Operación K: uno de los episodios más oscuros del régimen comunista en Checoslovaquia

Foto: Milan Zbořil / CC BY-SA 4.0

Se cumplen 70 años de la Operación K, una actuación fuera de las propias leyes del Estado con la que las autoridades comunistas internaron a más de 2000 sacerdotes y expropiaron 219 monasterios en Checoslovaquia.

Foto: Milan Zbořil / CC BY-SA 4.0

En la noche del 13 al 14 de abril de 1950 tuvo lugar en Checoslovaquia la llamada Operación K, que recibió dicho nombre a partir de la palabra monasterio en checo: “klášter”. Su memoria todavía despierta oscuros recuerdos especialmente entre los sacerdotes checos.

Esta operación de las autoridades comunistas se llevó a cabo de forma encubierta y fuera de la ley. Su objetivo: eliminar a las órdenes religiosas de Checoslovaquia, lo que permitía no solo reducir la influencia de la Iglesia en la población sino expropiar los bienes de los monasterios.

Los antecedentes

Vít Tajovský,  foto: Enemy /CC BY-SA 4.0
Para un Estado cuya intención era imponer una ideología única, el debilitamiento de la Iglesia era uno de los primeros pasos a tomar a la hora de fortalecer el régimen. Tras varios intentos fallidos de debilitar a la Iglesia, comenzaron a tomar medidas más violentas.

Algo que hacía presagiar lo que se acercaba fue un proceso judicial llamado “Machalka y Compañía”, centrado contra algunos religiosos y que se realizó desde finales de marzo hasta el 5 de abril.

Sin embargo, hay un hecho que sucedió un mes antes que, sin duda, fue la primera señal de alarma, como indica para Radio Praga Internacional el historiador Jaroslav Šebek, quien entre otros temas se especializa en la historia del siglo XX en las Tierras Checas.

“No solo el proceso que transcurrió desde finales de marzo hasta el 5 de abril fue un presagio de lo que pasaría. También hay un acontecimiento que presagiaba toda esta persecución de la Iglesia católica en Checoslovaquia. Se trata del llamado Milagro de Číhošť, la muerte del padre Josef Toufar y la detención de gente allegada a él. Uno de los arrestados fue el abad de un monasterio premonstratense en Želiv, Vít Tajovský. Este abad junto con otros religiosos fue acusado en un proceso que recibió el nombre de Machalka y Compañía”.

Josef Toufar,  foto: archivo ČT
El proceso “Machalka y Compañía” nació justo después de la tortura y el asesinato en febrero de 1950 del sacerdote Josef Toufar, quien se negó a retractarse de unas afirmaciones en las que aseguraba que en su parroquia se había producido un milagro. Uno de los principales acusados en ese proceso fue el sacerdote Augustin Machalka, que dio nombre a todo el proceso. Machalka era el cabeza de turco ideal, ya que además, pertenecía a la Iglesia greco-católica, lo que daba argumentos extra a las autoridades comunistas, indica Šebek.

“Por esto el redentorista Machalka recibió cadena perpetua. El asunto es que él pertenecía a la Iglesia greco-católica, lo que era útil para las intenciones de la propaganda comunista. Por ejemplo, porque acusaban a los greco-católicos de apoyar al Ejército Insurgente Ucraniano y de esconder armas en sus monasterios”.

La Operación K

Lo que se conoce como Operación K se inició en la noche del 14 de abril. Ese día, agentes de la Policía Secreta (STB) y del Cuerpo de Seguridad Nacional (SNB), la policía nacional del régimen, entraron en los monasterios, ya que sabían que los religiosos estarían desprevenidos en ese momento. Asimismo, de noche llamarían menos la atención de las personas que vivían en los alrededores. Como resultado de las dos fases de esta operación, más de 2000 religiosos fueron internados en distintos centros y campos de trabajo.

Rudolf Slánský,  foto: archivo ČT
“En la madrugada del 14 de abril atacaron los monasterios de las órdenes más grandes. Cuando los religiosos estaban durmiendo, agentes del Cuerpo de Seguridad Nacional y milicianos populares entraron en el área de los monasterios. En las primeras horas del día los llevaron a todos a unos lugares de internamiento. La siguiente fase tuvo lugar dos semanas después, cuando hicieron lo mismo en los monasterios que faltaban. Después, y hasta el verano de 1950 eliminaron los monasterios femeninos”.

