimiento, el Instituto de Estudios Baleáricos propuso una exposición de arte contemporáneo que indagase en los lugares por los que el archiduque dejó su huella imborrable. Una mirada personal que Vallhonrat, como “hijo adoptivo de la isla”, ha sabido plasmar como nadie. Un “entusiasmo” por la figura de Luis Salvador, que el fotógrafo describe así.
“A medida que ha ido avanzado el proyecto, me he ido encontrando con dimensiones y aspectos de este personaje complejo. Desde su sensibilidad poética, desde su asombro ante el descubrimiento de un territorio geográfico que le fascinó, desde su dimensión científica, desde su dimensión erudita y de intelectual, interesado también por la figura de Ramón Llull. En fin, un personaje poliédrico, calidoscópico, con muchas facetas”.
Una admiración por el amor del archiduque a la Sierra Tramontana que ha agudizado la relación de Vallhonrat con Mallorca y que transmite en su obra.“Una de las cosas que más subrayo en el vídeo que hemos producido es que la relación del archiduque con la Sierra Tramontana pienso que fue de amor. Fue un enamorado profundo y, además, amor desde el conocimiento, no sólo fue un enamorado desde la fascinación. Fue un amor trabajado, un amor construido y profundizado. Él entendió también esa relación como una relación de conocimiento y eso trabó algo muy fuerte”.
El archiduque Luis Salvador llegó a Mallorca en 1867 y fijó su residencia en un antiguo monasterio, la finca Miramar. Un camino paralelo hizo también Vallhonrat, que llegó a la isla y estableció, durante 18 años, su estudio en una antigua vaquería del campo mallorquín. Ahora, el fotógrafo ha vuelto a la sierra que le acogió para pararse en los pequeños detalles y descubrir entre la trama y el espesor de la naturaleza la belleza escondida de un lugar mágico hasta el que Luis Salvador atrajo a poetas como Rubén Darío, a grandes nobles como la emperatriz Sissi y a un sinfín de naturalistas. Espacios que el premio nacional de Fotografía ha sabido captar con una mirada lenta.
“He ido muchas veces a los mismos sitios, he vuelto, al menos tres, cuatro, cinco veces he pasado por los mismos caminos, que nunca son los mismos, siempre cambian. He intentado que esa relación fuera más profunda por mi parte… Me he sentido como haciendo algo lícito, transmitiendo esa mirada detallada. Luego yo me he colocado en un lugar muy muy muy cercano a determinados elementos, queriendo también expresar la necesidad de mirar despacio y de mirar como enfocando y desenfocando. Que la mirada sea un elemento activo, que construya sentido, no solo algo que se consume”.
Y es que, como confiesa el autor de las obras, unos de sus propósitos fue proponer una relación de intimidad, convertirse en un “espectador oculto”, que descubra la belleza oculta de aquellos elementos anónimos con una cierta dificultad, en clara oposición a la imagen tradicional de Mallorca, sol y playa.“En esa ocultación, es una invitación a descubrir otra Mallorca. Mallorca es como el propio archiduque. Mallorca y las Baleares es un territorio poliédrico, con muchísimas dimensiones culturales tradiciones, artísticas, tiene una vida propia que a veces queda eclipsada por esta fachada más promovida de consumo turístico, pero afortunadamente, y esto cualquiera que va a Mallorca enseguida lo descubre, hay una dimensión infinitamente más amplia, más rica, más interesante”.
Vallhonrat recuerda cómo su suegro decía que Deiá, el municipio de la Sierra Tramontana que durante décadas atrajo a numerosos artistas músicos y escritores, era un “pueblo bíblico”, atemporal. El archiduque Luis Salvador lo sabía cuando descubrió, hace ya más de cien años, esta Arcadia del Mediterráneo.