La novela cumbre de Vargas Llosa se acaba de traducir al checo
Además de ser la traductora más prestigiosa del español al checo, Anežka Charvátová es un verdadero faro para la comunidad hispana que vive en Chequia. En 2019, cuando Vargas Llosa fue invitado a la Feria del Libro de Praga mantuvo dos memorables charlas con él y, exactamente dos años después, acaba de cumplir lo que considera un sueño: ya está en librerías su traducción de Conversación en la Catedral.
Quienes hace dos años llenaron el auditorio del Instituto Cervantes de Praga seguramente recuerden muy bien ese instante: luego de un dramático silencio y sin sacarle los ojos de encima, Mario Vargas Llosa, el aclamado premio Nobel de literatura, le reconocía a la hispanista y traductora Anežka Charvátová que le inspiraba cierto temor porque parecía saber más de su obra que él mismo. Y la verdad es que hacía bien en estar asustado: Charvátová acaba de ir aún más lejos y ahora se despachó con la traducción de Conversación en La Catedral, obra cumbre de la literatura latinoamericana que, según el propio Vargas Llosa expresa en el prólogo, es el único de sus libros que, eventualmente, salvaría del fuego.
“Yo creo, sobre todo, que es un sueño cumplido porque desde que empecé a leer literatura latinoamericana Vargas Llosa fue mi primer autor y el más importante, y nunca habría soñado poder traducir la novela que él considera la más importante de su obra, y además es una novela que yo compré en 1988, en mi primer viaje a España, y escribí una tesis al respecto”.
Con esa tesis que Charvátová aún conserva terminó su maestría en filología románica. Cuenta que apenas se enteró de que el autor peruano vendría a la Feria del libro de Praga del año 2019 empezó a tratar de convencer a la editorial Argo de traducir aquella novela que, por ese entonces, acababa de cumplir medio siglo, ya que se publicó en 1969.
Por supuesto, Charvátová lo logró y ya acaba de salir en checo Rozhovor u Katedrály, título que no incluye la preposición de lugar más frecuente en checo que es “v” (en), justamente para resaltar que, en ese idioma, la mayoría de las tabernas utilizan en su nombre la “u”, como sucede por ejemplo con la emblemática U Kalicha. Pero además de la tesis, Charvátová también tiene aquel primer ejemplar de la novela que utilizó para hacer la traducción y, a pesar de que ya se le salen las hojas, constituye un verdadero tesoro: ahora cuenta nada menos que con la dedicatoria de Vargas Llosa.
“A mí me ayudó muchísimo haber trabajado sobre la novela para mi tesis porque justamente analicé su estructura, entonces sabía muy bien qué planos temporales tenía, cómo funcionan los trucos narrativos de Vargas Llosa, sus cajas chinas y vasos comunicantes. Al momento de traducir no tenía que pensar mucho sobre quién habla en cada diálogo, en qué plano temporal se desarrolla tal escena porque lo tenía muy presente en la cabeza”.
De todas formas, Charvátová reconoce que como pasaron treinta años entre aquel trabajo de tesis y esta traducción se le habían olvidado algunas cuestiones que tuvo que repasar, muchas de las cuales la sorprendieron de manera muy positiva, como por ejemplo el notable grado de identificación que podía experimentar con lo que dice, a lo largo del libro, Santiago Zavala, el personaje principal de la novela.
“A pesar de que el protagonista es un hombre peruano y yo soy una mujer checa, muchas de sus reflexiones me parece que las estuviera diciendo yo misma: cuando habla de los ideales que tenía en la facultad, de la política, de la frustración de la política, cuando habla del amor y todo eso me parece encantador.”
“Vargas Llosa fue mi primer autor y el más importante, y nunca habría soñado poder traducir la que él considera la novela más importante de su obra”.
También en el marco de aquella Feria del Libro de Praga que tuvo como invitado de honor a Latinoamérica, la revista Host le pidió un artículo sobre el autor peruano y alguna traducción inédita de Vargas Llosa. Entonces, Charvátová presentó, justamente, el primer capítulo de Conversación en La Catedral, aunque aclara que luego lo reescribió bastante debido a los cambios que exigía la búsqueda del tono con que se expresan cada uno de los personajes.
“Yo creo que la mayor dificultad fue conseguir un estilo diferente para cada personaje que nos presentan los sucesos desde su punto de vista porque están los dos protagonistas que en la caja china mayor tienen ese diálogo en la taberna que se llama La Catedral: Santiago Zabala y el chofer de su familia, Ambrosio. Pero además está su novia Amalia, la sirvienta que tiene el estilo típico de una persona de clase baja y eso para un checo es algo muy difícil porque no existe y no hay tanto clasismo reflejado en el lenguaje. El lenguaje checo no es tan clasista como los idiomas latinoamericanos que, según como te expresas, los otros ven si vienes de una clase alta o de una clase baja”.
