La Justicia divina juzgará al ex investigador de la policía secreta comunista

Alois Grebenícek, foto: CTK

Se ha concluido uno de los procesos más prolongados contra un representante del antiguo régimen comunista. La sentencia no ha sido pronunciada. El acusado, ex investigador de la Policía Secreta, Alois Grebenícek, se murió.

Alois Grebenícek,  foto: CTK
Alois Grebenícek, de 81 años de edad, falleció el domingo pasado en el hospital de Uherské Hradiste, en Moravia del Sur, a causa de varias enfermedades crónicas. De este modo se terminó el proceso penal que se había prolongado durante más de seis años.

Grebenícek, ex vicecomandante del departamento de investigaciones de la Policía Secreta de Uherské Hradiste, apodado por los prisioneros "golpeador", fue acusado de haber torturado a los presos políticos durante los interrogatorios entre los años 1948 y 1951. "Cada interrogatorio dirigido por Grebenícek se acababa en mi caso siempre con la pérdida de conciencia", describió las prácticas de su torturador una de sus víctimas, Pavel Hubacka, quien fue condenado en los años cincuenta a pena de muerte por la traición a la patria y espionaje y pasó en la cárcel quince años.

foto: CTK
El juicio principal a Alois Grebenícek, padre del actual presidente del Partido Comunista, Miroslav Grebenícek, fue iniciado en julio de 1997. El acusado no compareció ante el tribunal, y ello se repitió en las próximas diez ocasiones. El defensor de Grebenícek presentó repetidamente al tribunal certificados médicos según los cuales su mandante no era capaz de acudir a la sesión. En 2001 la juez decidió celebrar el juicio en el hospital, pero el ex investigador volvió a disculpar su ausencia por motivos de salud.

El "caso Grebenícek" se convirtió en símbolo de la lentitud de la justicia checa. De los testigos principales en el proceso viven hoy en día cinco personas. Todos deploran que los tribunales seculares ya no condenen a Alois Grebenícek.

"Once veces el señor Grebenícek fue llamado a juicio y no compareció. Por la duodécima vez lo llamaron al Tribunal Supremo y allá ya le dijeron si era culpable o no", comentó el hecho Vladimír Drábek, de la Confederación de presos políticos.