La cultura cervecera checa aspira a ser Patrimonio Cultural de la UNESCO
La inscripción de la cultura cervecera checa en el Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO es un objetivo que se han marcado los productores de cerveza de la República Checa.
Los checos son los mayores consumidores de cerveza a nivel mundial y el consumo de esta bebida sigue creciendo a pesar del constante aumento de su precio. El año pasado, por ejemplo, el consumo medio de cerveza fue de unos 136 litros por persona, aunque antes del Covid era seis litros más alto por persona.
Beber cerveza en Chequia es más que una costumbre, es una tradición cultural nacional cuando se está con los amigos. Los productores de esta bebida quieren por ello que la cultura cervecera checa llegue a figurar como Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO. Presentar esa solicitud no será nada fácil, según explicó para la Televisión Checa Martina Ferencová, directora ejecutiva de la Unión Checa de Fábricas de Cerveza.
“No será fácil, porque no se trata sólo de inscribir una determinada categoría de cerveza y su proceso de fabricación. Habría que tomar en cuenta también los aspectos social y cultural, que es una forma de compartir entre las personas. Y no menos importante sería mencionar las materias primas utilizadas, así como a los maestros cerveceros. En caso de que logremos reunir todos estos datos a tiempo, podríamos presentar la solicitud en febrero del próximo año”.
La Unión Checa de Fábricas de Cerveza pidió apoyo en sus esfuerzos a nivel regional y lo consiguió por el momento en Bohemia del Sur. Se espera que pronto cuente también con el respaldo de la región de Pilsen.
Especialmente la cerveza lager checa goza de una gran popularidad a nivel europeo. Cada turista extranjero que visita la República Checa no pierde la oportunidad de probarla en alguna cervecería típica del país, como resaltó para la Televisión Checa Robert Chrt, de la fábrica Budějovický Budvar.
“La cerveza checa tiene una alta calidad y un sabor excepcional. Por ello goza de gran renombre sobre todo a nivel europeo. Su inscripción en la lista de la UNESCO le ayudaría a extender más aún su fama”.
No obstante, debido, para empezar, a la pandemia de coronavirus y luego a la subida de los precios de los alimentos en Chequia, incluida la cerveza, su consumo se está trasladando paulatinamente desde los bares a los hogares. Mientras que en 2019 los checos consumían el 35% de la cerveza en los bares y el 65% en casa, el año pasado el 69% de la cerveza que se consumió provenía de las tiendas y en los bares se bebió sólo el 31% del total.
Además, el paquete de medidas del Gobierno para reducir el déficit ya a partir del próximo año, cuenta con incrementar el IVA a la cerveza consumida en los bares del 10% al 21%. Se espera que con ello aumente nuevamente el precio de la cerveza de barril en los restaurantes y bares, lo que podría traducirse en una nueva reducción del número de consumidores de esta bebida en los bares.
No obstante, la inscripción de la cultura cervecera checa en la lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO podría revertir esos cambios y atraer a cada vez más clientes, tanto nacionales como extranjeros, a las cervecerías checas para conocerla en toda su complejidad y disfrutar de la cultura cervecera local.
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