La increíble historia de la chica en la moneda de una corona
Durante los años del régimen comunista hubo muchas manifestaciones de resistencia pasiva que sólo se han podido conocer tras el colapso de la dictadura en 1989. Hace poco se ha conocido la historia de la mujer encarcelada por los comunistas cuya cara llegó a aparecer en la moneda de una corona checoslovaca.
Todo empezó en 1954 cuando Synková tan sólo tenía 19 años y llevaba una organización de Scouts a pesar de que las autoridades comunistas las habían prohibido. Tenían campamentos de verano, editaban su propio periódico…
No hacíamos daño a nadie, no era nuestra intención, por lo que no veíamos ninguna razón para prohibir las organizaciones de Scouts, no estaba claro por qué impusieron esta medida.
Las autoridades comunistas fueron un día a casa de Synková y la detuvieron, la acusaron de traición y fue sentenciada a diez años de presidio. Paradójicamente, mientras cumplía su pena en prisión su cara adornó la nueva moneda de una corona.En 1956 el régimen quiso introducir nuevos billetes y monedas y monedas y para elegir su diseño se organizó un concurso público. En seguida comenzaron a llegar propuestas y entre ellas estaba la de una escultora checa, Marie Uchytilová-Kučová, que por aquel entonces trabajaba como profesora en el colegio donde también estaba empleada la madre de Synková y era consciente del dolor que la familia estaba pasando por el injusto encarcelamiento de su hija.
Estaba muy enfadada por lo que me había pasado a mí. Se lo contó a mi madre, le dijo tráeme una fotografía de ella e intentaré que aparezca en la nueva moneda de una corona, pero nadie debe saberlo.
El dibujo de Uchytilová-Kučová, una chica joven con el pelo sobre la espalda de rodillas y plantando un tilo, pasó la primera fase del concurso junto con cientos de propuestas más. La comisión se decidió por el retrato de un metalúrgico, pero el Ministro de Finanzas insistió en tener él la última palabra y eligió finalmente el diseño de Uchytilová-Kučová.Mientras Synková cumplía prisión por traidora, el Gobierno mostraba con orgullo la nueva moneda inspirada en ella. Los historiadores piensan que de haberse sabido la verdad, la artista se hubiera enfrentado a prisión por sabotaje y provocación. Cuando Synková salió de prisión fue un momento muy emocionante encontrarse con la artista.
Pude ver que tenía lágrimas en los ojos cuando nos abrazamos. Le agradecí lo que había hecho y me ofreció una de las nuevas monedas de una corona que había recibido. La guardé en mi monedero, pero cuando alguien me pidió cambio, la gasté.Synková no tuvo que cumplir los diez años de prisión a los que fue condenada gracias a la determinación de su madre, que se atrevió a ir al Comité Central del Partido Comunista para exponer el caso de su hija. Allí habló con un oficial del partido, que a pesar de que dijo que no tenía competencias, llevó la petición hasta el presidente, Antonin Novotný, el cual firmó la liberación de Synková.
Los líderes del partido no confiaban los unos en los otros, Novotný pensó que podría ser alguien importante, así que firmó por si metía la pata.
Synková fue liberada con 24 años y volvió a dirigir los Scouts. La invasión rusa de 1968 echó por tierra sus esperanzas de tener una vida mejor en su país, se trasladó con su familia a Austria y más tarde a Suiza. Uchytilová-Kučová murió antes de ver como regresaba la democracia a su país. Para Synková los recuerdos de la Praga comunista son ahora lejanos, pero siempre recordará el simbolismo que supuso el diseño de Uchytilová-Kučová en el retrato que le hizo, una chica mirando al oeste, lejos de Rusia.