Jaromír Honzák, una figura clave del jazz checo
El último trabajo del Jaromír Honzák Quintet ha sido declarado recientemente álbum del año por la Sociedad Checa de Jazz. Se trata no solo del reconocimiento a una obra de extraordinaria capacidad compositiva, sino el fruto de una larga e influyente carrera profesional.
El disco ‘Little Things’ consiguió poner de acuerdo a los más de 30 músicos y diversos propietarios de clubes de jazz, publicistas y productores discográficos que participaron en la encuesta de la Sociedad Checa de Jazz. Se trata de una obra compuesta por el veterano contrabajista checo Jaromír Honzák e interpretada con ayuda de sus músicos colaboradores, de nacionalidad checa, polaca y estadounidense.
Se trata de su tercer trabajo de autor, precedido por ‘Getting There Together’ (1995) y ‘Earth Life’ (2000). Y es que con sus más de 50 años, la carrera musical de Honzák parece engañosamente breve. Realmente mamó de la música desde la cuna. Su padre lideraba una orquesta de swing y su tío Jaromír fue uno de los principales saxofonistas checos de los años 50 y 60. A los 14 años ya tocaba el bajo y posteriormente no dudó en hacer estudios musicales.
Honzák llegó a colaborar con los hermanos Eben y tocó el bajo en numerosas formaciones durante los años 80, entre las que destaca por su gran influencia Naima, en la que estuvo en activo hasta 1987. Sin embargo el punto de ruptura, que dividió su carrera en dos y le hizo ser lo que es ahora, fue su estancia en Estados Unidos.
Con la caída del comunismo, en 1989, Honzák obtuvo una beca para estudiar jazz en Boston, en el Berklee College of Music. Allí, según sus propias palabras, amplió sus horizontes musicales, exploró nuevos caminos y aprendió a unir racionalidad y creatividad a la hora de componer. El resultado fue un Jaromír Honzák maduro musicalmente y con la formación adecuada para componer sus propias obras y liderar una banda acorde a sus necesidades.
Y fue también en Boston, entre sus compañeros de estudios, donde conoció a la mayor parte de músicos que colaboran actualmente con él, la mayoría de la escena polaca, de la que Honzák es un gran admirador.
Ahora, agarrado a un contrabajo y no a un bajo eléctrico, dedicado al jazz pero como él dice, “sin fundamentalismos”, Honzák se ha convertido en un personaje irremplazable del jazz checo y un mentor de toda la nueva generación de jóvenes músicos que intentan abrirse camino en los clubes de Praga.
Esta figura de padrino no es únicamente simbólica. Jaromír Honzák es también director del departamento de jazz del conservatorio de Jaroslav Ježek, por lo que además de tocar y componer, enseña. Y para él, enseñar es otra forma de aprender. Y es que, según dice, el jazz es personalísimo, más que un estilo, una manera de componer, y para profundizar en él, hace falta entrar en contacto con otros.
Foto: www.jaromirhonzak.com