La agresión de Rusia a Ucrania aviva los recuerdos de agosto de 1968
El 21 de agosto, Chequia recuerda los 54 años de la invasión por las tropas del Pacto de Varsovia. Al igual que en el caso del actual ataque a Ucrania, el Kremlin justificó la invasión a Checoslovaquia como una forma de ayuda. La vida de muchos checoslovacos se volvió un infierno después de la invasión del 68 y no es de extrañar que la agresión rusa haya despertado en los testigos de la época recuerdos e inquietud.
Se trata de “una operación militar especial” y una ayuda para “desmilitarizar y desnazificar” Ucrania, justificó Vladímir Putin el ataque a su país vecino el 24 de febrero de 2022. Similares argumentos fueron pronunciados por el Kremlin también tras el 21 de agosto de 1968, cuando Checoslovaquia fue invadida por aproximadamente 100 000 soldados y centenares de tanques de las tropas del Pacto de Varsovia, que supuestamente llegaron a ayudar al país amenazado por una contrarrevolución contra el régimen comunista.
Božena Prokopová apunta que la invasión rusa a Ucrania despertó en ella vivos recuerdos del miedo que se apoderó de ella cuando era niña.
“Cuando se produjo la invasión, yo tenía 13 años y estaba en Moravia en casa de mis abuelos. Mi abuelo escuchaba la radio con lágrimas en los ojos. No se podía creer lo que estaba ocurriendo. Para ellos Rusia era el país libertador de la Segunda Guerra Mundial. Se me quedó grabado el sonido de los aviones militares y este recuerdo reapareció después del ataque de Rusia a Ucrania. Nuestro país empezó a suministrar armas a Ucrania y, aunque no estoy segura, tal vez aviones. Siempre que escucho el estruendo de los aviones, vuelvo a sentir el miedo que tenía de niña y entiendo que para la gente de Ucrania tiene que ser muy difícil”.
Socialismo con piel de gallina
Uno de los motivos para la intervención militar de Rusia en Checoslovaquia fue el proceso conocido como la Primavera de Praga, que aflojó las riendas del rígido régimen comunista y brindó a los checoslovacos la libertad de prensa y una mayor facilidad para viajar al extranjero, entre otros. Esta liberalización y la gran esperanza del pueblo checoslovaco se convirtió de la noche a la mañana en “un socialismo con la piel de gallina”.
En la invasión de Checoslovaquia participaron unos 750 000 soldados y 6000 tanques que causaron la muerte de cien personas e hirieron de gravedad a unas 500.
Uno de los principales protagonistas de la Primavera de Praga, Alexander Dubček, fue sustituido en abril de 1969 por Gustáv Husák, que obedeció las órdenes de los líderes soviéticos y suspendió todas las reformas liberales impuestas por su antecesor. Este proceso conocido como “la normalización” implicó también una purificación de los supuestos enemigos del régimen comunista que, igualmente que en los rígidos años 50, mandó a la élite checoslovaca a trabajar a fábricas y almacenes. Más de 500 000 personas fueron trasladadas a puestos menos atractivos. Por ejemplo, el disidente que después fuera primer presidente de la Checoslovaquia postcomunista, Václav Havel, tuvo que cambiar su oficio de dramaturgo por un puesto de obrero en una cervecería.
Por su parte, el periodista Luboš Příhoda, fue inmediatamente despedido después de oponerse a la invasión y volver a encontrar trabajo fue toda una odisea. Una situación complicada, ya que quien no trabajaba ni estudiaba podía ser persegudio por “parasitismo”.
“Los empleadores tenían miedo de contratar a personas perseguidas por el régimen. Yo estaba buscando cualquier cosa. Me quedé parado durante un mes y cuando pedí el subsidio de desempleo, me dijeron que por motivos políticos no me correspondía nada más. Al final encontré trabajo como obrero auxiliar en la Cooperativa Agrícola Unitaria de la ciudad de Liberec”.
La normalización afectó también a las filas del Partido Comunista, que perdió casi a una tercera parte de sus miembros. Por su parte, el Ejército expulsó aproximadamente a 6000 soldados que habían condenado la invasión soviética. Las autoridades comunistas provocaron también el desperdicio de numerosos talentos, cuando impidieron a los hijos de padres cuya actitud política no correspondía con la doctrina del régimen que estudiaran en universidades. La invasión provocó, además, una enorme fuga de cerebros. Más de 60 000 checoslovacos emigraron al extranjero para evitar el acoso del régimen. Muchos checoslovacos simplemente no regresaron de sus vacaciones de verano en Yugoslavia y de los países occidentales y otros tomaron las cosas indispensables y abandonaron al país. En total, más de 300 000 checoslovacos emigraron al extranjero.
La época de la normalización se prolongó hasta el año 1989, cuando el desacreditado régimen comunista se derrumbó definitivamente. Las tropas soviéticas permanecieron en Checoslovaquia durante dos décadas y se retiraron en 1991.