Diez años del atentado ruso en Vrbětice que lo cambió todo
Hace 10 años se produjo una explosión de un almacén de municiones en Vrbětice, en el este de Chequia, que se cobró dos vidas humanas. Dos meses más tarde se produjo otra explosión. Los daños y los sorprendentes resultados de la investigación marcaron un antes y un después en las relaciones entre Praga y Moscú
El 16 de octubre de 2014, explotó el almacén de municiones número 16 de Vrbětice y a comienzos de diciembre de ese mismo año explotó otro más, el número 12. El material explosivo voló en todas direcciones y la limpieza y recuperación de los territorios afectados llevó varios años, aunque, incluso a día de hoy no se recomienda entrar en la zona por el peligro de pisar una mina.
De acuerdo con lo dicho a la Radio Checa por el presidente de la República, Petr Pavel, con motivo del décimo aniversario de esos sucesos, y quien entonces era jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas Checas, al comienzo no se pensó que los responsables pudieran ser agentes rusos.
“En aquel momento se me ocurrió, al igual que a otros dirigentes políticos y militares, que se trató de un trágico accidente, de un suceso que puede ocurrir por error humano o por un fallo técnico en las instalaciones. Pero nadie pensó que podía tratarse de un ataque terrorista de otro Estado, en este caso de Rusia. A mí eso ni se me había pasado por la cabeza”.
La primera explosión se cobró dos vidas humanas. Ambas detonaciones ocasionaron daños por más de 40 millones de euros en el área de los almacenes e inmediaciones. Los explosivos se dispersaron por un área de 1319 hectáreas, a hasta unos 20 kilómetros.
Primeros coletazos de la agresión rusa a Ucrania
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De acuerdo con Petr Pavel, en 2014 la situación entre Rusia y Occidente se había tensado a raíz de la anexión rusa de Crimea. Kiev pedía la entrada en la OTAN y con la anexión ilegal, Occidente comenzó a darle importancia a las operaciones híbridas que Rusia desarrollaba desde hacía algún tiempo sobre la antigua república soviética, ciberataques contra objetivos en Ucrania y posteriormente también contra diversas instituciones en otros países, entre ellos la República Checa, como se revelaría más tarde.
En 2015, las municiones restantes en los almacenes de Vrbětice fueron trasladadas a otro lugar, a los almacenes militares de Květná del distrito de Svitavy y a otros sitios. El último camión con municiones partió de Vrbětice el 23 de diciembre de 2015. En total se necesitaron 547 camiones para el traslado. Y hasta 2020, unidades de policías, bomberos y emergencias no finalizaron los trabajos en el área de Vrbětice.
Shock en plena cuarentena por el COVID: lo hizo Rusia
Mientras tanto, seguía la investigación del caso. El jefe de los Servicios de Información de Seguridad (BIS), Michal Koudelka, recordó en entrevista para la Radio Checa, su sorpresa al conocer las primeras pruebas concluyentes de la autoría rusa.
“Colegas del departamento que estaba investigando esto se me acercaron y me dijeron: ‘Tenemos un hallazgo que parece increíble, pero como sea cierto, es absolutamente fundamental’. Pensé, bueno, ya he visto muchas cosas en este trabajo, así que quiero ver las pruebas. Entonces me trajeron las fotos, toda la documentación, y cuando pusieron todo junto, dije: ‘Pues esto es cierto, estamos ante algo grande’”.
En abril de 2021, durante el confinamiento de una de las peores olas del COVID en Chequia, el entonces primer ministro checo, Andrej Babiš, en una rueda de prensa informó que el Servicio de Inteligencia checo tenía información concluyente de que las explosiones en Vrbětice de 2014 se debieron a agentes del servicio secreto militar ruso (GRU). Se consiguieron pruebas, incluidas fotografías, de los agentes responsables: Anatoli Chepigá y Aleksandr Mishkin, los mismos que envenenaron al espía Serguéi Skripal y su hija en la ciudad británica de Salisbury en 2018.
