La inteligencia checa y Zhanna Nemtsova sabían que Pablo González era espía pero no avisaron a la Universidad Carolina
El BIS, el Servicio de Información de Seguridad checo, tenía ya en 2022 la información de que el periodista español Pablo González era un agente ruso. En primavera de 2023, también lo supo la activista rusa Zhanna Nemtsova, organizadora de los cursos en los que participó González en la Universidad Carolina en 2018 y 2019. El centro académico, sin embargo, se enteró hace semanas por los medios. Ahora todos tienen que dar explicaciones.
Los servicios de inteligencia checos, el BIS, fueron los primeros en Chequia en contar con pruebas de que Pablo González, el periodista y reportero de guerra español, era un agente ruso, según se desprende de su informe anual del año 2022. Es el año del inicio de la invasión militar de Rusia a Ucrania el 24 de febrero y, cuando días después, Polonia arrestaba a González, a quien mantuvo prácticamente incomunicado hasta que hace unas semanas fue incluido en un gran intercambio de prisioneros con Rusia.
Ese informe no desvela la identidad de Pablo González, pero su descripción y la descripción de sus actividades en Praga no dejan lugar a muchas dudas. La inteligencia checa no especifica cómo llega a la información sobre la condición de espía de González, pero se supone que pudieron ser alertados por sus colegas polacos.
En la República Checa causó gran revuelo saber que Pablo González fue invitado a impartir cursos en la Escuela de Verano de Periodismo organizada por la Fundación Borís Nemtsov en los años 2018 y 2019. Una de las organizadoras de los cursos, a los que acudían estudiantes de todo el mundo, era la propia hija del opositor ruso acribillado en 2015 cerca del Kremlin, Zhanna Nemtsova. Precisamente aquel informe del BIS advertía de que las actividades de la oposición rusa en el extranjero eran un claro objetivo del Kremlin.
La Universidad Carolina se excusó en declaraciones para la Radio Checa a través de su portavoz, Petra Klusáková, por haber acogido a un agente ruso en su programación y haberle brindado la posibilidad así de realizar sus actividades. No tenían forma de evitarlo, dice Klusáková.
“La Facultad de Filosofía y la Universidad Carolina, tanto en el caso de empleados como el de estudiantes, exigen el cumplimiento del régimen de visados y verifican la validez de sus visados de estudio y permisos de estancia y trabajo. El grado de control para aprobar la concesión de un visado supone una herramienta más fuerte que las que están a disposición de las escuelas superiores de la República Checa”.
La institución cuenta incluso con un cargo destinado a evitar este tipo de casos, un “manager antinfluencia”, lo denominan. Pero nadie desconfió de González, al que incluso califican de “superagente”, “bien entrenado” para llevar a cabo su misión. Nadie sabía que, además del español, tenía un pasaporte ruso bajo la identidad de Pavel Rubtsov, por ejemplo.
En la universidad esperan mejorar sus medidas de prevención para que no vuelva a repetirse un caso así, dijo Klusáková.
“La escuela se centró en obtener más medidas prevención y la formación de personas responsables, así como la preparación de escenarios de crisis. También existen procesos internos para explicar la situación dentro de la Universidad Carolina y la Facultad de Filosofía en base a esta experiencia”.
"La Universidad Carolina debe contar con que Rusia quiera infiltrar a un agente. Quizá eso ya ha pasado”
Lo que extraña es que nadie avisara a la institución académica. La propia Zhanna Nemtsova supo la verdad sobre Pablo González, como muy tarde, en primavera de 2023. Ahora sabe que este le robó información, incluidos mails del propio Borís Nemtsov, y envió a Moscú informes de varios colaboradores de la Fundación, con quienes González cooperó no solo en Praga, sino por varios países de Europa en distintas actividades.
Los servicios de inteligencia checos, subrayando que no se pueden expresar sobre este caso en concreto, sí explicaron a la Radio Checa que no tenían por qué informar a la Universidad Carolina porque, en general, tiene que mirar por sus propios intereses para seguir consiguiendo información, así como para proteger a sus fuentes, a sus colaboradores y socios extranjeros.
En cuanto a Nemtsova, que reside en Praga desde hace tres años y es empleada de la propia Universidad Carolina, ha revelado ahora a Radiožurnal, emisora de la Radio Checa, que se comprometió a mantener silencio con la justicia polaca, para la que prestó declaración ya en primavera de 2023, pero que fue ella precisamente quien pasó las informaciones sobre González que desde el año pasado ha estado publicado el medio ruso independiente Agenstvo.
No alertó a la Universidad Carolina, pero dentro ya había voces que alertaban del riesgo derivado de colaborar precisamente con la Fundación Borís Nemtsov. Entre ellos, el lingüista lituano Ilyá Lemeshkin, que sin contar con la información que ahora se tiene confirmada, se refirió a ello el pasado otoño durante un consejo académico.
“La figura de Zhanna Nemtsova es muy importante, es una víctima del régimen de Putin. Eso está fuera de discusión, pero desde el punto de vista de Rusia, se trata de actividades de la oposición y, por tanto, la Universidad Carolina debe contar con la posibilidad de que la inteligencia rusa quiera infiltrar a sus agentes. Y no hay de qué extrañarse, quizá eso ya ha sucedido”.
Lemeshkin se encontraba entre los más críticos de que la Universidad preparara el lanzamiento de un nuevo programa de estudios acreditado llamado Estudios Rusos Borís Nemtsov.
Si bien ahora la Universidad discutirá todo lo sucedido en su próximo consejo académico y elevará el nivel de alerta y prevención para que no se vuelvan a producir casos como el de Pablo González, confirman que el programa de Estudios Rusos Borís Nemtsov organizado en colaboración con la Fundación Borís Nemtsov se celebrará según lo previsto.