La desilusión como propulsor de la desinformación

La desconfianza en la sociedad y la desilusión son algunas de las principales causas que llevan a las personas a confiar en conspiraciones y noticias falsas. Un estudio de la agencia STEM revela que antes de las elecciones parlamentarias de otoño, hasta un 46% de los checos creía en noticias falsas.

Las semanas que condujeron a las elecciones parlamentarias de otoño se convirtieron en un caldo de cultivo para las noticias falsas y las conspiraciones. Motivados por su descontento con la situación en el país, por sus convicciones y una desconfianza general, muchos checos se dejaron seducir por desinformaciones, y eso a pesar de que el número de los que las propagan de manera activa es bastante bajo, según explica Nikola Hořejš de STEM, uno de los psicólogos consultados por la Radio Checa.

Nikola Hořejš | Foto: Radko Kubičko,  Český rozhlas

“En la sociedad hay entre un 5% y un 8% de personas que reenvían correos o comparten este tipo de publicaciones en Facebook y otras redes sociales. En la mayoría de los casos se trata de personas que creen que están haciendo algo beneficioso, que actúan de buena fe”.

De acuerdo con psicólogos, las personas suelen buscar con mayor frecuencia información que corresponde a su manera de ver el mundo y a sus convicciones. El análisis de STEM indica que en el periodo anterior a las elecciones parlamentarias de octubre, un 46% de las personas creyó en conspiraciones o noticias falsas vinculadas a algún político o partido. La tendencia se manifestó a través de diferentes capas de la sociedad y distintos grupos demográficos.

La confianza en noticias falsas se ve motivada, en muchos casos, por la desilusión, dice Hořejš.

“Lo que lo inicia todo es a menudo la desilusión o la decepción. Una vez que la persona se siente desconcertada, es fácil encontrar información que le asegure que todos le han mentido y que es imposible obtener información fiable de medios oficiales”.

Dalibor Špok | Foto: Tereza Kunderová,  Český rozhlas

Además de los sentimientos, que provocan la discrepancia entre el estado de las cosas y las ideas y visiones de uno, motivan la confianza en las noticias falsas también algunas características personales, explica el psicólogo Dalibor Špok.

“Uno de los grandes problemas es, sin duda, cierto esfuerzo por ser original. Se trata a menudo de personas narcisistas o de características similares. Bastante problemática es también la rigidez, el hecho de no estar abierto a nuevas experiencias”.

Los expertos destacan lo vital que es asimismo la influencia de las personas de nuestro entorno. Hořejš explica que solemos tener más confianza en informaciones proporcionadas por personas que conocemos pero que no pertenecen a nuestro círculo más íntimo.

Al mismo tiempo, es bastante común que cuando un miembro de la familia se adentra en el mundo de las desinformaciones, es difícil disuadirlo. Mientras más presión se ejerce sobre la persona, más fuerte se hace en sus convicciones.

Foto ilustrativa: Jorge Franganillo,  Flickr,  CC BY 2.0

Los psicólogos resumen que hay que tener en cuenta todas estas influencias si queremos protegernos ante el impacto de las desinformaciones. Dalibor Špok enfatiza lo importante que es que cada uno empiece por sí mismo.

“Si me guío por los valores correctos, es decir, los que contribuyen a una vida más profunda, incluyen el conocimiento de la verdad y valores éticos y sociales, significa que no estoy frustrado y no me entrometo en demasiados problemas. Una persona que no se siente frustrada tiende más a confiar en los medios de corriente habituales, en los políticos y en las autoridades”.

Foto: Brian Merrill,  Pixabay,  Pixabay License

A pesar de que se trata de un problema que afecta a la sociedad como conjunto, Špok afirma que hace falta tratarlo de manera individual.

“Es necesario abrir un diálogo y, en base a las conversaciones individuales, determinar los factores que motivan a cada grupo a que acepte las desinformaciones. Después hace falta crear una campaña e introducir medidas que ayuden a dado grupo”.

Otro de los pasos importantes es incrementar la llamada alfabetización informacional. Esto significa asegurar que las personas sean capaces de distinguir entre la verdad y una noticia falsa. De acuerdo con psicólogos, lo que puede ayudar en este aspecto son muestras prácticas de cómo funcionan las desinformaciones o, por ejemplo, debates con periodistas.

Autores: Vít Andrle , Romana Marksová
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