La Cámara Baja decide no disolverse y aguantar hasta las elecciones de 2014
La Cámara de Diputados de la República Checa ha decidido este miércoles no disolverse y aguantar por tanto hasta las próximas elecciones, lo que garantiza al gobierno tecnócrata de Jiří Rusnok al menos un año de gestión, a pesar de no contar con el apoyo de ningún grupo parlamentario.
Así explicó en su intervención parlamentaria poco antes de la votación el presidente de los socialdemócratas Bohuslav Sobotka, las razones para la disolución de la Cámara.
“Si no somos capaces hoy de aprobar la disolución de la Cámara Baja y convocar elecciones para septiembre de este año, entonces nos espera otro periodo de inestabilidad e inseguridad, en el que el peor de los casos nos esperaría la sucesión de tres gobiernos”, advirtió.
En contra se han mostrado los partidos que formaban la coalición de Gobierno de centro-derecha que dominaba el Ejecutivo hasta el mes pasado, es decir, el Partido Cívico Democrático, TOP 09 y LIDEM.
El resultado de la sesión de este miércoles otorga por tanto seguridad al nuevo Gobierno tecnócrata presidido por Jiří Rusnok, que si no pasa nada extraordinario dirigirá el país hasta las próximas elecciones generales, planeadas para otoño de 2014. Aunque es previsible que la Cámara no le muestre su apoyo, Rusnok puede ser propuesto de nuevo por el presidente, quien además no tiene ningún plazo para hacerlo y virtualmente puede dejar a este gabinete en el poder de forma indefinida.Rusnok fue nombrado unilateralmente al cargo por el presidente del país, Miloš Zeman, después de que el Gobierno de Nečas cayera el 17 de junio debido a un escándalo de abuso de poder y tráfico de influencias. De esta manera el actual gobierno no goza del favor de la Cámara Baja ni de ningún partido parlamentario, dándose la paradoja de que son precisamente los partidos recientemente desalojados del poder los que han impedido que haya nuevas elecciones y por tanto los que han fijado a Rusnok en su nuevo puesto.
Esta situación se explica por la debacle electoral que esperaría a estos tres partidos. Según las encuestas LIDEM no conseguiría representación parlamentaria y los cívico-demócratas quedarían reducidos a cuarta fuerza política. Los partidos de derecha alargan así su influencia en la Cámara Baja, vital por ejemplo en los próximos debates sobre la Ley Presupuestaria, y sus diputados se garantizan un año más de sueldo. Los partidos de izquierda, por su parte, se verían beneficiados por unas nuevas elecciones, que en principio les permitirían aumentar su peso en la Cámara de Diputados.