La guerra entre el Gobierno y la oposición dinamita el estado de emergencia
La Cámara de Diputados no apoyó la prórroga del estado de emergencia. Desde el próximo lunes, la República Checa tendrá que seguir luchando contra la pandemia en un marco legal lleno de incertidumbres.
Tras un debate de siete horas, que terminó bien entrada la noche, a favor de prolongar de nuevo el estado de emergencia votaron únicamente los 48 diputados de la coalición gubernamental del movimiento ANO y el Partido Socialdemócrata. Tan solo hacían falta seis votos más, pero toda la oposición votó en contra, poniendo así punto y final a 132 días de estado de emergencia ininterrumpido.
En el estado de emergencia se basan todas las restricciones actualmente en vigor. El Gobierno ahora dispondrá solo de la Ley de Protección de la Salud Pública. El ministro de Salud, Jan Blatný, avisó de que no será tan eficaz.
“Por supuesto, disponemos de posibilidades que vamos a aplicar inmediatamente fuera del estado de emergencia. Pero no sería correcto pensar que estas medidas son comparables. No son comparables ni serán tan efectivas. Hay que decir que aunque hagamos todo lo que esté en nuestra mano, no vamos a poder conseguir todo lo que hemos logrado bajo el estado de crisis en cuanto a medidas para proteger a la ciudadanía”.
El Gobierno se reúne este viernes para estudiar la situación y tomar nuevas medidas. Sin estado de emergencia podría, por ejemplo, mantener cerradas las escuelas y los restaurantes, prohibir actividades culturales o eventos deportivos con público o limitar la movilidad de las personas con coronavirus. Pero no podrá establecer un toque de queda, que en la actualidad comienza a las 21 horas, o cerrar determinados tipos de comercios. Pero en realidad, muchos juristas no se ponen de acuerdo en lo que será posible ordenar o prohibir fuera del estado de emergencia, lo que aporta incertidumbre e inestabilidad a la situación actual causada por la pandemia.
La ministra de Finanzas, Alena Schillerová, culpó a la oposición de hacer electoralismo a pesar de la gravedad de la situación.
“Realmente tuve la esperanza hasta el último momento de que los diputados se concienciaran y dejaran, al menos en este momento, la lucha electoral, esa retórica política que hemos escuchado. Entiendo la politización del debate cuando se trata de políticas fiscales y muchas cosas más, pero esto no porque es jugar con vidas humanas”.
La acusación, sin embargo, es mutua. Primero fue el Partido Comunista quien retiró su apoyo al estado de emergencia en los términos ofrecidos por el Gobierno, al que acusan de no haber cumplido lo pactado en anteriores votaciones.
Después, han sido las otras dos coaliciones electorales, que amenazan seriamente la relección de Andrej Babiš tras las elecciones de octubre, las que consideran que el Gobierno no quiere escuchar sus propuestas. Una mejora del sistema de vacunación, una compensación más cuantiosa por los daños ocasionados a empresas y autónomos por las restricciones o la vuelta de los alumnos a las aulas son algunas de las cuestiones principales en las que el Gobierno no ha querido dar su brazo a torcer. Tanto la coalición Juntos, que une a Partido Cívico Democrático, Democristiano Partido Popular y TOP09, como la del Partido Pirata y Alcaldes e Independientes, están dispuestos a seguir dialogando, pero hasta el momento, solo se ha constatado la enorme brecha abierta entre todos ellos y el Gobierno de Babiš.
Según estos partidos de la oposición, además, la Ley de Protección de la Salud Pública o la declaración del estado de peligro otorga ya suficientes herramientas al Gobierno y a las regiones para luchar de forma eficaz contra la pandemia.
Algo, sin embargo, que contradijo en la Televisión Checa el gobernador de Bohemia del Sur, Martin Kuba, del opositor Partido Cívico Democrático.
“No puedo estar de acuerdo con mi compañera de partido Miroslava Němcová. El estado de peligro no está hecho para una pandemia sino para inundaciones, deslizamientos de tierra o terremotos. No está hecho para enviar a militares a ayudar a residencias de ancianos u hospitales. Tengo la sensación de que la mayor parte de los diputados no es consciente de la situación a la que nos exponen en las regiones”.
Martin Kuba, como presidente de la Asociación de Regiones de la República Checa, lamentó que los intereses partidistas se hayan impuesto sobre el interés general.
“Por desgracia, se ha demostrado que el estado de emergencia se ha convertido en un símbolo político y que el Gobierno, que se ha equivocado repetidamente, no es capaz de llegar a un acuerdo con la oposición, que tampoco es capaz de explicar a la gente que el estado de emergencia es tan solo un marco legal en el que movernos. Los gobernadores regionales hacemos un llamamiento al Gobierno a que se reúna inmediatamente con nosotros para explicarnos en qué parámetros nos movemos a partir de ahora y de qué herramientas disponemos con la Ley de Protección de la Salud Pública, que es lo único que puede usar el Gobierno”.
Este viernes, el ministro del Interior y jefe del Comité Central de Crisis, Jan Hamáček, reflexionó sobre la posibilidad de declarar un nuevo estado de emergencia apoyándose no en la Cámara de Diputados sino en los gobernadores regionales, si estos así lo piden. El Gabinete de Andrej Babiš tendrá que determinar primero si eso es legal y factible en la tarde de este viernes.