La comunidad venezolana en Chequia alza la voz contra el fraude electoral

La Casa Venezolana en Chequia convoca para este sábado a las 12h una nueva protesta en Praga contra “el fraude electoral y la brutal represión contra el pueblo venezolano” tras las elecciones en el país. Con Valerio Mendoza, presidente de la organización, hablamos sobre la protesta, de qué pueden hacer los checos y por qué el ejemplo de Venezuela es una advertencia para el resto del mundo, incluida Chequia, que también observa retrocesos democráticos en países de su entorno.

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La Casa Venezolana ha convocado para este sábado a las 12 horas del mediodía una protesta en la Plaza Venceslao de Praga. Valerio, ¿qué se denuncia este sábado?  

Valerio Mendoza | Foto: Daniel Ordóñez,

Pues es ya la tercera manifestación de la comunidad venezolana en República Checa ante los hechos que han ocurrido en Venezuela durante las últimas dos semanas. En las elecciones presidenciales, el domingo 28 de julio, ocurrió lo que a todas luces fue un fraude electoral masivo descarado y burdo, y a lo cual siguió una ola de represión muy fuerte que continúa hasta el día de hoy con violación de derechos humanos, mucha censura, etcétera. La comunidad venezolana residente en Praga y en República Checa se va a manifestar para expresar todo su descontento y todo su rechazo a esta situación para exigir libertad, para exigir que se respete la voluntad del pueblo venezolano que se expresó ese día y también para exigir un poco más de atención por parte de la opinión pública checa o por parte de las instituciones checas, las instituciones del Estado checo, para que alcen su voz.

Las serias dudas sobre el proceso electoral en Venezuela no es que provengan de la oposición, sino del Centro Carter, la Unión Europea o la ONU, que dijo este miércoles que “las elecciones en Venezuela carecieron de transparencia e integridad” y que “la no publicación de detalles, sin una entrega de resultados, no tiene precedentes en elecciones democráticas contemporáneas”. Se trata realmente de un caso muy hiriente porque había unas grandes expectativas después de un largo proceso no solo de declive político o social, sino realmente económico, ya que hay importantes carencias, ¿no es así?

Lamentablemente, el pueblo venezolano ha venido sufriendo durante décadas, pero sobre todo los últimos 10 años, un decaimiento de la calidad de vida y un desvanecimiento de los valores fundamentales de la democracia y de los derechos humanos fundamentales que han llegado a un punto límite. Creo que efectivamente había muchas esperanzas y muchas expectativas en lo que pudiera ocurrir en las elecciones del 28 de julio. Es una cosa en la que muchos especialistas coinciden. Hay algo jamás visto en Venezuela y es que las elecciones eran el día domingo, y desde el día sábado a las 9 de la noche, a las 10 de la noche, la gente empezaba a hacer fila en los centros electorales. O sea, desde la noche anterior.

Ese nivel de expectativa, de ansias, esas ganas de participación, de poder influir en el destino propio y el colectivo de la ciudadanía, estaba presente. Y, claro, con este nivel tan descarado y tan irrespetuoso de fraude, se tradujo en esas manifestaciones que hubo el lunes, que hubo el martes, que hubo el miércoles… que fueron manifestaciones en las zonas más populares de Venezuela en las barriadas más pobres, y donde la represión lleva a día de hoy más de 24 asesinados y más de 1300 personas detenidas arbitrariamente, y hay muchos casos, simplemente, de desapariciones. Personas que se las lleva un grupo con la cara cubierta sin ningún tipo de identificación. Y pasan los días y los familiares van a todas las cárceles, a los centros, y nadie les va a decir dónde está la persona. La situación es muy grave.

Son protestas precisamente en esos barrios más populares, los menos favorecidos, que son los que auparon al chavismo y los que lo han apoyado siempre.

“Toda esa base popular que por mucho tiempo creyó en el proyecto chavista como una solución a sus problemas históricos, a día de hoy está completamente desencantada y se siente estafada por un proyecto que prometió mucho y cumplió nada”.