De acuerdo con el historiador checo Pavel Bret, Rudolf Slánský, secretario general del Partido Comunista Checoslovaco en ese entonces, fue una figura clave en la organización de esta campaña anticlerical.

“Todo fue planeado por el Partido Comunista Checoslovaco, que contó con la cooperación de la Oficina Estatal para Asuntos Eclesiásticos. Una de las directrices era que todo debía estar preparado antes del 8 de abril de 1950. Uno de los principales responsables fue Rudolf Slánský”.

Slánský llegó a decir: “Incluso los monasterios se están convirtiendo en una amenaza para el funcionamiento del Estado. El reciente proceso Machalka y Compañía ha demostrado algunos terribles delitos de las órdenes religiosas contra la República”.

Centros de internamiento y malos tratos

Antonín Huvar, ya fallecido, fue un sacerdote que vivió estos hechos en primera persona. En 1948 lo condenaron a 12 años de prisión con pruebas falsas y a lo largo de ese tiempo pasó por numerosas cárceles.

Foto: Martina Schneibergová
Hace años describió para la Televisión Checa estos difíciles momentos, y cómo recordaba la llegada de otros religiosos al centro donde él se encontraba internado.

“El primero de los nuevos que iban llegando fue el doctor Hamáñ, un dominico que sufrió por su ideología. Fue condenado en Litoměřice con un grupo de estudiantes. Después llegaron una gran cantidad de franciscanos, muchos de ellos muertos de hambre, porque solo les daban un poco de pan y agua cada dos o tres días. Tenían el rostro colorado de todos los puñetazos y golpes que habían recibido”.

Durante la Operación K, miles de libros y obras de arte fueron confiscadas por el régimen comunista. Muchas de ellas acabarían destrozadas durante los procesos de traslado.

Jaroslav Šebek | Foto: Jakub Wojtovič,  Český rozhlas
No obstante, el padre Huvar indicó en su entrevista para la Televisión Checa que algunos monasterios se enteraron a tiempo de lo que iba a suceder. Gracias a eso, les dio tiempo a esconder algunos objetos.

“Algunos ya lo sabían, porque se había filtrado información. Entonces, estos pudieron prepararse, y en algunos lugares pudieron esconderse algunos archivos y objetos de valor”.

Aunque en las Tierras Checas algunos ciudadanos, vecinos de los monasterios, descubrieron lo que estaba pasando e intentaron defender a los religiosos, por lo general estos opositores fueron rápidamente silenciados.

Muy diferente fue en Eslovaquia, donde el mayor porcentaje de católicos provocó incluso que grupos de personas salieran a las calles a protestar y llegase a haber enfrentamientos con la Policía, como indica el historiador Jaroslav Šebek.

“En Eslovaquia, las acciones contra los religiosos despertaban el enfado de la población. Hubo enfrentamientos incluso con las unidades policiales. La razón es que el nivel de religiosidad es mucho mayor en Eslovaquia que en Chequia”.

Foto: Martina Schneibergová
A través de esta actuación, el Estado checoslovaco expropió cientos de inmuebles pertenecientes a la Iglesia, un acto que se llevó a cabo sin base legal. Aunque a posteriori, se aprobó una ley que le otorgaba cierta justificación.

Los monasterios sufrieron destinos muy distintos, pero muchos de ellos se usaron como cuarteles. Mientras que algunos se conservaron hasta el presente en un estado relativamente bueno, otros acabaron destrozados, añade Šebek.

“En general, los monasterios se usaron para fines militares, se convirtieron en cuarteles. Por ejemplo, la abadía de Teplá, en el oeste de Bohemia, quedó devastada después de la presencia militar. En el de Velehrad, surgieron unos servicios sociales. En otros se construyeron almacenes. En el caso del monasterio de Břevnov, en Praga, incluso se instaló un cuartel de la Policía Secreta comunista. Se les dieron muchos usos a los monasterios, pero no usos culturales”.

La Operación K puso fin a la libertad de las órdenes religiosas en Checoslovaquia, que no regresaría hasta 1989. Como compensación por los bienes expropiados durante el régimen comunista, el Gobierno checo aprobó en 2013 la devolución de algunos bienes y un pago a las Iglesias de alrededor de 2300 millones de euros en un plazo de 30 años.

Foto: Pixabay CC0
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