La solución que encontró Charvátová es hacerlo utilizar a Ambrosio muchos vulgarismos, en comparación con Zabala, a quien mantiene en un registro formal, mientras que la voz de Amalia, quizás la más difícil, aparece muy vinculada con el uso de verbos algo rebuscados y pícaros que, según explica, abundan en checo. La señora Zoila, madre de Santiago, es casi lo opuesto a Amalia: se considera superior a los demás y utiliza con frecuencia la palabra “chola” que, por ser demasiado exótica, Charvátová decidió traducir como “barevný” (de color), aunque por ejemplo sí mantuvo la expresión “don” que Ambrosio utiliza cada vez que habla con Fermín Zabala porque, si bien tampoco existe en checo, es una palabra más conocida incluso por influencia de libros como Don Quijote. Por otro lado, Charvátová agrega que leer su propia tesis la ayudó a recordar algunas cuestiones interesantes.
“Por ejemplo, una información que ahora uso en mis clases, pero se me había olvidado es que la razón para empezar esta novela fue que los escritores del Boom se habían puesto de acuerdo para escribir cada uno una novela sobre un dictador de su país”.
Conversación en La Catedral, la novela de Vargas Llosa sobre los ocho años en el poder de Manuel Odría, fue tal vez la más importante, aunque, acota Charvátová, el mismo García Márquez escribió, pocos años después, El otoño del patriarca. Por supuesto, el Nobel que ganó en 2010 (curiosamente, sigue siendo hasta ahora el último escritor latinoamericano en obtenerlo), no hizo más que acrecentar aún más la fama de Vargas Llosa que, desde hace varios años, empezó a ser noticia también por expresar regularmente opiniones políticas extremas, en las antípodas de muchas de las ideas que tenía en sus comienzos.
“El lenguaje checo no es tan clasista como los idiomas latinoamericanos que, según como te expresas, los otros ven si provienes de una clase alta o de una clase baja”.
“Es muy diferente acá que en América Latina porque, en general, los checos no saben nada sobre esto y en su mayoría están felices de que Vargas Llosa dejó de ser comunista y está contra el régimen de Castro, contra el de Venezuela, etc. Es lo único que saben, pero es verdad que yo leo mucho lo que se escribe en Perú, por ejemplo, y creo que su actividad daña su imagen como escritor. Por ejemplo, ahora apoyó en el balotaje de Perú a Keiko Fujimori que es algo impensable porque ella fue acusada de corrupción y su padre fue condenado y el mismo Vargas Llosa se presentó en las elecciones contra Fujimori en 1990 y lo considera el hombre más corrupto de Perú y ahora apoya a Keiko solo para evitar que Castillo gane, eso no lo entiendo”.
Charvátová, en todo caso, pide separar la obra literaria de lo que puede considerarse su trayectoria política, como sucede con tantos otros escritores a nivel mundial. Sin embargo, reconoce que, al principio, la obra literaria y las ideas políticas de Vargas Llosa parecían conformar un todo, mientras que ahora nota una gran divergencia entre muchos de sus libros y lo que escribe en los periódicos. Incluso agrega que, en Tiempos recios, su último libro, parece recuperar algunas de esas ideas de los años sesenta. Charvátová afirma que Tiempos recios le gustó mucho más que Cinco esquinas, la anterior novela que empezaba con una escena de sexo lésbico, en su opinión, muy hollywoodense y superficial, mientras que, por el contrario, en Conversación en La Catedral la temática gay aparece de una forma mucho más perturbadora y lograda.
“Al terminar la novela me di cuenta de algo que considero un error: el libro tiene una estructura súper lógica aun cuando parezca caótica, pero no lo es y todas las piezas enganchan y todo está perfecto. En el marco principal, en la conversación en La Catedral habla Ambrosio con Santiago y todo lo que dicen está en presente (‘dice’), y en los demás diálogos que se entrelazan y son muchísimos las acotaciones siempre están en pasado (‘dijo’); y en la última parte del libro hay un diálogo entre Ambrosio y una prostituta, y ahí hay una réplica donde leemos ‘dice que’, yo creo que es un error”.
La otra posibilidad, explica Charvátová, es que esa aparente falla en la perfecta estructura de Conversación en La Catedral tuviera algún sentido que ella, hasta el momento, no detectó. Lo cierto es que, sorprendida de que nadie más lo hubiera notado, cuando estaba terminando la traducción decidió escribirle una carta consultándole por qué solo una vez aparece aquella acotación en presente. Vargas Llosa, por supuesto, nunca contestó.