Así es, en muchísimos centros de votación donde tradicionalmente ganaba el chavismo, esta vez el candidato de la coalición democrática Edmundo González ganó y ganó por mucho. O sea, que toda esta base popular que por mucho tiempo creyó en el proyecto chavista como una solución a sus problemas históricos, a día de hoy está completamente desencantada y se siente completamente defraudada, estafada por un proyecto que prometió mucho y cumplió nada, y a día de hoy todos están peor que antes.

Y no solo es que ese sector de la población que siempre votó por el chavismo, ahora votó en contra de Nicolás Maduro, sino que también fueron activistas del proceso electoral, porque en todo este proceso electoral hoy podemos hablar con mucha propiedad de un fraude porque la ciudadanía, junto con la coalición de partidos, se organizó lo suficientemente bien para tener las pruebas. Y muchísimos de esos pequeños héroes civiles que en los barrios fueron capaces de poder conservar las pruebas a pesar de los abusos policiales y de los abusos de autoridad, fueron personas que apoyaron al chavismo.

“Ese sector de la población que siempre votó por el chavismo, ahora no solo votó en contra, sino que también fueron activistas del proceso electoral”.

Aparte, ahora leía, por ejemplo, que en el canal de televisión del Estado han despedido a casi 100 personas, simplemente porque en sus teléfonos tenían una foto o un mensaje que no es del agrado del gobierno. Las represalias, digamos casi venganzas, es como si esta cúpula cívico militar se sintiera herida porque ya no tiene esa lealtad ciega y clientelar de las personas que les votaron en contra.

Incluso otros Gobiernos de izquierda latinoamericanos han puesto en duda los resultados.

Sí, los que siempre han sido considerados aliados del gobierno venezolano, como Brasil, Colombia o México, no solo después de 15 días siguen sin reconocer los resultados que anunció el organismo electoral venezolano, sino que cada vez son más enfáticos no solo en pedir ya los resultados desglosados por centro electoral, por mesa, sino que ya exigen también que cualquier cosa que se publique a estas alturas tenga una auditoría independiente internacional y creíble.

Desde que llegaste a Praga, la comunidad venezolana no ha dejado de crecer, ¿verdad?

Sí, llevo en Praga casi 15 años y justamente por eso en 2020 creamos la Casa Venezolana un grupo de venezolanos que ya teníamos más tiempo. Conocíamos un poco cómo funciona el país y nos empezamos a dar cuenta de que cada vez llegaban más venezolanos y que llegaban en situaciones un poco más precarias, más difíciles, donde los procesos de adaptación se podían dificultar mucho más, y entendimos que quizás algo podíamos hacer por esas personas. Y también que al crecer la comunidad, necesita de espacios o momentos para reconectarse con su cultura, etcétera.

“Que la comunidad venezolana en Chequia ha crecido se nota incluso en cantidad de pueblitos pequeños. O que en la misma ciudad de Praga haya dos restaurantes venezolanos también dice mucho”.

Que la comunidad ha crecido se nota incluso en cantidad de ciudades y pueblitos pequeños, nos vamos enterando de que hay tres familias venezolanas en un pueblito en la frontera con Polonia y cosas así que eran impensables. O que en la misma ciudad de Praga haya dos restaurantes venezolanos también dice mucho de cómo ha ido cambiando ese flujo migratorio.

¿Cuántos de estos venezolanos que se han establecido en la República Checa crees que es debido única y exclusivamente a la situación política o económica de Venezuela?

“Si les preguntáramos a los venezolanos en Chequia si seguirían aquí si las cosas en Venezuela estuvieran mejor, creo la inmensa mayoría respondería que no”.