A raíz de ello fueron expulsados de la República Checa 18 empleados de la Embajada rusa en Praga, siendo identificados como agentes de los servicios secretos rusos. Tuvieron que abandonar el territorio checo en 48 horas, como recordó el presidente Petr Pavel.
“Cuando conocimos las conclusiones de la Inteligencia checa sobre el caso Vrbětice, creo que la reacción de Chequia y su firmeza al expulsar a empleados de la Embajada rusa en Praga fueron correctas. Porque con Estados como es actualmente Rusia no se puede tratar de acuerdo con nuestras reglas. Porque eso les incita a ser más agresivos todavía”.
Nada volvió a ser igual entre Rusia y Occidente
Pavel recordó que más tarde también los demás países de la Unión Europea siguieron la actitud checa y fueron expulsando a políticos y empresarios rusos de sus países a fin de impedirles actividades de espionaje. Rusia se dio cuenta entonces, según Pavel, de la estrecha unidad de los países del bloque Occidental. Y sería una especulación buscar alguna relación entre esos sucesos y el ataque de Rusia contra Ucrania en febrero de 2022, dijo. Como apuntó Pavel, Rusia siempre persigue sus propios intereses en diversos frentes.
“Desde el punto de vista actual, debo decir que menospreciamos entonces la decisión de Rusia de llevar a cabo una acción que, evidentemente, dañó su imagen en todo el mundo y llevó al empeorar las posibilidades de que las relaciones entre Rusia y Occidente pudieran volver a tener un carácter normal”.
Mientras tanto, las investigaciones del caso de Vrbětice terminaron en un callejón sin salida, ya que Rusia rechazó tener relación alguna con esos sucesos y los agentes a los que en Chequia se considera culpables, no están al alcance de los órganos judiciales del país.
Hasta el presente por ello nadie ha sido condenado en el caso Vrbětice y en abril de este año los investigadores anunciaron su archivo.
El presidente checo no cree que se logre que los responsables comparezcan ante la justicia, según sostuvo para la Radio Checa.
“Honestamente, no creo que eso suceda. Para ello tendría que cambiar el régimen en Rusia lo que, considero, no sucederá tan rápido. Y que esas personas sean detenidas en otro país es muy improbable. Además, a los culpables de semejantes actividades, Rusia nunca los entrega a otro país”.
El jefe de los servicios de seguridad checos, Michal Koudelka, dijo a la Radio Checa que el ataque de Vrbětice les dio finalmente la razón tras las advertencias que llevaban dando durante décadas.
“Desde mi punto de vista, el caso representa un punto de inflexión absolutamente histórico para la seguridad en la República Checa. Al demostrarse que el servicio de inteligencia ruso estaba detrás del ataque, confirmamos lo que habíamos estado diciendo muchos años antes: que los rusos representan un gran riesgo para la seguridad del país. Durante muchos años estuvimos explicando en muchos sitios que los rusos podían interceptar nuestras comunicaciones desde la embajada y cómo operaban. Y así nos expusimos a muchas cosas. Algunos nos llamaron rusófobos, nos acusaron de ver espías por todas partes y no sé qué más”.
Pavel apuntó que los países europeos deberían estar preparados para otros ataques semejantes al de Vrbětice por parte de Rusia, ya que Moscú actualmente no tiene una guerra abierta contra estos países, sino que utiliza otros medios de confrontación y presión, como actos de desinformación, operaciones psicológicas, acciones diversivas, etc. Pavel recalcó que la seguridad de Europa no sólo depende de las labores de los servicios de seguridad y los políticos, sino de cada ciudadano, de su disposición a seguir atentamente lo que ocurre a su derredor.
En cuanto a Vrbětice, lugar que el presidente checo visitó hace poco, Pavel señaló que espera que el asunto sea esclarecido del todo algún día, pero sobre todo que se indemnice de una vez a los ciudadanos cuyas tierras siguen sin serles devueltas por las autoridades, dado el peligro de haber quedado en ellas alguna mina a pesar de los trabajos realizados.