La Cámara Baja checa decide sobre su disolución

Foto: ČTK

La Cámara de diputados checa decidió este martes autodisolverse, después de unas tres horas de arduos debates sobre el tema. Este paso, impulsado por los partidos de izquierda, persigue poner fin a la crisis política que atraviesa el país. La medida debe ser confirmada todavía por el presidente de la República, quien adelantó que la ratificaría cuanto antes para abrir el camino a las elecciones anticipadas.

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Por primera vez en la historia de la República Checa, los legisladores aprobaron la disolución de la Cámara Baja del Parlamento. Ese es el resultado de una crisis política que comenzó con la caída del Gobierno de coalición de Petr Nečas, causada por un caso de abuso de poder y corrupción en el que figuran también algunos cercanos colaboradores del primer ministro.

La mayoría de los miembros de la Cámara de diputados votó a favor de su autodisolución, según anunció en la sesión Lubomír Zaorálek, vicepresidente de este órgano de Poder Legislativo.

“A favor de la autodisolución votaron 140 diputados, en contra siete y seis se abstuvieron. Puedo constatar que la Cámara de diputados propone al presidente de la República que, en base al artículo 35 de la Constitución checa, proceda a la disolución de la Cámara Baja”.

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La disolución de la Cámara Baja debe anunciarla oficialmente el presidente de la República y establecer la fecha de las elecciones parlamentarias anticipadas, que deben efectuarse a más tardar 60 días después de ratificar el mandatario la disolución de la Cámara de diputados. El presidente, Miloš Zeman, había adelantado que los comicios podrían celebrarse el 25 y 26 de octubre.

Para poder disolverse la Cámara Baja se necesitaba la aprobación de esta medida por 120 diputados como mínimo. Los analistas aseguraban con antelación que los legisladores aprobarían su autodisolución, aunque el Partido Cívico Democrático trató de postergar ese paso hasta septiembre, para que los legisladores alcanzaran a debatir algunas leyes de importancia como la normativa relativa a las fuentes de energía renovables y otras que atañen el sector impositivo.

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Antes de la votación, los diputados cívico-demócratas prefirieron abandonar la sesión de la Cámara, como explicara Lenka Kohoutová, miembro de la dirección de la facción parlamentaria del Partido Cívico Democrático.

”Nuestro partido decidió retirarse a modo de protesta contra el aceleramiento del proceso de disolución por considerar mucho más importante la aprobación de algunas leyes que ahora quedan en el aire. Además, consideramos que con la disolución de la Cámara Baja desaparecen los mecanismos de control de los que ésta dispone. De esta manera, nadie controlará ahora los pasos del Gobierno interino de Jiří Rusnok, impuesto por el presidente Zeman”.

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Después de la votación sobre la disolución de la Cámara Baja, su presidenta, Miroslava Němcová, del Partido Cívico Democrático, señaló estar convencida de que los legisladores cometieron un gran error, porque dieron otro paso hacia la inestabilidad política. En el futuro eso será valorado negativamente por la opinión pública, insistió Němcová y añadió que los legisladores deberían cumplir sus tareas hasta el final de su período electoral y no desistir voluntariamente a ese compromiso con el electorado.

Mientras tanto, el presidente de la República, Miloš Zeman, anunció que tiene previsto reunirse este viernes con representantes de los partidos parlamentarios para acordar la ratificación de la disolución de la Cámara Baja y determinar la fecha de las elecciones parlamentarias anticipadas.

La actual Cámara Baja checa estuvo en funciones tres años con poco menos de tres meses. Además, es la primera Cámara, cuyos dos legisladores están en la cárcel. David Rath del Partido Socialdemócrata está en prisión preventiva siendo investigado por corrupción, y Roman Pekárek, antiguo miembro del Partido Cívico Democrático, fue condenado por corrupción.