Yo, sin tener realmente algún tipo de prueba o base argumental de peso, me atrevería a decir que la inmensa mayoría. O sea, tranquilamente el 90% tendrían otra razón de estar acá. Por decirlo de otra forma, si les preguntáramos a esas personas si seguirían aquí si las cosas en Venezuela estuvieran mejor, creo que responderían que no. Entonces, creo que sí está muy conectado a eso, como está conectado en todo el mundo, porque el éxodo venezolano ya pasa de los 8 millones de personas.

¿Qué pueden hacer en este momento los checos y la República Checa por Venezuela?

Yo creo que es muy importante alzar la voz, manifestarse, expresarse desde cualquier ámbito posible. El caso venezolano es muy emblemático. Estamos hablando de lo que en algún momento fue algo cercano a una democracia ejemplar en la región. Todos los exiliados de dictaduras del Cono Sur y también de otros países no latinoamericanos, iban a Venezuela. Con todos los defectos o con todas las debilidades de cualquier sistema, pero llegó a ser algo parecido a una democracia ejemplar que hoy está literalmente en ruinas.

“Para cualquier nación del mundo, Venezuela puede ser un espejo, no hay más que ver, por ejemplo, el contexto centroeuropeo, vecinos de Chequia como Hungría”.

Creo que en unos tiempos donde globalmente la democracia como idea, como concepto, se pone a veces en tela de juicio, donde parece que ciertos populismos y tendencias extremas radicales parecieran querer imponerse sobre la democracia, Venezuela puede ser casi como con un estandarte. Para cualquier nación del mundo puede ser también un espejo, o sea nada más hay que ver, por ejemplo, el contexto centroeuropeo. Mira vecinos de Chequia como Hungría.

“Teniendo en cuenta el pasado reciente de Chequia, hay más razones para identificarse con el caso venezolano”.

Yo creo que teniendo en cuenta el pasado reciente de República Checa, que vivió décadas de un régimen autoritario con el Partido Comunista, hay más razones para identificarse con el caso venezolano y creo que cualquier institución, medio de comunicación o ministerio, cualquier instancia que tenga un canal que pueda ser oída, debería manifestarse para que haya más conciencia sobre el caso venezolano.

¿Qué crees que pasará en el futuro?

Valerio Mendoza | Foto: Daniel Ordóñez,

Creo que es muy incierto. O sea, si yo soy honesto, a nivel personal es como una diatriba con un optimismo fundado porque creo que lo que ocurrió el 28 de julio no tiene precedentes, lo que comentaba del nivel de organización ciudadana y colectiva que se llevó a cabo para estas elecciones. A pesar de todos los intentos de destruir esos tejidos sociales, esos tejidos de coordinación y cooperación de la ciudadanía, están vivos y están activos. Yo creo que algo que ha resistido esos 25 años te dice que hay como una reserva de no sé, de fe, de creencia en la democracia y de aspiración a un futuro digno, y eso te da peso para pensar que el cambio es posible.

“A pesar de todos los intentos (del chavismo) de destruir los tejidos sociales, de coordinación y cooperación de la ciudadanía, estos están vivos y activos. Algo que ha resistido esos 25 años te dice que hay como una reserva de fe, de creencia en la democracia y de aspiración a un futuro digno, y eso da peso para pensar que el cambio es posible”.

Creo que también cuando analizas el comportamiento de esa cúpula que está en el poder, esa carencia total de escrúpulos, completamente convencida de permanecer en el poder sin importar la cantidad de muertos, de presos, eso también hace entender que es difícil el cambio.

Pero como yo lo veo, sin ser analista político ni nada, que hay dos fuerzas: la fuerza de la legitimidad popular, la fuerza de un país, porque cuando hablas de que un candidato saca más del doble de votos que otro candidato, no estamos hablando de dos mitades, sino que es básicamente un país contra un grupito. Pero ese grupito tiene las armas, no tiene escrúpulos y controla las instituciones del Estado. Así que es difícil ver hacia dónde se va a inclinar la cosa por ahora, pero bueno, creo que por defecto de fábrica de finales siempre soy más optimista que otra cosa.