La odisea de traducir del checo al gallego

Fernando de Castro, foto: Cristina Domínguez

El gallego Fernando de Castro llegó a Praga siguiendo a la lengua checa. Su interés hacia el idioma eslavo ha hecho que no se desprenda de él, 15 años después de visitar por primera vez Chequia. Este traductor y profesor retoma de nuevo esta lengua para publicar en los próximos meses y en gallego ‘El año del jardinero’ (‘Zahradnikův rok’) del escritor checo Karel Čapek.

Portugués, alemán, holandés, ruso, polaco, serbo-croata, esloveno o húngaro, son algunos de los 16 idiomas que conoce Fernando de Castro. Pero es el checo al que más unido está. Ya ha traducido varias obras de Bohumil Hrabal para la editorial Rinoceronte, y ahora se atreve con Karel Čapek.

El primer libro que tradujo del checo al gallego fue ‘Una soledad demasiado ruidosa’ (‘Příliš hlučná samota’), después ‘Yo serví al rey de Inglaterra’ (‘Obsluhoval jsem anglického krále’), ambos de Hrabal, y el año pasado comenzó a trabajar sobre ‘El año del jardinero’ (‘Zahradnikův rok’) de Čapek. “Los dos autores que he traducido del checo, los dos se llevan la palma en cuanto a dificultad, Čapek, se considera un maestro total de la lengua checa. Incluso para los checos tiene un vocabulario excepcionalmente rico y variado. Hrabal también es particularmente difícil en el sentido de que tiene muchas palabras de creación propia” comenta el traductor.

Fernando de Castro,  foto: Cristina Domínguez
Pero las dificultades que encuentra Fernando de Castro cada vez que traduce del checo al gallego no sólo se limitan al estilo lingüístico del autor. La escasez de ayudas económicas para traducir a lenguas menos extendidas, es otro de los problemas. “Es totalmente una odisea traducir de estos idiomas, generalizo, en el sentido de que en primer lugar no tienes las mismas herramientas que tendrías como con el alemán, el inglés, el francés o el italiano, en cuanto a material lexicográfico. A veces incluso hay tres grados cuando traduzco del húngaro o el checo, utilizo diccionarios de estos idiomas al alemán. Porque el alemán tiene mayor tradición de contacto entre estas lenguas” explica.

El trabajo de traducción de ‘El año del jardinero’ (‘Zahradnikův rok’) de Čapek fue todo un reto para De Castro. Pasar del checo al gallego “un tratado de jardinería” con más de 200 nombres de flores y plantas en checo, y sus respectivos tecnicismos agrícolas, fue un trabajo muy complejo, según relata el autor. “Por suerte me puse en contacto con un botánico de Praga, que me salvó la vida, le estaré toda la vida agradecido. En el libro había 200 nombres de flores y plantas con el nombre común en checo, y la única solución posible era ir a través del latín, del checo al latín, y del latín al gallego” manifiesta el profesor.

En cuanto Fernando de Castro empezó a tener contacto con las lenguas eslavas, el checo no se le resistió. En 1995 accedió a una beca de verano para estudiar este idioma en Praga, ahí comenzó su historia de amor con la capital checa y su lengua. “Traducí varios idiomas pero el checo es el que más traduzco, tengo una relación especial con el checo y con Chequia. Durante muchos años iba todos los años una o dos veces al año, así que seguiré de cerca los cambios tan vertiginosos que se han producido en el país” comenta sobre las polémicas elecciones en el país.

Fernando de Castro está trabajando sobre una nueva traducción para la editora gallega Rinoceronte, esta vez en alemán. La obra escogida es `Disco Rusa’ de Vladimir Kaminer. Aunque se augura así mismo una reducción del trabajo como traductor para poder compaginarlo con la docencia, no piensa dejar esta tarea tan importante, que permite a las literaturas menos extendidas encontrar nuevos espacios y lectores.