La lucha por las tradiciones checas sigue: el retorno del Niño Jesús
Darle más protagonismo al Niño Jesús y poner más énfasis en lo esencial de las fiestas navideñas, sobre todo regresar a las tradiciones locales. Esta es la misión de la Iniciativa por la Navidad Tradicional.
Los villancicos ya empezaron a sonar en los supermercados, las decoraciones navideñas nos atacan de los aparadores y las estanterías en las tiendas se están esforzando para aguantar el peso de todas las figuras de chocolate con el motivo de Santa Claus.
A uno se le podría ocurrir que las fiestas de paz y descanso se han convertido en un gran festival del consumismo. Y la verdad que habría poco que objetar contra ello. Sin embargo, hay también quienes promueven una versión de la Navidad distinta.
El proyecto de la Iniciativa por la Navidad Tradicional, fundada por Děpold Czernin, surgió hace unos cinco años. El descendiente de una de las familias nobles más antiguas de Chequia la fundó con el objetivo claro de revivir las tradiciones antiguas que tienen que ver con la manera original de celebrar estas fiestas en el territorio checo.
Por cierto, hay que recordar que el Niño Jesús, según la iniciativa de Czernin la figura central de las fiestas navideñas checas y cuya presencia en Chequia hay que fortalecer, ha pasado recientemente por varios caminos que no fueron precisamente de rosas.
En 1952, el presidente comunista, Antonín Zápotocký, se dirigió a los niños con un discurso navideño muy peculiar, en el cual intentó explicar que el pobre Niño Jesús, nacido en un establo, ya no era tan pobre, que había crecido y ahora tenía una barba blanca, un vestido rico y deberíamos llamarlo Abuelo de las Nieves.
Obviamente se trataba de una propaganda soviética que quería imponer a los hogares checos el símbolo de la Navidad rusa, y no vaciló en reemplazar al cometa que llevó a los tres Reyes Magos a Belén por las estrellas rojas que brillaban por encima de todas las minas, fábricas y escuelas en la nueva patria socialista.
A pesar de ello, Děpold Czernin sostiene que se encuentra frecuentemente con la opinión de que en aquellos tiempos todavía se trataba de unas fiestas tradicionales.
“Muchas personas me dicen que bajo el régimen comunista las celebraciones todavía tenían que ver con las tradiciones antiguas. Sin embargo, es importante que nos preguntemos qué significan para nosotros las tradiciones originales. Por supuesto no es tradicional la falta de algunas de las costumbres, como por ejemplo reunirse alrededor del belén en la plaza y cantar villancicos. Este es uno de los primeros momentos en los que el Niño Jesús desaparece de nuestras celebraciones. Luego se convierte en alguien que ni sabemos cómo es su aspecto y los belenes permanecen en los desvanes”.
Después de la caída de la Cortina de Hierro, muchas cosas cambiaron. No obstante, cierta presión a la opinión pública permaneció.
Por supuesto, ya no se trataba de una propaganda de un régimen totalitario con el fin de cambiar las costumbres de la población checoslovaca, sino de uno de los símbolos del marketing global. Al final vino otro abuelito, esta vez el omnipresente Santa Claus.
A pesar de todo eso, ni el Abuelo de las Nieves, ni el Santa Claus norteamericano han ganado mucho terreno en Chequia.
Al contrario, según resulta de las encuestas, la popularidad del segundo en las tiendas y en los supermercados no significa que los niños checos esperen su visita la noche del 24 de diciembre.
Entonces la idea no es disminuir su presencia, porque esta es mínima, sino fomentar la presencia del Niño Jesús, a quien esperan en casi todos los hogares. Pero nadie sabe bien quién es realmente, continúa Czernin.
“Yo no veo necesidad alguna de luchar contra Santa Claus y el Abuelo de las Nieves. Según las encuestas, en menos del 0.5% de los hogares checos una de estas figuras trae los regalos. Sin embargo, creo que hay que trabajar para que la presencia del Niño Jesús sea más fuerte, para que las personas sepan quién es realmente. Hay que explicar que se trata de ese niño de los belenes que entra a nuestros corazones y a nuestros hogares, y que con su presencia convierte todos los regalos que nos damos en verdaderos regalos del Niño Jesús”.
La ignorancia de las familias checas en lo que se refiere al verdadero carácter del Niño Jesús resulta algo paradójica si nos damos cuenta de que Chequia es un país con una tradición navideña enorme.
Eso se refleja por ejemplo en la cantidad de belenes únicos y diferentes de los que se suelen construir en los demás países.
