La cría y consumo de insectos en Chequia avanza lentamente
Los insectos, al igual que la carne, el pescado y los huevos, figuran desde 2020 en la Unión Europea entre los animales de cría para su consumo. Pero a pesar de que los insectos ofrecen muchos beneficios a las personas, en Chequia este tipo de alimento se abre camino muy lentamente.
Unos dos mil millones de personas en el mundo, aproximadamente una cuarta parte de la población mundial, consumen los insectos de forma regular, de acuerdo con datos de la ONU, siendo considerados éstos el producto alimentario del futuro. En Chequia se dedican a la cría de insectos para fines alimentarios tres granjeros por el momento y siete empresas se encargan de su procesamiento. Mensualmente se producen sólo unas cuantas toneladas de insectos para alimentación.
Los checos son más bien tradicionalistas en cuanto a la comida, y tardará algún tiempo a que se identifiquen con esta nueva oferta. Y esto independientemente de que conozcan los beneficios que ofrecen las diversas especies de insectos, como dijo a la Radio Checa Lenka Kouřimská, experta en alimentación y dietista de la Universidad Checa de Ciencias de la Vida (ČZU).
“Lo veo como una posible e interesante contribución para contar con una nueva fuente de proteína. Por otro lado, no creo que los checos dejen de comer sus platos típicos de carne de cerdo para comenzar a consumir grillos con repollo y knedlíky”.
El pionero checo de la cría de insectos para fines alimentarios, Ivan Papoušek, de la ciudad de Jaroměřice nad Rokytnou, insiste en que no se quiere obligar a nadie a cambiar sus costumbres alimentarias, sino que se quiere ofrecer una nueva alternativa.
“No obligamos a nadie a que los insectos se conviertan en su producto alimenticio fundamental. No decimos que no podemos existir sin comer insectos, ni tampoco queremos hacer cambiar los platos de carne de cerdo, por ejemplo, por los insectos. Eso es una tontería. Nuestra ambición es ofrecer una alternativa”.
La granja de insectos de Papoušek debe cumplir con todas las condiciones como los demás agricultores, y mensualmente ofrece al mercado seis toneladas de larvas de gusano de la harina. Este, supuestamente, es ideal para la cría, porque es una especie de escarabajo que no vuela.
Otra ventaja de la cría de insectos es, según el economista Jaroslav Šarf, que en unos 200 metros cuadrados de terreno se pueden producir entre dos y media y tres toneladas de insectos para el mercado al mes, lo que difícilmente se lograría con la cría de cerdos o reses.
Además de los prejuicios de los checos en cuanto al consumo de insectos, su mayor propagación en la República Checa se debe a su alto coste. Por ejemplo, unos 20 gramos de gusano de la harina se vende por cinco euros, lo mismo que un kilo de carne de cerdo. No obstante, de acuerdo con Ivan Papoušek, pionero de la cría de insectos en Chequia, la competición en el mercado hará cambiar esta situación.
“La competencia a nivel europeo avanza rápidamente. Y en este caso será igual que con cualquier otro producto, los precios seguro que irán bajando”.
Para varios cocineros checos, el problema que impide una mayor popularidad de las especies comestibles de insectos radica también en el hecho de que los grillos, las larvas de mosca, los chapulines, los pulgones, los gusanos y los escarabajos casi no tienen sabor. Su preparación requiere un buen adobo y buscar con qué servirlos, lo que saben hacer pocos cocineros checos por el momento.
Según datos de la Universidad Checa de Ciencias de la Vida, en el mundo existen más de 1500 especies de insectos comestibles.