Además, los checos disponen de un sinnúmero de villancicos que elogian al Niño Jesús, y en cuanto a su aspecto, el Niño Jesús de Praga es una de las más famosas estatuillas de este tipo en todo el mundo. Por eso no debería haber problema en imaginarse cómo es.
La compatibilidad del Niño Jesús con el mundo contemporáneo
A diferencia de Santa Claus, el Niño Jesús no tiene ni un enorme trineo con el que podría llevar todos los regalos a las familias, ni un camión de Coca Cola.
El Niño Jesús es un bebé que nos trae el amor, el sentimiento que llena a nuestros corazones y nos incentiva la voluntad de regalar algo a nuestros seres queridos.
A pesar de que se trata de algo bastante simple y toda la tradición no ofrece muchas posibilidades de grandes espectáculos, según comentó Czernin, con un poco de esfuerzo, incluso el Niño Jesús puede encontrar su lugar en las tiendas.
“Los regalos son una parte de la Navidad. Y como ya no somos tan hábiles para producir un regalo manualmente y tampoco somos tan modestos como para contentarnos con la mejor manzana del jardín, nos resulta que queremos comprar un regalo. Sin embargo, la pregunta es esta: ¿Por qué las tiendas donde compramos los regalos caen en esta trampa de un señor (Santa Claus) que nunca había sido parte de las tradiciones checas”?
Además, Czernin explica que el Niño Jesús no es un fenómeno específicamente checo.
“El Niño Jesús trae los regalos en toda Europa Central, o sea, en los antiguos territorios del Imperio Austrohúngaro y en Baviera. Sin embargo, nos podemos encontrar con él también por ejemplo en el sur de Brasil”.
Lo que sí es una tradición checa son los belenes. Estos suelen ser de gran variedad y se fabrican de los más distintos materiales. Hay belenes de materiales más comunes, como madera.
No obstante, podemos encontrar belenes de vidrio, hierro y mucho más. Además, algunos son mecánicos.
El famoso belén del museo de belenes de la ciudad de Třebechovice se convirtió en 1999 en un monumento nacional y con sus seis metros de longitud y dos metros de altura se trata de una verdadera pieza de artesanía de valor inmenso.
Los belenes checos se distinguen también por la cantidad de personajes que aparecen en la escena. A diferencia de otros países en los que podemos encontrar frecuentemente solo a la familia de Jesús y a los tres Reyes Magos con unos cuantos pastores, los belenes checos cuentan con numerosos personajes. En realidad, en ellos se reúne toda la comunidad, hay personas de distintas profesiones y de todas las generaciones.
Czernin explicó que eso tiene que ver con la manera de entender y de vivir la Navidad en Chequia en los tiempos remotos.
“Los belenes checos son especiales, porque no se trata solo de una representación de la familia del Niño Jesús, de los tres Reyes Magos y de un par de pastores. Son escenas donde se ve a todo el pueblo, los músicos, los gremios. La sociedad checa siempre estuvo muy imbuida del espíritu navideño y todos venían a celebrar la llegada del Niño Jesús. Eso se refleja en los villancicos hasta el día de hoy”.
Para promover el concepto tradicional checo, la iniciativa de Czernin organiza un evento llamado “La carta más larga al Niño Jesús”. En ella, cada uno puede escribir los deseos que espera que se conviertan en realidad.
El año pasado se hizo un nuevo récord al acumular una cantidad de deseos que llenó un rollo de papel de unos 615 metros.
Czernin comentó los deseos más frecuentes.
“Fue realmente muy emotivo leer los deseos. Yo esperaba que el deseo más frecuente de los adultos sería una gran cantidad de dinero, sin embargo, al final fue salud y felicidad para todas las personas queridas y creo que en segundo lugar fueron los deseos de relaciones, o sea, de enamorarse, de tener hijos, etc.”
Otra de las costumbres checas tiene que ver con los cuentos de hadas. Por eso, todos los años, la Televisión Checa prepara un nuevo cuento que luego se pone la Nochebuena. La Iniciativa para la Navidad Tradicional de Czernin otorga cada año un premio llamado “La Orden del Niño Jesús” y en una de las ocasiones fue precisamente el entonces nuevo cuento llamado “El Ángel del Señor 2” el que se llevó este galardón.
Děpold Czernin no se olvida de la ecología en sus actividades de la promoción del Niño Jesús, y en los tradicionales mercados navideños suele ofrecer bebidas en vasos de porcelana fabricados en Chequia.
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